El nuevo dispositivo E-NOSE permite medir y cuantificar olores molestos que puede producir la industria minera. San Juan todavía no lo aplica en el sector.
Diario de Cuyo
¿Hasta qué punto es molesto un olor? ¿Cuándo se considera que un olor molesto es contaminante? Son parámetros que resultan difíciles de establecer. Especialmente en industrias como la minería, que produce distintas emanaciones en diferentes procesos. La actividad minera suele necesitar el trabajo de grupos de profesionales para realizar evaluaciones de olor mediante muestras y pruebas subjetivas de olfato. Pero recientemente la empresa chilena Odotech desarrollo el E-NOSE, un dispositivo que funciona como una nariz artificial. Este innovador artefacto tecnológico permite medir el olor y evaluarlo de manera científica, específica y sencilla para la clasificación del grado de contaminación que pueda llegar a producir. La determinación se produce a través de la olfatometría dinámica, que además de establecer la manera en que deben ser medidos los olores, permite también medir la concentración de los mismos.
Hasta el momento, los proyectos y minas de la provincia no han utilizado la aplicación de esta tecnología de vanguardia en materia de olores. “En los controles ambientales que aplicamos en nuestra operación no se miden los olores. En realidad es imposible cuantificar este tipo de controles. Lo que nosotros medimos son emanaciones de gases al ambiente: gases en las chimeneas, gases de CO2, etcétera, y siempre se han encontrado en parámetros normales en Veladero”, comentó Miguel Martín, jefe de Comunicaciones de Barrick.
Por su parte, desde el proyecto Casposo, Julián Ortiz, encargado de Medio Ambiente de la compañía Troy Resources, dijo que “la empresa no realiza medición de olores, ya que por su localización, no se considera un aspecto crítico, por lo que la autoridad no solicita ningún monitoreo. La única fuente de olor en el presente podría atribuirse al proceso aeróbico de destrucción de la materia orgánica en las plantas de tratamiento de efluentes cloacales, pero la misma cumple los requisitos de control”. El resto de los proyectos y minas de la provincia tampoco utiliza todavía esta tecnología.
Si bien el olor es una de las fuentes de contaminación ambiental más difíciles de medir y controlar, la manera de examinarlo hasta hoy era la conformación de un panel de expertos que realizara análisis y emitiera un juicio sobre la magnitud de un determinado olor. Estos se basan en la capacidad olfativa aplicada en diferentes horas, para poder establecer si el olor es suave, normal o fuerte. Pero tiene la limitación de no poder detectar de forma continua la emanación, la fuente precisa y el impacto que puede producir la temperatura, el viento y demás condicionantes atmosféricos.
La nueva tecnología del E-NOSE permite medir la concentración de los olores. Los mismos se expresan en Unidades de Olor (UO), como en el caso del ruido se habla de decibeles y en el caso de la luz se habla de los lúmenes. El sistema en general está integrado por una torre y estaciones meteorológicas que abastecen al sistema con datos continuos del ambiente, procesados por un programa computarizado. Esto permite modelar en línea el impacto que el olor produce durante la emisión con elementos gráficos como una “pluma de olor”, la cual muestra en tiempo real el alcance de las emisiones junto a los datos de su concentración. Esta información es combinada junto a los datos de las mediciones realizadas por los equipos mecánicos fijos.
Esto luego es enviado a un programa de modelación de la dispersión atmosférica. Finalmente se realiza una modelación de los olores para que los usuarios puedan acceder a un diagnóstico completo, que les permita conocer la intensidad de los olores en hasta 200 puntos de monitoreos diferentes a la vez y con información permanente.