El nuevo impuesto de un 40% sobre las ganancias mineras de Australia no es de tanto alcance como pareció inicialmente.
El arancel será una punzada, sin duda, aunque no se aplicará a todas las ganancias de las mineras que operan en Australia. Cualquier utilidad derivada de minas fuera del país será dejada intacta.
De esta manera, compañías como las gigantes mineras anglo-australianas BHP Billiton y Rio Tinto tienen menos que perder que lo sugerido a simple vista: sus operaciones no australianas están completamente exentas del impuesto.
¿COMO FUNCIONA?
Una minera necesitará calcular cuanta ganancia obtiene de cada una de sus operaciones australianas y declarar eso a las autoridades tributarias. La utilidad será calculada lo más cerca posible de la puerta de mina. Aunque los detalles sobre esto aún tienen que ser negociados, dejando un amplio espacio para que las compañías acuerden un acceso más flexible.
Por ejemplo, una minera con dos operaciones adyacentes puede buscar que ambas minas sean incluidas en un cálculo de ganancia por parte de las autoridades tributarias, si cree que esto llevaría a una cuenta arancelaria más baja.
Estos cálculos de utilidades son únicamente para las autoridades tributarias y no las cuentas de grupos entregadas a inversores, aunque no serán del todo aritméticas para productores globales. Sudáfrica y Canadá y el estado minero estadounidense de Nevada ya les exigen elaborar informes para impuestos basados en ganancias.
¿ES TODO SUFRIMIENTO Y NINGUNA GANANCIA?
El Gobierno australiano sabe que hay muy pocos votos por perder al imponer aranceles a ricas mineras que contratan menos trabajadores por dólar de ganancia que en muchos otros sectores de la economía. Aunque Canberra está aun pendiente de algunos aportes de la industria minera en forma de una asignación impositiva y un descuento arancelario de exploración.
La asignación representa una cantidad de ganancia que está exenta del nuevo impuesto. en principio, es el estimado del Gobierno de una tasa justa de retorno en activos mineros.
Servicios públicos a nivel mundial entienden bien este concepto debido a que sus retornos en activos son reguladores rutinariamente en orden a evitar incrementos injustificados en las cuentas de electricidad.
Para las mineras, hay mucho en juego acá: el Gobierno quiere que retornos sin impuestos en activos sean fijados en una tasa equivalente al rendimiento de 10 años de bonos soberanos , ahora en sólo 5,76 por ciento. Aunque, si las mineras pierden su guerra contra el arancel, podrían ganar una batalla decisiva aumentando la tasa de retorno libre de impuesto.
EL REGALO EN EXPLORACION
El Gobierno también está ofreciendo una rebaja arancelaria en los costos de exploración, la cual será fijada inicialmente en un 30 por ciento. Eso supone que por cada dólar gastado en exploración, 30 centavos estarán disponibles para las mineras como un crédito impositivo. La industria gasta cientos de millones de dólares cada año en exploración en Australia.
Y cuando las minas estén cerca de su final, los propietarios pueden cristalizar cualquier remanente de crédito impositivo acumulado durante la vida de la mina.
CONTABILIDAD INTERNA
Las minas pueden ser una pesadilla para los auditores: en Australia, estas están aisladas en medio del desierto, a miles de kilómetros de cualquier lugar en que las personas vayan a trabajar en traje. De esta forma, la auditaría de los activos de una mina podría ser más difícil de confirmar que un balance general de un servicio público.
Los cálculos del nuevo impuesto serán amables para las minas con varios activos y contabilidades conservadoras de gastos, de manera que los funcionarios tributarios estarán a la caza de cualquier astuto auditor. Armados con sofisticados sistemas de medición de datos, compararán las contabilidades públicas frente a las cifras producidas con propósitos arancelarios.
Más que nunca antes, los funcionarios tributarios mantendrán el ojo puesto en la contabilidad interna.
