Artículo basado en el estudio "Efectos del cambio climático en la industria vitivinícola en la Argentina y Chile: estudio sobre los impactos y las medidas de adaptación en un escenario de calentamiento global hacia el año 2050".
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A continuación queremos compartir con Uds. nuestro primer artículo, basado en un estudio denominado Efectos del cambio climático en la industria vitivinícola en la Argentina y Chile: estudio sobre los impactos y las medidas de adaptación en un escenario de calentamiento global hacia el año 2050 el cual fue desarrollado por PwC Argentina y PwC Chile con el apoyo de la Embajada Británica.
El cambio climático y la industria vitivinícola
El creciente uso de combustibles fósiles y los cambios en la utilización del suelo son factores que han emitido, y continúan emitiendo, Gases de Efecto Invernadero (GEI) hacia la atmósfera -tales como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido de nitrógeno (N2O)-.El incremento de estos gases ha causado un aumento en la capacidad de la atmósfera para retener la energía solar, aumentando la temperatura global de la misma. Este fenómeno se denomina efecto invernadero ampliado, es decir, ha aumentado la capacidad de la atmósfera para retener energía radiante, produciendo el cambio climático.
El cambio climático implica, entonces, modificaciones en la temperatura media anual y fluctuaciones en los esquemas de precipitación. En particular en las zonas montañosas, esto se traduce en la afectación del derretimiento de nieves y glaciares y en la modificación del suministro de agua.
Por otro lado, la producción de vino en la Argentina y Chile en el año 2008 representó el 6% y 4% de la producción mundial, respectivamente. Adicionalmente, la Argentina y Chile representaron ese año el 5% y 7% de los volúmenes de vino exportados a nivel mundial, respectivamente. Teniendo en cuenta la importancia de la industria vitivinícola en estos países, este estudio tiene por objetivo introducir la problemática del cambio climático en este importante sector productivo y económico.
Efectos del cambio climático en la industria vitivinícola
En particular para la vitivinicultura, diversos registros históricos de productividad y clima han mostrado que las zonas óptimas para el crecimiento de la vid varían en relación con los cambios en el clima. En términos generales, el clima de base define el estilo de vino que una región específica puede producir. En cada región productiva, la variabilidad climática imprime diferencias de calidad de los mostos en relación con vendimias interanuales. El cambio climático, en cuanto fenómeno que influye tanto en la variabilidad como en las condiciones climáticas de base, cuenta entonces con potencial para producir cambios en la personalidad de los vinos regionales.
Existen zonas óptimas en términos climáticos para el cultivo de un determinado varietal. Si se relacionan parámetros de producción y calidad del vino en función de parámetros climáticos puede afirmarse que:
• En una zona demasiado fría se obtienen bajos niveles de azúcar, un vino desbalanceado y aromas “inmaduros”. Los parámetros de calidad del vino se encuentran por debajo del óptimo.
• En una zona demasiado cálida se obtienen bajos niveles de acidez, aromas “demasiado maduros” y un vino desbalanceado. También los parámetros de calidad del vino se encuentran por debajo del óptimo.
• Por el contrario, en las zonas donde los parámetros climáticos son los ideales se obtienen vinos con niveles de azúcar adecuados, los aromas son los indicados para el varietal y el producto final se encuentra balanceado. Es decir, bajo estos parámetros climáticos, los valores de producción y calidad del vino son los ideales, consecuencia de un delicado y frágil balance climático.
En función de los resultados obtenidos en la modelización del clima hacia el año 2050, puede decirse que el cambio climático producirá diversos impactos sobre el ambiente y los diferentes sectores socioeconómicos de la industria vitivinícola. En este sentido, es probable que se produzcan los siguientes efectos:
• Cambios del espacio en relación a la viabilidad de una zona para el crecimiento de una variedad determinada y modificación en la composición varietal.
• Cambios en la composición química y en las características organolépticas de las uvas y el vino.
• Cambios en la fenología de los cultivos, incluyendo modificación en la fecha de maduración.
• Modificación de las necesidades de riego.
• Cambios en el régimen hídrico.
• Variación en la presión de plagas, enfermedades y malezas.
• Cambios en la estructura de costos y flujos de inversión.
• Cambios en la estructura de costos y flujos de inversión.
• Cambios en el empleo sectorial y micro regional.
Medidas de adaptación
La adaptación al cambio climático implica la toma de medidas adecuadas para reducir los efectos negativos del fenómeno, aprovechando los positivos, mediante ajustes y cambios en los sistemas de producción. Es decir, es un proceso que conduce a mejorar la capacidad de hacer frente al cambio climático, evitando o moderando los impactos y atenuando los daños de los impactos que son inevitables. De esta manera, el progreso en materia de desarrollo económico y social no se vería limitado por el cambio climático.
Incorporar o integrar la adaptación al cambio climático en la planificación es una estrategia necesaria para el desarrollo sostenible a largo plazo. Las medidas de adaptación propuestas en el estudio surgen de los impactos identificados y fueron formuladas según diversos ejes temáticos, tales como:
• Mejora del monitoreo, consolidación de bases de datos y acceso público a la información;
• Generación de capacidades;
• Formulación de políticas públicas;
• Innovación institucional;
• Financiamiento de medidas destinadas a la adaptación;
• Inversión en infraestructura;
• Prácticas vitivinícolas en la producción primaria de vino;
• Prácticas de la producción industrial de vino;
Conclusiones del estudio
Del análisis de los modelos climáticos se desprende que los escenarios analizados no evidencian al año 2050 diferencias significativas entre sí, en cuanto a las variaciones de temperaturas y precipitaciones, aunque es posible inferir que sí las habrá en una proyección al año 2100. Dado que los escenarios comienzan a diferir sensiblemente a partir del 2050, es posible inferir para ambos mayores efectos que los aquí señalados.
