La consulta McKinsey calculó en hasta US$ 20 mil millones la inversión necesaria para reemplazar la matriz de agua dulce
El ministro de Minería, Baldo Prokurica, destacó la importancia del uso de aguas desalinizadas en la producción para enfrentar los riesgos de sustentabilidad asociados al cambio climático.
La consulta McKinsey cifró en hasta 20 mil millones de dólares la inversión necesaria para reemplazar la matriz actual, que utiliza agua dulce continental.
Con un panorama pesimista respecto de los efectos del cambio climático en Chile, la consultora McKinsey estimó que un 80% de las exportaciones nacionales están en riesgo por este factor, siendo la minería una de las actividades económicas con mayores pérdidas.
De acuerdo al análisis, las pérdidas anuales en este sector ya están cerca de 150 millones de dólares debido a las menores lluvias, considerando que un 75% de los recursos hídricos utilizados en su producción provienen de fuentes de agua dulce.
Al respecto, el ministro de Minería, Baldo Prokurica, reconoció que es una preocupación importante en el sector, pero destacó el rol que han tenido privados. Por ejemplo, BHP que anunció en un mediano plazo reemplazar todo su consumo de agua actual por recursos que provengan de plantas desaladoras.
Según el secretario de Estado, la minería es la actividad que más ha avanzado en esta materia y pretende hacerlo también a nivel estatal.
De acuerdo a McKinsey, sin embargo, esta inversión para cambiar completamente la matriz hídrica de la minería implica un gasto de entre 15 mil y 20 mil millones de dólares hacia 2030, además de uno o dos mil millones anuales por costos operacionales.
En ese sentido, el académico y experto en tecnologías aplicadas a la industria de la Universidad de Santiago, Lucio Cañete, dijo que si bien la inversión es alta se puede compensar en el largo plazo, considerando la poca eficiencia que arrastra la minería estatal hace ya varios años.
De acuerdo al informe de la consultora, de aquí al año 2030 el estrés hídrico podría aumentar hasta un 40% a lo largo del país, afectando no solamente a la minería sino que a otros sectores exportadores tales como la pesca, la agricultura, la vitivinicultura y el sector forestal.