Pese al sombrío pronóstico de precipitaciones para la zona central, impidiendo la recuperación de la sequía estructural por la que atraviesa el país, en los últimos días ha habido un respiro en materia hídrica.
De acuerdo a su boletín de agua caída de la Dirección Meteorológica de Chile hasta este miércoles a las 10 de la mañana, en Santiago (en la estación Quinta Normal) se habían acumulado 76,5 mm en lo que va del año, donde un 92% precipitó en este mes, convirtiéndose en el junio más lluvioso desde hace tres años.
Aunque la capital no ha salido de la zona de déficit hídrico -con una merma de 48%-, se ha ganado terreno, dado que a inicios del mes estaba en 94% el déficit.
La mayoría de las estaciones de monitoreo de precipitaciones de Meteorología en el país siguen en terreno negativo (ver infografía). Por ejemplo, La Serena han visto caer 23 mm, mientras que el año tuvo en total 12,2 mm. Sin embargo, lo normal sería 31,4 mm.
En el Maule van 192 mm, mientras en el ejercicio anterior fueron 85,6, y en el Biobío suman 395,6 mm versus 290,8 mm del ejercicio anterior. De todos modos, ambos no han salido del déficit.
Si bien estos resultados ya están mostrando efectos positivos, dado que a la fecha se está llegando a la misma cantidad de todo lo precipitado en el año pasado, los expertos señalan que no hay que cantar victoria aún. “Podríamos hablar de un invierno normal, pero esto no significa que la megasequía terminó y que el cambio climático finalizó”, dice el meteorólogo Gianfranco Marconi.
Además, Meteorología informó este lunes que “los próximos tres meses serán vitales para saber si terminaremos en un nuevo año seco o en algo cercano a lo normal, puesto que se acumula, a nivel climatológico, entre el 40% y 70% del total anual”.
La situación tiene esperanzado al sector agrícola, el más afectado por la falta de agua, especialmente en algunas regiones del país.
Las mayores lluvias que se han visto en las últimas semanas, están trasladándose a los niveles de los embalses, aunque todavía no han salido del déficit hídrico.
Pese a que en el último reporte de la Dirección General de Aguas, con fecha 22 de junio, no se consideran las precipitaciones de agua y nieve de los últimos días -situación que podría conocerse este jueves- en promedio los embalses de riego, agua potable y generación eléctrica estaban a un cuarto de su capacidad total, aunque a poco menos de la mitad de su promedio histórico.
El embalse Puclaro en Coquimbo, por ejemplo, tenía 136 millones de m3, cuando en junio del ejercicio anterior cerró en 180 millones de m3. La Paloma, en la misma región, estaba en niveles de 306 millones de m3 de un total de 750 millones de m3 de capacidad, pero ya cercano a los 388 millones de m3 de promedio mensual histórico.
El Yeso en la Región Metropolitana está a un 62% de su promedio histórico, pero a prácticamente la mitad de su capacidad total, aunque la situación mejorará cuando se actualicen los reportes con las últimas precipitaciones.
Convento Viejo en O’Higgins, que se destina para riego, estaba a 39% de su promedio histórico; mientras Colbún y Maule están a 31% y 24%. En el Biobío, Laja estaba a 25% con la información publicada el lunes, Ralco a 82% y Pangue a 99%.
En materia de acumulación de nieve, también la información al 22 de junio confirmó que se mantenía el déficit, pero con una importante mejoría respecto del año pasado.
Según el reporte disponible en la DGA, para la cuenca de Petorca -una de las más afectadas por la sequía- habían caído el equivalente en agua a 61 mm de nieve, cuando el año pasado fueron 26 mm. En el Aconcagua eran 124 mm, lo que se compara con los 65 mm del 2019.
Mientras, en la cuenca que abastece a Rapel eran 278 mm, lo que se compara con los 95 mm del año pasado.