El grupo Glencore solicitó un nuevo procedimiento de crisis ante el Ministerio de Trabajo de la Nación, según informó el gremio. El precio internacional del zinc se derrumbó, pero a pesar de semejante panorama, no hay personal cesantes.
Desde hace más de un mes, la firma Ar Zinc SA, primer y único productor electrolítico de zinc en el país, tiene uno de sus principales hornos sin funcionar a razón de desperfectos técnicos, y ello hace que la producción de casi todo el predio industrial se haya paralizado desde principios de diciembre. El sector dedicado a la fabricación de ácido sulfúrico pudo resistir un poco más, pero a los días, también se los sumó en esta decisión unánime.
En consecuencia, la dirección determinó adelantar las vacaciones a todo el personal y, una vez tomadas, se comunicó el pago de salarios sin que los operarios se presenten en sus lugares de trabajos.
La fábrica, perteneciente al Grupo Glencore, tiene ahora el desafío de recuperar dicho horno, tarea nada sencilla por la dimensión del trabajo a realizar y el plan de inversión a concretar. Vale indicar que la tecnología con la que cuenta la planta de Fray Luis Beltrán es la más antigua de todo el planeta, y desde que dicho horno comenzó a funcionar, nunca se apagó y/o fue reemplazado.
Aunque Ar Zinc SA no emitió (ni emitirá) comunicado oficial, pudo saberse que la semana pasada arribó al país un profesional que está realizando un inventario y detallando las averías producidas e inversiones por realizar para recuperar el sistema productivo.
Desde el Sindicato Único de Trabajadores Químicos y Petroquímicos (SUTRAQyP), su secretario general, Daniel Santillán, admitió que el pasado 29 de diciembre, Glencore interpuso ante el Ministerio de Trabajo de la Nación un pedido por procedimiento de crisis empresarial, lo que le permitiría gestionar parte de los pagos salariales con subsidios del Estado, entre otros beneficios excepcionales y temporales.
“Ar Zinc SA se presentó ante el Ministerio (de Trabajo) y pidió un concurso por crisis de empresa, algo que viene haciendo periódicamente; esta tarde, desde las 18, convocamos a todos los trabajadores en las puertas de la fábrica para informar esta situación y plantearnos lo que sucederá en adelante”, señaló Santillán.
En este marco, el gremialista también expreso que el miércoles de la semana pasada, funcionarios ministeriales convocaron a ambas partes, sindicato y empresarios, a una reunión de información y/o conciliación, “pero los patrones no concurrieron”, citó.
A pesar de este panorama, con una planta paralizada desde hace un mes y medio, con un horno que debe repararse sin fecha cierta, con todo su plantel de operarios cobrando sueldo sin trabajar, y con todo este tiempo sin facturar un solo peso, hasta el momento no se registraron despidos. A fecha de hoy, todos cobraron el sueldo de diciembre y el correspondiente medio aguinaldo, además de vacaciones.
A pesar de las versiones que circulan desde hace algunos días por redes sociales, las partes desmintieron la especie, tanto la empresa como el gremio. Solo se dieron de baja a tres o cuatro contratados, que se supone cuando se recupere la producción, serían reincorporados.
La cotización internacional del producto es otra dificultad a sortear, pues su precio está en constante baja. Para saber, a mediados de año el zinc valía, promedio, unos 2.000 dólares por tonelada, y a diciembre, ese valor bajó hasta los 1.500 dólares. Ni hablar respecto a uno de sus picos históricos cuando alcanzó los 4.000 dólares por tonelada.
A ello hay que sumar que la tecnología utilizada no se ha adecuado correctamente al desarrollo científico de los últimos tiempos. Desde su venta en 1995, cuando era Sulfacid, a manos de Grupo Minera SA (también dueño de la mina productora de la materia prima del zinc, en Bolivia), y luego a sus actuales, el Grupo Glencore, el proceso de reinversión puede decirse que fue “modesto”.
Hoy, los actuales directivos debaten sobre adecuar este predio con términos de alta competitividad internacional, pero esa es una apuesta que requerirá una suculenta inversión, si es que la planta beltranense puede salvarse.