La Argentina tiene hoy una inédita oportunidad para impulsar la minería, un sector con una enorme potencialidad, que redundará en notables beneficios económicos y sociales para el conjunto de la sociedad.
Los mineros estamos orgullosos de una industria es una de las principales actividades productivas nacionales que sostienen la economía, el empleo y el futuro de nuestra gente y nuestro país.
Las inversiones en los últimos años y los datos alentadores para las próximas décadas, permiten que la minería argentina provoque la admiración de muchas naciones y genere el interés de inversores de los países líderes. Esto es producto del esfuerzo que desde hace años venimos realizando para contar con los más sofisticados avances tecnológicos y los más modernos métodos productivos, acompañados por una gran conciencia del cuidado y la protección del medio ambiente en todas las etapas del proceso productivo.
Lo anteriormente mencionado se ve reflejado en el aporte de la actividad a la economía argentina, que en 2010 representó más de US$ 6.500 millones. Hace 10 años la minería representaba el 0.8% del PBI y hoy supera el 4.5%, y las perspectivas de mediano plazo nos proyectan al 6%.
Venimos de una fuerte retracción en la economía mundial, en el que la minería argentina siguió siendo un sector dinámico, que preservó en la crisis puestos de trabajo y mantuvo el ritmo de exploración. Batimos un nuevo record con más de 730.000 metros de perforaciones, alcanzamos más de US$ 4.500 millones en exportaciones, un 43% más que el 2009 y hemos registrado records de producción minera en oro, cal y cemento.
En 2010 y lo que va del 2011 entraron en producción Casposo en San Juan y Salar del Rincón, en Salta, y comenzaron su construcción Pascua Lama, primer proyecto minero bi-nacional en el mundo, y Potasio Rio Colorado, en Mendoza.
Hoy la minería es una fuerte industria nacional, que brinda oportunidades de trabajo, progreso y capacitación en su país a los profesionales y técnicos de especialidades afines, revirtiendo el proceso de expulsión de inteligencia argentina. Estamos orgullosos de contar con los más destacados profesionales, demandados por su capacidad en todo el mundo y que hoy son parte fundamental de este fantástico crecimiento de la minería argentina.
Más allá de los cuestionamientos que pretenden instalar quienes no comprenden o no conocen el sector, la minería hoy se afianza como un pilar necesario de la economía argentina. Nuestro país cuenta con recursos naturales necesarios para desarrollar una economía sustentable.
Sólo debemos continuar con las herramientas necesarias, aplicar la tecnología con la que contamos, capitalizar el conocimiento de nuestros profesionales y demostrar que ejercemos una minería sustentable, para poder enfrentar y superar todas las dificultades, que como en cualquier industria en crecimiento, se presentan. Un aspecto fundamental: el crecimiento del sector trae aparejado el desarrollo de pueblos argentinos que estaban olvidados y postergados, donde viven hombres y mujeres que hoy han recuperado la dignidad del trabajo, que pueden criar a sus hijos y acceder a bienes que antes veían como imposibles. La minería no se desarrolla en los grandes centros urbanos, donde hoy se toman las decisiones. La minería está en lugares alejados, en los confines de la patria y estamos orgullosos de saber que estamos acercando mejores condiciones de vida y oportunidades a las comunidades en las fronteras del país, donde muchas veces nadie llega y de los que pocos se acuerdan.
Por eso, cuando en las ciudades más cosmopolitas hablan de la minería como una actividad pecaminosa, me gustaría invitarlos a conocer cada uno de los yacimientos y las comunidades cercanas. Para que vean el desarrollo local, el orgullo de los trabajadores por ser minero, las maquinarias modernas que se emplean y las medidas de seguridad con las que se trabaja para cuidar a los empleados y proteger el medio ambiente.
La minería es una industria transparente, sin trabajo en negro, con estricto cumplimiento de sus obligaciones fiscales y previsionales y respeto al trabajador.
La Argentina tiene metas claras para el sector. Y hay un gran optimismo, situación que queda en evidencia con los números que se manejan. En 2015 se aspira a exportar US$ 7.600 millones, sumar US$ 10.400 millones de inversión y llegar a US$ 9.800 millones de producción, cuando hace cinco años apenas se alcanzaba algo más de US$ 1.000 millones.
En pocos años, la Argentina no sólo será conocida por su carne, su trigo o su vino, sino también por la excelente calidad de sus minerales y productos derivados, que llegarán a convertirse en riqueza nacional y progreso para toda la sociedad.
Fuente: Mining Press