Nuevos impuestos para sector minero en Australia podrían impulsar a firmas extranjeras a invertir en A. Latina | |
Países como Colombia, Chile, Perú y México se podrían ver beneficiados, según varios analistas, por la imposición de nuevos impuestos a minería en Australia, uno de los grandes productores de metales. A pesar de que expertos dicen que algunos gobiernos latinoamericanos podrían verse tentados a elevar gravámenes o pago de regalías por explotar sus yacimientos, no se espera que sean tan excesivos como para ahuyentar a mineras que creen que las altas recompensas valen la pena un poco de riesgo. Y es que el Gobierno de Australia enfrió a la industria minera la semana pasada cuando propuso un impuesto del 40 por ciento a las ganancias de las empresas mineras para ayudar a los trabajadores en un año electoral. El impuesto deberá enfrentar una férrea oposición de legisladores y podría no ser promulgado, pero la incertidumbre en un país tradicionalmente conocido como uno de los lugares más seguros para la inversión minera dará un impulso a los mercados emergentes ricos en recursos. "Si estás incrementando los costos para compañías en Australia (...) estás creando el incentivo para invertir en otro lado y América Latina se podría beneficiar de esto", dijo Erasto Almeida, un analista de la consultora Eurasia Group. La noticia sobre el impuesto ya ha provocado que el gigante Xstrata suspenda la exploración de cobre en el estado de Queensland y BHP Billiton Ltd/Plc advirtió que el impuesto pondría en riesgo sus planes de expansión en Australia. En América Latina, donde un grupo de gobiernos de izquierda ha dado un mayor control al Estado sobre las industrias minera y energética, disputas laborales pueden llegar a tornarse violentas, quejas ambientales contra mineras se están extendiendo y terremotos como el que recientemente golpeó a Chile pueden afectar la producción. Pero las empresas mineras han asumidos esos riesgos en los cálculos de sus costos y las operaciones son vistas como seguras en la mayoría de los países de América Latina. Los grandes ganadores de una caída en la inversión en Australia serían países amigables a los capitales en minería como Chile, Perú y México, que se enorgullecen de sí mismos de tener reglas claras y consistentes. Grupo México, que opera minas de cobre en México, Perú y Estados Unidos, no está preocupada por un impuesto minero propuesto por legisladores el año pasado. La propuesta permanece en el Congreso pero sin visos de que vaya ser retomada en el corto plazo. "No es que la gente se está yendo de México por un riesgo de este tipo, sino al contrario", dijo el director de Finanzas de Grupo México, Daniel Muñíz, durante su participación en el Foro de Reuters sobre Inversión en América Latina. México "está incentivando la inversión y creo que están haciendo (...) correctamente en tratar de poner reglas claras para buscar inversión extranjera", añadió. La ley australiana podría estimular la imposición de impuestos en otros lados, pero tomaría mucho para que grupos mineros abandonaran apuestas estables como Brasil y Chile. Brasil ha debatido largamente cambios al código minero para tomar una mayor tajada de las ganancias de empresas. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva amenazó el año pasado con gravar las exportaciones de mineral de hierro y se espera que Dilma Rousseff, la candidata presidencial del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones de octubre, siga sus políticas. Rousseff dijo a Reuters esta semana que ni favorecería el impuesto ni lo excluiría sin estudios más profundos. Enfocado en las elecciones, Eurasia Group y Barclays Capital dijeron en reportes que no se llevaría a cabo ningún cambio en Brasil este año. "Creo que los inversores están esperando algún incremento en la tasa impositiva pero moderado. Así que no creo que esto esté cambiando fundamentalmente sus puntos de vista o interés (en Brasil)", dijo Almeida. Demasiado bueno para dejarlo En Chile, el Gobierno conservador del presidente Sebastián Piñera, sorprendió a inversores elevando las regalías a las mineras para ayudar a pagar la reconstrucción tras el sismo de magnitud 8.8. El incremento, que apunta a recolectar unos 700 millones de dólares en los próximos dos años, sería voluntario y fijado a una escala de acuerdo a las ganancias. Expertos y mineros privados dicen que esto podría afectar algunos proyectos marginales -que requerirán de una reducción de costos- pero no afectarán toda la inversión en Chile, que tiene 30 por ciento de la reserva conocida de cobre del mundo. En los últimos años, algunos gobiernos latinoamericanos han nacionalizado inversiones o realizado drásticos cambios en regulaciones. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, canceló dos concesiones el año pasado a Gold Reserve en el proyecto Brisas, haciendo difícil a la minera, basada en Estados Unidos, desarrollar una de las mayores vetas de oro de América Latina. Chávez dice que quiere que Brisas y otro proyecto, Las Cristinas, de la canadiense Crystallex, sean explotados a través de alianzas con el Gobierno. El Gobierno de Colombia también apuntó hacia la naciente industria aurífera el mes pasado cuando el ministerio de ambiente ordenó a Greystar Resources Ltd hacer costosas revisiones a su proyecto clave para cumplir con nuevas regulaciones. Pero Brock Salier, un analista de Ambrian, dijo que los recursos no desarrollados en Colombia y Venezuela mantendrán el interés de los inversores. "No puedes irte de activos tan buenos", dijo Salier. |