Un mineral estratégico por donde se lo mire
En 1772, el químico sueco Carl Wilhem Scheele descubrió el manganeso. Sin embargo, la humanidad ha utilizado este metal desde muchísimo tiempo antes: se han encontrado restos de manganeso en las menas de hierro de los espartanos, en pinturas rupestres y en vidrios coloreados y decolorados por romanos y egipcios.
En su estado puro, el manganeso es de color blanco grisáceo, tirando al plateado, y muy parecido al hierro. Constituye el duodécimo elemento más abundante en la corteza terrestre y está ampliamente distribuido por todo el planeta. Es posible hallarlo en muchos tipos de rocas, en masas terrosas enteras cristalinas o criptocristalinas, a veces en forma de agregados aciculares radiales. También se han descubierto grandes cantidades de nódulos de manganeso en los océanos, un lugar que, se estima, será una fuente importante para la obtención del metal en el futuro.
Entre las combinaciones naturales del manganeso, se destacan óxidos, silicatos y carbonatos como pirolusita o manganesa, rodocrosita o dialogita, que son las más importantes. Otras menos abundantes son hausmannita, psilomelana (manganomelana), manganita, rodonita, braunita y hübnerita. Entre sus principales características figuran su dureza, su capacidad de refractar y su facilidad para oxidarse. También puede ser ferromagnético, pero sólo después de un tratamiento especial.
En combinación con el hierro, el manganeso se ha transformado en uno de los minerales más necesarios para los procesos industriales, lo que ha lo transformado en estratégico. Sus usos son amplios, desde la siderurgia, como agente purificador del mineral de hierro y en aleaciones con éste, hasta la producción de acero, pasando por la industria química, la fabricación de baterías secas y como decolorante del vidrio.
Las aleaciones no ferrosas de manganeso también son de gran utilidad. Por caso, el bronce de manganeso (compuesto de manganeso, cobre, estaño y zinc) se utiliza en la fabricación de hélices de barcos por su resistencia a la corrosión del agua de mar; y la manganina (compuesta de manganeso, cobre y níquel) es usada en cables para mediciones eléctricas de alta precisión dado que su conductividad eléctrica apenas varía con la temperatura. El dióxido de manganeso se encuentra en la naturaleza en forma de pirolusita, y puede obtenerse artificialmente calentando nitrato de manganeso. Se utiliza en pinturas y barnices, para pintar cristales y cerámicas, en la obtención de cloro y yodo y como despolarizador en baterías de pilas secas. El sulfato de manganeso, un sólido cristalino de color rosa, se prepara por la acción de ácido sulfúrico sobre dióxido de manganeso, y se utiliza en tintes para el algodón. El permanganato de sodio y el de potasio son cristales de color púrpura oscuro, formados por la oxidación de sales ácidas de manganeso, y se emplean como oxidantes y desinfectantes.
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Los mayores yacimientos de minerales de manganeso se encuentran en Sudáfrica, Ucrania, Bolivia y Ch