Gracias a la utilización de un equipo de perforación de gran potencia que estaba disponible en Chile, un pozo guía, el empleo de martillos de gran diámetro, y el apoyo de expertos Chilenos y extranjeros, la perforadora Schramm T-130XD de la empresa Geotec Boyles Bros. S.A. cumplió la meta de generar una vía para el rescate de los 33 mineros atrapados en Chile.
El domingo 22 de agosto el Presidente de Chile Sebastián Piñera confirmaba oficialmente la noticia que desde esa madrugada circulaba cada vez con más fuerza en el Campamento Esperanza: los 33 mineros atrapados en las profundidades de la Mina San José, en la región chilena de Atacama, estaban con vida en el refugio de la faena, a casi 700 metros de profundidad. Terminaban así 17 días de incertidumbre.
Pero la desbordante alegría inicial que generó el anuncio pronto dio paso a un complejo desafío: buscar la mejor fórmula para rescatar a los mineros en el menor tiempo posible, una tarea para la cual prácticamente no existían experiencias similares en el mundo.
Entre las opciones que se barajaban la primera que se puso en marcha fue la perforación de un pozo de rescate empleando una máquina Raise Borer Strata 950; equipo especialmente utilizado para la construcción de chimeneas.
No obstante, el gobierno y el grupo de profesionales encargados del rescate no se cerraron a una única posibilidad. Es así como pronto se sumaron dos nuevas iniciativas: el ensanche de un pozo guía empleando una perforadora Schramm T-130XD; y la tecnología de perforación petrolera con un equipo RIG 422. Las tres opciones fueron denominadas como Planes A, B y C, respectivamente.
Finalmente el Plan B fue el que logró el anhelado objetivo.
PLAN B
Una vez confirmado que los 33 mineros se encontraban con vida, en el equipo de profesionales de la empresa Geotec -compañía que se encontraba colaborando en la realización de sondajes en la Mina San José-, surgió la idea de una nueva alternativa tecnológica para rescatar a los mineros: ensanchar uno de los pozos que a esa altura con la colaboración de los propios trabajadores atrapados- estaban haciendo blanco en las instalaciones de la mina.
La gran ventaja que veían en esta opción, es que utilizando un pozo guía se tenía la certeza de alcanzar el destino deseado; situación que no se podía afirmar con las otras dos alternativas.
De esta forma, el grupo de ejecutivos de Geotec tomó contacto con Minera Collahuasi para emplear en la tarea de perforación y ensanche el equipo Schramm T-130XD que se encontraba ejecutado trabajos en esa faena, solicitud que contó con la rápida aprobación de la compañía. Posteriormente, minera Escondida puso a disposición otra máquina similar, la que se dejó como respaldo.
Otra decisión relevante adoptada a la hora de elaborar el plan, fue utilizar martillos en lugar de triconos para perforar el nuevo ducto, ello con el objetivo de lograr mayor rapidez. No obstante esta alternativa plateaba la dificultad que en Chile no había profesionales con vasta experiencia en perforación con martillos de gran diámetro. El apoyo de la empresa Layne Christensen, socia de Geotec, fue clave para superar este inconveniente.
La nueva propuesta de rescate fue presentada al equipo liderado por André Sougarret y representantes de otras empresas y compañías mineras. Tomar la decisión de llevar adelante una nueva vía –con todos los requerimientos y complicaciones que implicaba- no era tarea fácil, pero los sólidos argumentos e información técnica que se presentaron avalaban la viabilidad del proyecto. Es así como se le dio el visto bueno.
"Plan B" se le llamó a esta segunda opción de rescate, como medida para asegurar el avance de las operaciones en el caso de que la Strata 950, perforadora traída desde la División Andina de Codelco, también conocida como “Plan A”, tuviera algún inconveniente.
Definido el Plan B, otro paso importante dado por Geotec fue acercarse a sus proveedores de equipos para avaluar los mejores componentes y tecnologías, especialmente en el caso de definir el tipo de martillos que se utilizaría. Finalmente se optó por los dispositivos de la firma CRI (Center Rock Inc.), que en Chile son representados por Drillers Supply S.A. (DSI).
Tres argumentos de peso respaldaban inclinarse por esa alternativa:
-Brindaban un buen servicio.
