Según reporta el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) en Chile, la actividad reciente del volcán Calbuco registró en las últimas horas una tendencia a la baja.
En su más reciente reporte, la entidad señaló que el nivel de sismicidad en el coloso que entró en erupción el miércoles pasado es “similar a la observada el día anterior, con tendencia a la baja”.
Añadió que el tremor, que evidencia el movimiento del magma dentro del “edificio volcánico” del Calbuco, presenta una “intensidad moderada, con un promedio de seis sismos de fracturamiento de rocas por hora”.
“La fumarola continúa de manera más débil, con emisión de ceniza en declinación”, acotó el organismo público, el cual mantuvo la recomendación a las autoridades de continuar con la restricción de 20 kilómetros en torno al volcán.
El Calbuco registró dos erupciones de magnitud, el miércoles y el jueves pasados, por lo que fueron evacuadas más de cuatro mil personas que viven en los alrededores del macizo, ubicado en la Región de Los Lagos, unos mil kilómetros al sur de Santiago.
Enterrado por las cenizas del volcán Calbuco, Ensenada se ha convertido en un pueblo fantasma. Sus habitantes, evacuados, sólo pueden ir unas horas al día, para trabajar en limpiar cenizas y dar de comer a sus animales.
"Con mi familia, nos estamos alojando en un refugio. Nuestra vivienda quedó sin acceso. Todas las mañanas vamos en 4x4 manejando hasta unos 700 metros de la casa. Tratamos de despejar las cenizas, que siguen cayendo todos los días", le dijo a BBC Mundo el dueño de la Ferretería Ensenada.
La comunicación telefónica cuando se trata de hablar con los afectados es terrible.
"El problema más grave es que no hay agua, se secó el pozo", acertó a decir antes el comerciante antes de que se cortara la llamada. Él, como sus vecinos, está refugiado en un liceo de Puerto Varas, a unos 60 kilómetros de Ensenada.
A orillas del lago Llanquihue y virtualmente al pie del Calbuco, el pueblo consiste básicamente en unos pocos restaurantes, varios hostales y cabañas, y tiendas de turismo de aventura.
También hay algo de agricultura, piscifactoría y ganadería en este rincón de Chile con aires de paraíso que ha visto cómo precisamente uno de sus mayores atractivos, el volcán, se ha convertido en su condena.
Sus habitantes sólo pueden regresar a sus casas y negocios para, con sus máscaras protectoras, limpiar durante unas pocas horas.
Tras la erupción del jueves, la columna de cenizas alcanzó los 20 kilómetros de altura. Las autoridades estiman que en la zona han caído más de 200 millones de metros cúbicos de ceniza. Y sigue cayendo.
Por eso no han levantado la alerta roja ni la prohibición de regresar al lugar porque el volcán sigue activo y no ha pasado el riesgo de nuevas erupciones.
Pero el mayor temor de los vecinos es la lluvia. Si llueve, se podrían crear peligrosos deslizamientos de lodo.
De eso tenemos el precedente del volcán Chaitén, en mayo de 2008. Entonces, a más de dos semanas de lluvia de cenizas se unió el agua caída para prácticamente destruir la localidad cercana.
El Calbuco, ya había entrado en erupción en 1961 y mostró algo de actividad en 1972, es el segundo volcán que entra en erupción en Chile desde que el 3 de marzo lo hiciera el Villarica. En el país hay 90 activos.
Los techos de algunos negocios terminaron derrumbándose por el peso de la ceniza acumulada. Además, temen por el destino del ganado.
El gobierno anunció que ofrecerá compensaciones a agricultores y campesinos afectados. Piscifactorías y otros negocios también se han visto golpeados por la situación.
"Dependemos completamente del turismo y en este momento el lugar, que es uno de los más bonitos de Sudamérica, está completamente de color café", le dijo a BBC Mundo César Elgueta, dueño de un restaurante en Ensenada.
"Todos los días vamos con palas y escobas para sacar la ceniza. Mi casa está en Puerto Varas y por eso no estoy tan preocupado como algunos de los locales que temen perder todo".
Y también se vieron afectadas algunas viviendas. "Aquí no hay nada más que hacer, rescatar lo poco que puedas y salir adelante. Y no hay más palabras. Lo que pasó está a la vista y esta casa no sirve para nada", le dijo a la agencia AP Andrés Reyes.
