Al participar en el seminario Hídrico 2016 en que se analizó, entre otros temas, la reforma al Código de Aguas, la gerente de Desarrollo de la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI), María Cristina Betancour, señaló que, a dos años de iniciada la tramitación de la iniciativa, “lamentablemente aún no se cuenta con la certidumbre suficiente para un sector que, por sus características, requiere de estabilidad en las reglas del juego”.

“Esta estabilidad es requerida en minería, porque sus inversiones, de altos capitales, se mantienen por largo tiempo en el país, con faenas que pueden operar por más de 100 años”, sostuvo la ejecutiva de SONAMI.

Al participar en la mesa redonda “Legislación chilena”, junto al presidente de la SNA, Patricio Crespo y el senador Víctor Pérez, entre otros panelistas, Betancour dijo que para la industria minera siguen manteniéndose las aprensiones respecto al cambio de modelo que implica la reforma, “cuyos derechos de agua se precarizan al pasar de ser privados a públicos, además de la introducción de caducidad y discrecionalidad por parte de la autoridad”.

“Algunos artículos todavía tienen vicios de constitucionalidad, a pesar de los esfuerzos realizados por la autoridad para introducir cambios que los eliminen”, precisó la gerente de Desarrollo de SONAMI.

En su intervención, María Cristina Betancour dijo que también existen incertidumbres en relación a las llamadas “aguas del minero”, que son aguas que surgen espontáneamente en las faenas.

“Estas aprensiones tienen que ver con la necesidad de contar con una autorización por parte de la DGA para su utilización, la cual podrá concederla o denegarla”, agregó.

No obstante lo anterior, la ejecutiva valoró la consideración que se hace respecto a la pequeña minería y minería artesanal en términos de las aguas del minero, “facilitando el desarrollo de ese segmento que trae importantes beneficios sociales al país, contribuyendo a dar empleo en zonas donde no sería posible otra actividad productiva”.

Finalmente, la gerente de Desarrollo de SONAMI dijo que, independiente de los aspectos positivos y negativos que tiene la reforma, ésta tiene un “pecado de origen”, que es su falta de visión de largo plazo que permita solucionar la escasez que existe en distintas zonas del país. “Esta reforma contribuye a administrar la escasez, que solo puede empeorar en el tiempo”, concluyó.