-Estaban probados, pues CRI había participado en un rescate similar en Pensilvania, Estados Unidos.
-Y lo más importante, requerían para su funcionamiento menor cantidad de aire -alrededor de 4.000 cfm comparados con 7.000 cfm de otras alternativas-, un aspecto clave pues en ese momento todavía no se tenía claro cómo se eliminaría el detrito del pozo: sacándolo a la superficie o arrojándolo dentro.
Los ejecutivos de Geotec subrayan que el uso de la tecnología de martillos fue una decisión estratégica para el éxito de la iniciativa.
CRONOGRAMA
La noche del jueves 26 de agosto el personal de la compañía de perforaciones Geotec hacía grandes esfuerzos para lograr la máxima verticalidad del sondaje 6C y de esa forma poder llegar al sector del taller subterráneo. Por tercera vez, en cinco días, se lograba interceptar una labor subterránea de la mina.
Al respecto, cabe destacar la pericia de los operadores del sondaje 6C, pues no se trabajó con motores de fondo para facilitar el direccionamiento del sondaje. Esta tecnología –explican en Geotec- utiliza grandes cantidades de agua y su empleo podía generar el riesgo de inundar el lugar donde se encontraban los 33 sobrevivientes. Por tal motivo, sólo utilizaron barras rígidas al fondo del pozo para direccionar “manualmente” el sondaje.
Los responsables de esta hazaña denominaron a este pozo como “la mano de Dios”, por dos razones: debió sortear una serie de inconvenientes geológicos para llegar al sector del taller –en un par de oportunidades se corrió el riesgo de que la herramienta quedara atrapada-, y porque el operador de la máquina tenía en la cabina del camión una imagen del ex futbolista argentino Diego Armando Maradona.
El equipo utilizado, una perforadora Schramm 685 de aire reverso que se encontraba realizando inicialmente trabajos en Minera Escondida, logró conectar con una galería en la zona del taller de mantención a los 624 metros con una perforación de diámetro final de 5 ½”.
El apoyo e información brindada por los 33 mineros, indicando exactamente dónde había interceptado el sondaje, fue primordial para dar comienzo a la segunda etapa de trabajo del equipo de Geotec, fase que sería de suma importancia en las labores finales de rescate.
Aprovechando como guía el pozo del sondaje 6C, el objetivo ahora era ensancharlo a 28”, diámetro requerido para el rescate de los mineros mediante el empleo de una cápsula que los izara hasta la superficie. Con Minera Collahuasi se coordinó el traslado del equipo Schramm T-130XD –también de propiedad de Geotec-, máquina de mayor capacidad y utilizada comúnmente para llegar a pozos de agua profundos.
Al mismo tiempo se contactó a la empresa socia de Geotec en Estados Unidos, Layne Christensen, para que apoyara el esfuerzo con técnicos de primer nivel. Es así como fueron enviados los expertos estadounidenses, Jeff Hart y Matt Staffel, quienes volaron a Copiapó desde Afganistán, donde perforaban pozos de agua para el Ejército (US Army) de Estados Unidos. Además, Layne Christensen envió dos ayudantes de perforación de habla hispana, Doug Reeves y Jorge Herrera, de la región occidental de Layne en los EE.UU.
“En la operación del Plan B – cuenta James Stefanic, gerente de Operaciones de Geotec-, participaron aproximadamente 25 personas de Geotec, cuatro profesionales de Layne Christensen, dos expertos de Drillers Supply, tres personas de CRI, un representante de Geoatacama y dos miembros de Schramm. El personal de Geotec en su mayoría son trabajadores que realizaban labores en Collahuasi”.
La máquina Schramm T-130XD llegó el 3 de septiembre a la mina –luego de recorrer más de 500 km desde Collahuasi-, e inició su trabajo inmediatamente. El objetivo de este equipo era el taller del yacimiento, cercano al refugio, localizado a una profundidad cercana a los 624 metros.
Con una velocidad de avance de 20 metros cada 24 horas, esta tecnología tenía la ventaja de utilizar un sondaje previo, lo que facilitó la primera etapa, consistente en lograr un pozo de 30 cm de diámetro. Luego, se evaluaría la necesidad de ensanchar el conducto, un trabajo inédito para la T-130XD.