Embarcados en la inmensa tarea de recuperar la antigua apariencia de un lugar enterrado en ceniza, muchos esperan la llegada de maquinaria pesada.
"Ahora tenemos que pensar en el futuro. Esperamos que en dos meses Ensenada pueda volver a la normalidad. Pero depende de si el volcán nos deja en paz", le dijo Pedro González a la AFP.
El paisaje que hoy ofrece Ensenada sigue siendo desolador. La localidad se convirtió en epicentro de las crecidas de ríos y la intensa caída de cenizas tras el violento despertar del volcán Calbuco. Entre los principales problemas está los efectos que la erupción tendrá en la agricultura y la ganadería.
El presidente de Agrollanquihue (Asociación de Agricultores de la Provincia de Llanquihue), Rodrigo Lavín, señala que “esto es mucho más grave de lo que estimábamos. Hay que sacar los animales lo más pronto posible. Visité a un par de socios y conté más de 400 vacunos, por lo tanto, son muchos más los que no han podido salir. Aquí no van a sobrevivir”.
Según la Seremi de Agricultura, son más de 45 mil animales (mayores, menores, aves y mascotas) los que están expuestos a las cenizas en Puerto Varas, Puerto Montt, Puerto Octay y Puyehue.
“Estamos dando fardos mientras los agricultores hacen la gestión para trasladar a los animales, porque en la zona roja no va a salir forraje de nuevo. Algunos creen que sí, nos ha costado convencerlos”, señaló Pamela Bertin, seremi de Agricultura de Los Lagos.
Sin embargo, sacar los animales es complejo, tanto así que en Petrohué, debido al aislamiento, soltarán los animales hacia zonas altas, sin cenizas, como única opción.
Según Agrollanquihue, hay animales en plena producción que deben ser ordeñadas, de lo contrario pueden enfermar o morir. Ahora esperan una ayuda más enérgica de las autoridades. “Esta tierra ya está muerta. Hay 50 centímetros de cenizas que el agua no podrá lavar en muchos años. Hemos repartido fardos, bolos de silos y dinero que, como socios, hemos juntado, y muchos se las han arreglado en forma particular”, puntualiza Lavín.
Para enfrentar esta situación se creó un comité de emergencia agrícola y pesquero, que abordará también los daños a la piscicultura. “Estamos evacuando 11 millones de peces, sin embargo, el impacto es muy inferior en proporción al total de la industria del salmón”, dijo Eduardo Aguilera, director de Sernapesca X Región.
Otro sector afectado es el turismo. Son 100 los hospedajes y restaurantes de Ensenada destruidos por el peso de las cenizas. “Un 35% de las reservas se han cancelado. Ensenada parece un desierto, pero la infraestructura hotelera que circunda el lago sigue operativa”, señaló Marcelo Salazar, vicepresidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Puerto Varas. “Una vez que se haya dado término a la alerta roja intensificaremos las acciones de promoción”, anunció la subsecretaria de Turismo, Javiera Montes.
Lluvia ácida
En tanto, según la Dirección de Meteorología, este jueves y viernes caerán chubascos débiles en la zona del macizo, una cantidad menor que disminuiría los efectos de lahares y de una eventual lluvia ácida, la que se genera al mezclarse los gases del volcán con el agua (ver infografía).
“Estas precipitaciones (lluvia ácida) como tal son imperceptibles para el humano y le hace más daño al medioambiente que al ser humano mismo, en esta etapa. Todo esto, eso sí, dependerá de la concentración de los gases y del tiempo de exposición”, explicó Manuel Oyarzún, médico de la Academia Chilena de Medicina.
El experto agregó que existe una segunda etapa, donde la acidez de la lluvia llega al suelo y se combina con los metales tóxicos que están en las cenizas, como mercurio o plomo. “Estos metales pesados se vuelven más solubles y, por tanto, se convierten en una partícula más sólida. Dicha sustancia es más dañina ya que podría depositarse, al inhalarse, en los bronquios o pulmones del ser humano”. Además, al caer las sustancias en ríos o caudales “los peces se contaminan y si estos son ingeridos por el humano se produce un mayor riesgo” agregó Juan Carlos Ríos, subdirector del Centro de Información Toxicológica de la U. Católica (Cituc).