El proyecto minero El Pachón, en Calingasta, departamento al oeste de San Juan, cerró su temporada 2009-2010. El último pozo perforado alcanzó los 800 metros. Esta campaña incluyó tres perforaciones.
La finalidad no es actualizar el recurso mineral, sino ver si hay posibilidades de encontrar más. La operadora XCu San Juan, mostró cómo es el operativo para abandonar el campamento.
El sol sanjuanino apacigua el frío cordillerano durante el día, pero en la noche el termómetro baja hasta los diez grados bajo cero. Permanecer todavía en la montaña es posible gracias a las estaciones meteorológicas que reportan el clima y le dan previsibilidad a los trabajos que se realizan a más de 3.500 msnm, precisamente en el proyecto cuprífero El Pachón.
Estas mediciones aventajan a la compañía sobre las demás que exploran en la zona porque, ante la falta de pronósticos climáticos, optan por levantar el campamento varios días antes.
La visita a El Pachón es coordinada por Jorge Sausset, superintendente de Relaciones Comunitarias. El campamento Julieta, más conocido como el nuevo campamento de El Pachón, está en el corazón del proyecto minero que cuenta con tres campamentos más: el de Carnicería (fue el primero en ser cerrado), Casa de Piedra y La Junta. El campamento viejo se usa solamente como depósito de muestras.
Las ventanas del campamento central –que puede albergar a 120 personas- cubiertas con madera son la prueba de la mudanza que de a poco traslada equipos y baja a los trabajadores que, hasta ahora sumaban sesenta. Sin embargo, el operativo no debe demorar "porque tenemos un frente de frío y no queremos estar acá”, dice el australiano Steve Brown, gerente de Exploración y Geología.
A media tarde del sábado, faltaban 20 metros para llegar a los 800 de profundidad del último pozo y el más profundo en la historia del gigante yacimiento de cobre, desde que está en manos de Xstrata. “Lo empezamos hace una semana. En esta campaña, se hicieron tres perforaciones nada más, es una campaña con objetivos sumamente científicos, es para conocer el sistema de mineralización. No estamos buscando pozos para ampliar el recurso mineral sino conocer mejor cuáles son las características geológicas del depósito en profundidad”, detalló Brown parado al lado de la perforadora ubicada dentro del pit que tendrá El Pachón. “Estamos en la parte más interesante de la mineralización, en el medio del sistema”, puntualiza.
¿Los resultados permitirán determinar recursos?. El gerente de Exploración contesta: “Queremos conocer mejor la rentabilidad del proyecto, pero estos pozos en si mismos no van a aportar mucho más, entonces no vamos a salir al mercado diciendo que tenemos más mineral, que hemos calculado el recurso total del mineral. Es para conocer mejor las características en profundidad para ver si hay posibilidades de encontrar más”.
Sin gente, sin agua y todo limpio
Al cerrar la campaña, lo único que queda en la montaña son los módulos que componen los campamentos mineros y que por dentro son verdaderas habitaciones (calefacción, agua caliente y duchas), oficinas, comedor y consultorio médico. Estas estructuras suelen quedar cubiertas de nieve, pero durante el levantamiento del campamento se toman las medidas necesarias para que sobrevivan al invierno y, al mismo tiempo, cumplir con que el medio ambiente quede intacto. Y por segunda vez consecutiva, la misión la tiene Gregorio Benavides, supervisor de Operaciones.
“La desmovilización se hace fundamentalmente mediante flete de camiones para sacar los materiales usados y de camionetas para la gente. Para desmantelar y cerrar los campamentos hay trabajos específicos y ciertos recaudos que hay que tomar para que pueda ser reabierto en la campaña de verano. Hay que recordar que si queda agua se congela y se rompen todas las cañerías. Hay que dejar todo desagotado”, explica el sanjuanino que trabaja en El Pachón hace más de cinco años y se dedica a la minería por más de una década.
Mercadería de cocina queda poco –comida enlatada con vencimiento largo- y dejan agua y gasoil (para los grupos electrógenos), por cualquier tipo de percance que haya en el invierno. Es que un helicóptero sobrevuela la zona para chequear el estado de las instalaciones y, si por algún problema hubiera que aterrizar, tienen reserva de alimentos.
DOS ETAPAS
Levantar el campamento tiene dos etapas: una es bajar los equipos y a la gente, y la otra es ponerle llave al campamento que ya soportó dos inviernos. El campamento Casa de Piedra tiene un abollón porque el año pasado fue víctima de una avalancha que lo movió 2 metros de su lugar. “Una vez que no hace falta hospedar gente empieza el plan de cierre final. Para hacerlo se deja correr 2 o 3 días el agua para limpiar las plantas de tratamiento de residuos cloacales y lo vamos terminando desde Casa de Piedra, dormimos allá y venimos esos días para acá, cerramos y después hacemos lo mismo en Casa de Piedra, que es más fácil por ser chico”, detalla Benavidez.
La experiencia del cierre de un año nunca es igual al siguiente. Generalmente se van perfeccionando ciertos detalles que no dieron resultado. “Cuando se abre el campamento se notan errores que se van puliendo e ingresando en un procedimiento de cierre que se cumple paso a paso”, concluye el supervisor de Operaciones.
Compañía Minera.