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ANÁLISIS
Escribe Alonso: Los minerales en cada era de la civilización
EL TRIBUNO/MINING PRESS
05/07/2021

RICARDO ALONSO *

El siglo XXI representa la confluencia de todas las edades civilizatorias del hombre.

Las edades que fueron definiendo a la civilización desde sus orígenes tuvieron a las rocas, los minerales o sus aleaciones como marca identificadora.

Así se habla de una Edad de Piedra, una Edad de Bronce y una Edad de Hierro entre las más notables. Pero estas edades, basadas siempre en el uso mayoritario de un determinado mineral o elemento químico fueron en realidad muchas más.

 

La edad de piedra

El hombre es el único animal que cocina, que dominó el fuego y construye sus propias herramientas. En cada etapa de su progreso evolutivo tuvo que hacer uso de las rocas, de los minerales y de los elementos químicos que le brindaba la naturaleza.

Primero fue la piedra y mejor aún una característica de ciertas rocas silíceas duras que le permitieron obtener bordes afilados para matar y despellejar animales.

En África se conocen picaderos de rocas rotas para obtener su fractura concoidea desde unos 3,3 millones de años atrás.

Paleolítico, mesolítico y neolítico hacen referencia al uso de las rocas en distintas edades del hombre. Con la piedra el hombre se proveyó de albergue, armas y utensilios. Más tarde, en su etapa sedentaria, de los primeros elementos de labranza. La edad de la Piedra no se agotó en aquellos tiempos primigenios, sino que, por el contrario, continuó activa a lo largo de las distintas épocas y con ella se hicieron grandes templos en China, Egipto, Grecia, Roma y, en América, las soberbias construcciones de aztecas, mayas e incas. Todavía hoy se levantan en el mundo complejos urbanísticos donde las rocas juegan un rol esencial.

 

Bronces y cerámicas

La segunda edad es la del bronce y hace referencia a una clásica aleación entre cobre y estaño. Bronce es un reduccionismo ya que muchas menas minerales donde existe el cobre combinado con otros minerales no ferrosos pueden ser fundidas a un punto de fusión relativamente bajo obteniendo una colada de metal fácil de trabajar.

O sea que hay muchos tipos de bronces y los distintos pueblos de la Tierra, en ambos hemisferios, supieron usufructuarlos para construir sus armas y sus herramientas.

Luego de la piedra y al unísono con el bronce surge algo más simple y es que el hombre descubre la versatilidad del barro común o sea de las arcillas para amasarlas con agua, convertirlas en una materia plástica y luego endurecerlas al fuego para obtener las cerámicas rojas.

El barro cocido forma parte de otra de las edades ya que con él logró construir toda clase de recipientes, ladrillos, tabletas para el grabado cuneiforme, urnas funerarias, etcétera.

A lo largo y ancho del planeta, desde las primeras tierras cocidas hasta las variadísimas cerámicas actuales, los silicatos cumplieron su rol. Cerámicas que abarcan desde tejas o ladrillos, pasando por sanitarios vidriados, tazas y platos, hasta piezas de motores o cuchillos especiales.

 

El salto industrial

Luego de la piedra y del bronce le llegó su turno al hierro. Esto en razón de que por su alto punto de fusión no fue fácil domeñarlo. Los pueblos de Asia y Europa hicieron un uso extensivo del hierro. No así en América donde arribó con la llegada de los españoles en 1492.

Recién en 1700 el padre Antonio Sepp logró fundir hierro en las misiones jesuíticas guaraníes. El uso masivo del carbón de piedra como fuente de energía abriría una nueva edad sin nombre.

Hierro y carbón fueron los pilares en que se asentó la Revolución Industrial. El carbón generó electricidad y también el vapor de las locomotoras que a través de miles de kilómetros de riel cambiaron el paradigma continental del flujo de mercaderías.

La humanidad todavía guarda reservas extraordinarias de hierro bandeado (BIF) en los yacimientos proterozoicos de algunos núcleos continentales y también gigantescas reservas de carbón formadas en el tiempo geológico que lleva su nombre: Carbonífero.