Por otro lado, de las variables climáticas clave para la industria vitivinícola pudo concluirse que la temperatura es la que presenta la mayor relevancia. Si bien su variación se evidencia al año 2050, los valores que alcanzaría según los escenarios estudiados no indicarían riesgos de magnitud tales como para dificultar o hacer inviable la disposición de medidas de adaptación.
Las estimaciones realizadas acerca de los efectos del cambio climático sobre la industria vitivinícola en un escenario al año 2050 permiten llegar, dentro de otras conclusiones a lo siguiente:
1. Integración de un cluster de instituciones enfocadas a la temática de cambio climático y vitivinicultura, que permita generar una red que provea mejor y mayor información del sector. Para asegurar que el sector vitivinícola disponga de nuevas y mejores respuestas a los desafíos impuestos por el cambio climático, será necesario disponer de cierta innovación institucional que permita un análisis de mayor integridad, coordinación y complejidad que aquellos logrados a partir de acciones y esfuerzos aislados.
2. Gestión del recurso hídrico. Según el modelo utilizado, las variaciones en el régimen de precipitación de la región no modifican sustancialmente la actual escasez hídrica en la mayor parte de las regiones productoras de ambos países, aunque hacen necesaria una mayor compensación del agua de lluvia por parte de agua superficial y subterránea. El balance hídrico deberá ser gestionado de una manera mucho más precisa, debiendo lograrse mayores eficiencias en el transporte del agua, así como menores pérdidas por percolación o evaporación en los sistemas de irrigación y almacenamiento.
3. Anticipación de análisis de potenciales efectos futuros. Situaciones tales como eventuales desplazamientos geográficos en busca de mejores condiciones climáticas podrían estar acompañadas por una demanda de movilidad de la mano de obra o, de requerirse, formación y capacitación de nuevas poblaciones. Por otra parte, las posibles exigencias de menores niveles de emisión de gases de efecto invernadero por parte de mercados internacionales podrían imponer el requisito de medición y límites a las huellas de carbono de la industria vitivinícola. Finalmente, un mayor contenido de alcohol en las uvas por haber estado expuestas a mayores temperaturas podrían necesitar de nuevas tecnologías de producción de vinos para compensar dicha situación y lograr un producto de cualidades óptimas.
4. Investigación y desarrollo de variedades de uvas robustas a los efectos del cambio climático, así como de tecnologías de producción y formación de profesionales en ciencia y técnica para la industria. La investigación aplicada a los cultivos y el desarrollo aplicado a la industria en su conjunto permitirán una mejor adaptación a las condiciones impuestas por el cambio climático. Simultáneamente, para lograr una agricultura de precisión, se deberán desarrollar y disponer de modelos climáticos más precisos y de mayor nivel de detalle. Estos modelos requieren, a su vez, de profesionales formados en climatología, agronomía, cartografía, geología, etc., así como de agentes del sector público que superen la fragmentación derivada de la administración, para lograr una visión integral de competencia de la industria.
5. Gestión y obtención de financiamiento. La aplicación de medidas de mitigación y adaptación de la industria al cambio climático implica la necesidad de obtención de fondos para fines de financiamiento. Si bien existen varias fuentes de financiamiento destinadas a esta problemática, éstas son insuficientes o de alcance limitado. Es responsabilidad tanto del sector público como del privado volcar sus esfuerzos en la obtención de nuevos fondos que complementen e integren a los ya existentes, y que se enfoquen, por un lado, a sustentar los estudios y análisis necesarios antes mencionados y, por otro, a desarrollar la infraestructura necesaria para aliviar los efectos negativos que se desprenden del cambio climático.
Escenarios climáticos
La región de estudio comprendió del lado argentino, la franja cercana a la cordillera de los Andes, desde Salta hasta Chubut, y del lado chileno, desde la región de Antofagasta hasta la región de Los Lagos. El horizonte temporal considerado en el análisis es el de mediados de siglo, o sea, hacia el año 2050.
Con relación a los resultados de la modelización de la temperatura, el estudio no advierte diferencias relevantes en los cambios de esta variable cuando se comparan entre sí los escenarios hacia el año 2050; se infiere que sí las habría hacia el año 2100. Por otro lado, se espera un aumento generalizado de más de 1°C en la temperatura mínima para toda la región, respecto de la situación actual. Adicionalmente, se espera un aumento generalizado de la temperatura máxima para la región, aunque más irregular espacialmente.
En cuanto a la precipitación, tampoco se presentan diferencias relevantes en esta variable cuando se comparan entre sí los escenarios, para el año 2050, aunque esta situación cambiaría hacia el año 2100. Se espera que las precipitaciones continúen reduciéndose levemente en Chile central, sobre la cordillera de los Andes, y también, del lado argentino, en Catamarca, La Rioja y el oeste de Comahue y Chubut. Por otro lado, podría presentarse un ligero aumento en la precipitación al este de la Cordillera. Es importante destacar que los parámetros de aumento no alterarán el carácter desértico de gran parte de la región, ya que de todos modos continuarán escasas las precipitaciones absolutas.