Un cruel asesinato que conmovió a Jujuy hace 77 año y que quedó estampado en la literatura con un libro de Benjamín Villafañe.
Rafael Tauler Andreu a los trece años, había llegado de España, desde Felanix, Islas Baleares, con la juventud a cuestas y su morral cargado con los sueños de "hacer la América" y volver cargado de triunfos. Tenía a su favor su tozudo empecinamiento y una capacidad de trabajo que no reconocía desmayos ni feriados. Primero recaló en Chile, donde aprendió el oficio del cateo minero y logró reunir una pequeña fortuna. Luego vino a Argentina. Y el Jujuy de los albores del siglo XX lo vio -convertido en minero- recorrer los desiertos luminosos de la Puna, investigando, analizando, reconociendo los sitios y yacimientos escondidos. Trabajó por encargues de Minera Aguilar, en exploraciones y cateos. Luego, por su cuenta, se internó en la Puna. Recorriendo la cuenca del rio Orosmayo con ojos especializados y suficientes conocimientos técnicos, Rafael Tauler descubrió el enorme yacimiento de estaño, plata, zinc y plomo en vecindades del Rio Pircas, en el corazón del Departamento de Rinconada. Tiempo después, se presentó la mañana del 7 de mayo de 1931 en la Dirección de Minas de Jujuy y en el expediente 16-T-1931, realizó el pedimento por el yacimiento de lo que se conocería luego como Mina Pirquitas. El lugar estaba a 80 kilómetros al oeste de Abra Pampa, sin caminos, apenas con unas huellas de herradura, a los 22º de latitud sur y 66º de longitud oeste, a más de 4270 metros sobre el nivel del mar. En las oficinas gubernamentales, le sellaron los papeles, y así se inició la historia que terminaría años más tarde, con un crimen cruel y escandaloso, que finalmente fue esclarecido, pero cuyos autores intelectuales y materiales corrieron distinta suerte, siempre protegidos por la justicia y la política.
“La Compañía”
Ocurrió que con posterioridad a la presentación de Rafael Tauler, se constituyó la empresa denominada "Sociedad Minera Pirquitas, Pichetti y compañía, limitada", que realizó otro pedimento por el mismo yacimiento. Esta compañía estaba integrada por los señores Alberto Pichetti, Arturo Pérez Alisedo, Andrés Galinzky, J. Leach, y R. Tagliabúe. Los expedientes siguieron su curso, en tanto, Tauler, había comenzado a trabajar en Pirquitas, comprobando que el yacimiento era riquísimo, y que estaba llamado a convertirse en poco tiempo en pilar y sostén de una economía regional en franco desarrollo. Los intereses en juego eran fuertes, tanto, que obligaron a Tauler a abandonar la Puna. Se radicó en San Pedro un tiempo, pero fue nuevamente tentado -esta vez por el señor Julio Figueroa-para que cuide sus pertenencias en Orosmayo y le administre el latifundio de San Juan y Granadas. Tauler vuelve a la zona y nuevamente la compañía vió en él una amenaza. Y ocurrió luego que el 26 de Abril de 1934, don Arturo Pérez Alisedo, abogado, fue elegido gobernador de Jujuy. Desde el fondo de ese tiempo dicen que mientras se construía el imperio Pirquitas y crecía un pueblo alrededor del yacimiento, los dividendos se multiplicaban por miles. En San Salvador de Jujuy ya se habían adulterado los planos y los expedientes del pedimento original de Tauler en la Dirección de Minas. El Juez de Minas, Carlos Martearena, en el expediente 145-P-1932, finalmente otorgó la concesión de la mina a la empresa de Pichetti y Pérez Alisedo, desestimando el pedimento del español, quien fue otra vez intimado a retirarse de la región y además amenazado de muerte ante sus negativas.
Tauler seguía bregando por la reivindicación de sus derechos mineros y por la rehabilitación de sus títulos. Para la compañía la situación era insostenible. Le aconsejaron callar y retirarse porque sus reclamos -le advirtieron- eran su sentencia de muerte. Tauler respondió: "Mi muerte será la mejor prueba de mi derecho, del miedo de la compañía, y del régimen de barbarie que reina allá".