Hierro y carbón dieron nacimiento a la edad del Acero. Su uso masivo arrancó en el siglo XX con la construcción de grandes edificios, puentes y otras obras mayores. El acero común se complejizó enormemente con la aplicación de distintos metales que le dieron resistencia, elasticidad, dureza, inalterabilidad y otras características físicas y químicas.

Entre esos metales se tiene vanadio, tungsteno, molibdeno, cromo, níquel, manganeso, y muchos más. Cemento y acero fueron los pilares con que se construyeron las megaobras humanas alrededor del mundo.

 

Del petróleo al uranio

La era o edad del Petróleo comercial arrancó en la segunda mitad del siglo XIX con el "Pozo Drake" de Estados Unidos (1859). Desde entonces el petróleo ha movido el planeta como combustible, desde el automóvil hasta toda clase de medios de transportes (aviones, barcos, trenes, camiones, autobuses, motocicletas); ha generado energía eléctrica y fue la base de la petroquímica en el amplio mundo del plástico.

La edad del Aluminio comenzó en 1886 cuando se logró aislar el metal de la bauxita, un barro fósil de origen tropical. El aluminio forma aleaciones duras, ligeras y resistentes a la corrosión. El desarrollo de la aviación tuvo al aluminio como metal fundamental al igual que la conservación de alimentos y bebidas. Para lograr una tonelada de aluminio se necesita el triple de energía que para una de acero. De allí que el aluminio sea altamente reciclable.

Si bien el uranio fue descubierto en 1789 y la radiactividad en 1896, la era del Uranio comenzó en la década de 1940 cuando detonaron las bombas atómicas que hicieron temblar de miedo al género humano por su poder destructivo.

Durante más de un siglo, antes de su uso militar, el uranio se utilizó para dar el color naranja brillante en el vidriado de la vajilla.

Todavía hay platos y tazas, que fueron fabricados hasta mediados del siglo XX, con esa particularidad.

Con el advenimiento de la electrónica moderna, en especial discos magnéticos y pantallas a colores, tomaron fuerza las llamadas Tierras Raras, un conjunto de elementos químicos del grupo de los lantánidos. Estos son lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y van desde el número atómico 57 al 70 en la tabla periódica de Mendeléiev. De ellos el prometio es el único radiactivo. Con el prometio se fabrican baterías para satélites, audífonos o marcapasos que tienen la característica de la durabilidad.

Las baterías de prometio tienen una carga un millón de veces superior a las convencionales. China es el país con mayores recursos de tierras raras a escala mundial. Desde que comenzaron a usarse intensivamente en la década de 1980, estos elementos químicos se han vuelto imprescindibles para las modernas tecnologías.

En el siglo XXI tomó auge el uso del litio en baterías recargables de celulares, computadoras personales y vehículos eléctricos. 

 

Futuro abierto

No se sabe si el litio marcará una nueva era en el uso de minerales y elementos químicos o será reemplazado por otros elementos en el futuro. Mientras tanto, tierras raras y litio, junto al cobalto, grafito, cobre, oro y plata están marcando una tendencia en el uso de minerales para las nuevas tecnologías.

Desde la piedra en adelante, la civilización avanzó incorporando nuevos minerales, elementos químicos o aleaciones. El bronce es una aleación, el hierro es muy raro nativo pero se lo obtiene de diversos minerales que lo contienen, el aluminio tampoco está nativo y hay que extraerlo usando energía y fundentes especiales, el carbón y el petróleo yacen como se formaron y, el uranio, fue el último de los elementos naturales descubiertos.

Luego se consiguieron nuevos elementos químicos en el laboratorio, por reacciones nucleares o en los aceleradores de partículas. La tabla periódica tiene hoy 118 elementos, el último de ellos el ununoctio. Lo que depara la química de los nuevos elementos es aún un misterio insondable en la evolución de la humanidad.

* Doctor en Ciencias Geológicas


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews