TRISH SAYWELL

Hace cuatro años, los argentinos eligieron a Mauricio Macri como su presidente en su promesa de arreglar la problemática economía del país después de 12 años de gobierno populista con Cristina Fernández de Kirchner y su esposo Néstor Kirchner.

Macri, que proviene de una familia acomodada y fue el primer presidente de centro derecha en liderar a Argentina desde su regreso a la democracia en 1983, asumió el cargo en diciembre de 2015.

El minero del norte pasó varias semanas en el país después de su elección, entrevistando a abogados, economistas, contadores, diplomáticos, ejecutivos de minería y funcionarios del gobierno, todos los cuales expresaron optimismo de que Macri podría poner en forma las finanzas del país y atraer más inversión extranjera.

Durante su mandato, el político favorable a los negocios y al mercado eliminó los controles de capital y las restricciones a las importaciones y el acceso a divisas. También llegó a un acuerdo con los acreedores remanentes del incumplimiento de la deuda argentina en 2001, devolviendo el país a los mercados internacionales de deuda.

Pero en las elecciones del 27 de octubre, los peronistas volvieron al poder con Alberto Fernández, un profesor de derecho, y su compañera de campaña vicepresidencial, la ex presidenta Cristina Fernández. (Los dos no están relacionados).

Fernández ganó la presidencia con el 48% de los votos frente al 40% de Macri.

Macri no pudo convencer a los votantes para que le dieran más tiempo para implementar reformas estructurales y crear la base para un crecimiento económico sostenible. El país cayó en una profunda recesión el año pasado, y muchos argentinos se sienten peor hoy que en 2015. Se estima que un tercio de la población vive en la pobreza, el desempleo es de dos dígitos (10,6% en el segundo trimestre), y la inflación alcanza aproximadamente el 53%. Ahora se necesitan 59.92 pesos argentinos para comprar un dólar estadounidense. Cuando Macri asumió el cargo, un dólar estadounidense equivalía a 9.78 pesos argentinos.

Sus recortes a los subsidios, que aumentaron el costo del transporte y los servicios públicos, fueron impopulares y, junto con la hiperinflación, erosionaron el poder adquisitivo. Su decisión el año pasado de obtener un rescate de $ 57 mil millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudar a cubrir el déficit presupuestario y cumplir con los pagos de la deuda también resultó ser muy impopular. Muchos argentinos desprecian al banco, y se lo culpa ampliamente por el colapso económico del país y el incumplimiento de $ 100 mil millones en 2001.Fernández ha dicho que renegociará los términos de la línea de crédito del FMI, especialmente las demandas de austeridad que conlleva. Pero queda por ver si volverá a las políticas intervencionistas y proteccionistas y los generosos subsidios y gastos de asistencia social del gobierno de Cristina Fernández 2007-2015.

El nuevo presidente sirvió en el gobierno de Cristina Fernández como jefe de gabinete por un tiempo, pero tuvo una discusión con ella sobre los aranceles sobre los productos agrícolas y dejó su cargo en 2008. Antes de eso, fue jefe de gabinete bajo su difunto esposo y ex presidente , Nestor Kirchner, quien gobernó desde 2003 hasta 2007.

Fernández aún no ha presentado un plan económico detallado, y tendrá que maniobrar entre varias facciones de la coalición que lo pusieron en el poder. Si bien muchos lo consideran más pragmático y moderado en cuestiones económicas que Cristina Fernández, ella tendrá influencia en la administración y él estará bajo presión para demostrar que está firmemente a cargo.

Stratfor, un grupo de inteligencia geopolítica en Texas, dijo en una nota que Fernández "planea trabajar con compañías locales y extranjeras para congelar por seis meses los precios de los alimentos y otros productos", y se ha "comprometido a impulsar el consumo interno al aumentar los salarios en los sectores público y privado por encima de los niveles de inflación, lo que probablemente empuje la inflación hacia arriba ".

Un día después de los resultados de las elecciones, el banco central de Argentina impuso controles de capital para proteger las reservas del país, restringiendo la cantidad de moneda extranjera que los argentinos podrían comprar a US $ 200 por mes, por debajo de los US $ 10,000.

Los controles de capital dificultarán a las multinacionales la repatriación de ingresos.

"La prueba de fuego de Fernández será cómo se las arregla para promover la inversión en Argentina y al mismo tiempo manejar la débil situación económica", dijo a The Northern Miner Ignacio Celorrio, abogado y socio de la firma de abogados con sede en Buenos Aires .

A pesar de la incertidumbre, Fernández aparentemente ha manifestado su apoyo al sector extractivo de Argentina.

"Será un gran defensor político de la minería, ya lo ha dicho varias veces", dice Celorrio. "También ha dicho que planea promover la inversión y el desarrollo en el sector del petróleo y el gas, por lo que existe la tendencia de que tratará de atraer inversiones en los recursos naturales de Argentina en general como fuente de exportaciones y divisas".