Sergio Fuentealba, mecánico de Geotec hace más de diez años y una de las personas a cargo de la mantención de la máquina explica: “La Schramm T-130XD es un equipo con una capacidad de levante de 130.000 libras; con un estudio de ingeniería realizado por los ingenieros de Schramm y de Geotec, pudimos modificar las presiones hidráulicas para poder llegar a una capacidad de 170.000 libras”. James Stefanic, gerente de Operaciones de Geotec precisa: “esto se realizó para tener un factor de seguridad apropiado para el trabajo a realizar (…) Todo el personal de mantención de Geotec hizo sus mejores esfuerzos para dejar en óptimas condiciones el equipo T130XD”.
INICIO DE LOS TRABAJOS
El 5 de septiembre en las oficinas de Geotec se sostenía la primera reunión de coordinación y al día siguiente se congregaba a todo el personal de operación del Plan B.
Antes de instalar el nuevo equipo era necesario retirar la pipa y el casing del pozo 6C. Las tareas se iniciaron a punta de pala y con el sol pegando en forma implacable, recuerdan los operarios.
Los operativos continuaron con el posicionamiento del equipo en azimut e inclinación correctos. Luego se procedió al ensanche con un hole opener de tricono a 17 ½”, hasta la profundidad de inicio del diámetro 5 ¾”, aproximadamente a tres metros de profundidad.
Se introdujo un martillo de 12” con bit de 12” tipo hole opener con guía de 5 1/4”, adecuado para la perforación de 5 ¾” existente. Con posterioridad a la centralización del martillo en el pozo piloto, se instaló un casing de 14” con pipa de perforación para resguardar la boca del pozo, iniciándose así el “Plan B”.
Durante los 33 días transcurridos, las labores de Geotec no estuvieron exentas de complicaciones: el día 9 de septiembre la T-130XD, cuando llevaba 268 metros perforados, fue detenida debido a que la nariz del bit del martillo de 12” se rompió; esto provocó que el trozo de metal bloqueara el pozo, complicando la situación a tal punto que incluso se pensó en reiniciar el trabajo de la máquina en otro sector.
Asimismo, los últimos 40 metros también representaron un gran desafío, por lo apretado que se encontraba el pozo debido a la condición dura y abrasiva de la roca, lo que obligó varias a veces a trabajar las barras que se encontraban atrapadas. Incluso se arriesgó cortar las barras en más de una oportunidad, con la consecuente posibilidad de perder el pozo. Lo duro y abrasiva de la roca también repercutió en un gran deterioro de los martillos, por el desgaste que experimentaban.
Sin embargo, la fortaleza y profesionalismo del equipo logró sortear éste y otros problemas presentados en las labores. Luis Flores, sub-gerente de Pozos de Agua de Geotec comenta: “La carrera era contra nosotros mismos”.
El sábado 9 de octubre finalmente la máquina perforadora del "Plan B" logró finalizar éxito con el gran objetivo: llegar al taller de la mina, para iniciar así el rescate de los 33 mineros.
Equipo multidisciplinario
Para los ejecutivos de Geotec “contar con un buen equipo hace la diferencia”. Por este motivo destacan el aporte brindado por su socio americano Layne Christensen. Asimismo, subrayan la presencia de los dos especialistas en pozo profundos de agua, Jeff Hart y Matt Staffel, con experiencia en perforaciones de hasta mil metros.
Al respecto, los ejecutivos de la firma precisan que en Chile nunca se había perforado con martillos de 26” y 28” a estas profundidades: “usamos diámetros grandes pero con triconos, no con martillos; ellos (los expertos estadounidenses) tenían la experiencia de perforar con martillos grandes y eso era fundamental”.
En Geotec valoran también el aporte de geólogos de Collahuasi, Escondida y Geoatacama –que permitieron efectuar un mapeo completo de las características del pozo antes del último ensanche-, así como la contribución de profesionales de diversas empresas y compañías mineras. “Este grupo se reunía varias veces al día para analizar lo que estaba pasando, lo que venía y tomar decisiones”, señala Pedro Buttazzoni, Presidente de Geotec.
Por ello, a la hora sacar lecciones de esta experiencia, hacen hincapié en la importancia de contar con un equipo multidisciplinario que esté listo para actuar frente a este tipo de emergencias, y que contribuya a adoptar las mejores iniciativas.