El asesinato
Tauler fue apresado en Mina Pirquitas por la policía provincial, y confinado a una celda de adobe con piso de tierra y una puerta de metal oxidado. Allí estuvo varios días, hasta que la noche del 16 de febrero de 1935, fue sacado de su calabozo por dos comisarios que la compañía había traído especialmente desde Buenos Aires. Se dijo que debían trasladarlo a una prisión más segura en Rinconada, pero el grupo sólo caminó una legua en medio de la oscuridad y el frío. La historia oficial dice que Tauler intentó fugarse y resistencia a la autoridad. Lo cierto es que fue fusilado por los policías a unos 5 km de Pirquitas, en el Campo del Aventadero. Recibió cuatro balazos en el pecho, y un tiro de gracia en la cabeza. La Justicia actuó. A su manera: hubo demoras y chicanas, varios cambios de jueces que sucesivamente, con sus respectivos fiscales, se encargaron de ir desestimando y rechazando las pruebas que inculpaban a los autores intelectuales y todo concluyó con el sobreseimiento de los policías.
Un escándalo de proporciones
Lo que nadie previó es que el doctor Benjamín Villafañe, exgobernador de Jujuy entre el 1924 y 1927, se haría cargo del caso. Investigó, encontró testigos, relató los hechos, los denunció públicamente en su libro "El asesinato de Rafael Tauler" y terminó su trabajo pidiendo formalmente la intervención federal a la provincia. El escándalo de enormes proporciones estalló a nivel nacional, y sólo se aplacó con la renuncia del gobernador Pérez Alisedo, quien fue reemplazado por el vicepresidente primero de la Legislatura, Fernando Berghnmans.
El doctor Pérez Alisedo también debió resignar su aspiración a ser candidato a diputado nacional. Sin embargo, la justicia mantuvo la adjudicación de la explotación de Mina Pirquitas en manos de la compañía de la cual era socio. Los datos de 1938 indican que Minera Pirquitas producía la parafernalia de $ 11 millones de pesos anual de ganancia, empleaba a más de 1.200 trabajadores, a los que sin embargo, les pagaba un sueldo mensual de $ 75 por todo concepto, lo que apenas les alcanzaba para pagar su comida.
Por muchos años, Pirquitas fue un remedo del "far west", un feudo donde empresarios y contratistas manejaban fortunas increíbles en los escritorios de la compañía y las multiplicaban o las perdían, en peligrosos juegos de naipes en las largas noches de los casinos del pueblo. Allí todos andaban armados y la ostentación de riquezas y poder, contrastaba con la misérrima vida de los mineros que poblaban los oscuros socavones y -muchas veces-morían de silicosis o tuberculosis sin generar ni solidaridad ni piedad de los patrones.
El yacimiento minero Pirquitas
El yacimiento de minero de Pirquitas, se encuentra en el distrito Coyaguaima, del Departamento Rinconada.
Está a 355 kilómetros de San Salvador de Jujuy y se llega a él por la ruta nacional 9 hasta Abra Pampa y luego por las rutas provinciales 7 y 70. A más de 4270 msnm es una de las explotaciones de mayor altura en Argentina, sólo superada en Jujuy por El Aguilar. El gigantesco yacimiento tiene mayormente casiterita, un mineral que a su vez contiene estaño zinc y plata plomo, iridio y paladio y tungsteno. También se han detectado otros minerales "raros" y radiactivos en algunos sitios de la mina.
En su mejor momento, en Pirquitas vivieron más de 3000 personas. La compañía Pichetti explotó la mina de manera subterránea hasta fines de los 80, cuando quebró. El pueblo quedó casi deshabitado. Sunshine Mining y Refining company compraron la mina en un remate en 1998. Entre 2002 y 2004, Silver Standard adquirió el 100% de la mina y reinició la explotación, reubicando el pueblo a 5 kilómetros de la mina.
Fuente: El Tribuno Jujuy - Por Carlos A. Ferraro