La empresa realiza inversiones constantes en equipo y capacitación. Los carretones son argentinos, construidos en Mendoza. “Somos la empresa que tiene más carretones en San Juan. Nueve, y algunos muy especiales, de 32 ruedas, pueden portar hasta 100 ton, y están especializados en cargas sobredimensionadas. Los carretones están certificados y homologados. Siempre apuntamos a una compra que podamos certificar, cumpliendo la Ley de Tránsito y las disposiciones de Vialidad Nacional. Vinculamos toda nuestra actividad a la seguridad. Para nosotros es un respaldo saber que estamos haciendo bien las cosas bien”, dijo González.
La capacitación es constante. “Un ejemplo es que, desde que iniciamos esta etapa con Barrick, a principios de 2007, tenemos muchas cargas diarias y no hemos registrado ningún accidente. Y en cuanto a la construcción, ya hemos superado las 80.000 hs/hombre sin accidentes. Ese es el resultado de invertir en seguridad”, manifiesta Alberto Aranda, también socio de la firma.
La capacitación de los 50 empleados se realiza en un predio de casi una ha. “Estamos muy comprometidos con la higiene y la seguridad. Tratamos que el personal haga cursos para estar a la altura de lo que nos piden las empresas mineras que se instalan en San Juan”, señala Aranda. Para la capacitación, la firma contrató a un ingeniero en Seguridad peruano. La incorporación de extranjeros “significó un gran salto porque tienen más años de experiencia que nosotros”, agrega González.
De a poco
“Nuestra empresa se formó en 1997, pero ya veníamos trabajando un par de años antes. Se formó como servicio de transporte minero con camionetas 4 x 4. Fuimos los primeros en San Juan en tener camiones 6 x 6. Fue todo un desafío apostar a la minería y, de alguna manera, el gobierno nos incitó a hacerlo. Después, al calor del crecimiento de la minería, nuestra empresa fue creciendo y ampliando los rubros. Comenzamos a trabajar con los campamentos en el abastecimiento y el mantenimiento. Y así armamos una empresa constructora, que también empezó a crecer. Hemos hecho muchas obras en Veladero, Gualcamayo”, destaca Aranda.
El crecimiento de Servimin también se verifica en las nuevas oficinas de la empresa, que abandonaron un galpón de 2.000 m2 que se sigue empleando para depósito. “Nos quedó chico y nos mudamos”, dice Aranda.
En la actividad de construcción, Servimin está invirtiendo en maquinarias. “Nuestro trabajo no para nunca. Ahora vamos a comprar otra grúa porque hay más trabajo y dependemos mucho ellas. Las que tenemos están siempre ocupadas, perdemos tiempo y en la minería el tiempo es oro”, concluye González.