El Patrón Oro, en virtud del cual cualquier tenedor de dólares de papel podría canjearlos por metal dorado en el Tesoro de los Estados Unidos, vuelve ahora a la memoria de unos pocos millones de estadounidenses, todos ellos muy mayores para ponerse detrás de un volante. Pero gracias a la impresión de dinero y a un déficit federal que han alcanzado niveles sorprendentes desde 2008, y gracias también a las declaraciones conflictivas de Ron Paul y de Ben Bernanke, la idea de un Patrón Oro ha resurgido en la atención pública.

Me alegra el renacimiento del concepto. Leer sobre esto en la prensa y oír que se lo menciona en los programas de noticias por cable que me hace sentir un poco menos marciano. Casi que me hace sentir de vanguardia.

Sin embargo, he notado que la idea rara vez se presenta como una propuesta clara y definida, o como una invitación a volver a una institución que funcionaba bien en el pasado. Con demasiada frecuencia, se muestra poco más que como un eslogan, o como una burla dirigida a los bancos centrales o como una declaración política de moda. Así es que echemos un vistazo a lo que realmente significa. No es tan complicado.

Lo que no está en juego

La abolición del Patrón Oro ha sido la fuente de un daño considerable, pero no ha sido la fuente de todo mal. He oído hablar de la falta de un Patrón Oro entendido como parte de un plan del gobierno para obligar al público a utilizar el dinero de papel. No es así.

Las leyes de las divisas de curso legal son generalmente parte del asunto, pero no lo explican todo. Declarar irredimibles el papel de curso legal se limita a definir lo que un acreedor puede ser obligado a aceptar por una deuda denominada en dólares. Operar bajo ese régimen es totalmente voluntario. Si no gusta, se puede evitar negándose a aceptar la promesa de pagarés u otros documentos de cualquier persona nominados dólares. A pesar de las leyes de moneda de curso legal que definen lo que es un dólar (papel), uno es libre de vender y celebrar contratos sin necesidad de usar dólares.

La leyes de curso forzoso no va más allá de la reivindicación del Gobierno para sí de ser propietario del "dólar" como una marca que se puede aplicar a piezas de papel o a cualquier otra cosa que decida, como General Motors posee la marca registrada "Chevy" y puede aplicar a cualquier pieza de maquinaria o cualquier otro producto que desee. GM y sólo GM puede servirle a Chevyburgers, y usted a su vez es libre de comerlas o no.

Dos partes son libres de usar monedas de oro o monedas de plata (o fresas) como un medio de cambio si están de acuerdo. Pesos, francos y dólares canadienses se permiten también. Un retorno al patrón oro no alteraría esa situación o ampliaría la gama de sus opciones.

También he oído hablar de la falta del Patrón Oro por culpa de la inestabilidad económica global. Los defensores del actual sistema de dinero fiduciario hacen justamente lo contrario: culpan al Patrón Oro del pasado para evitar que la Reserva Federal estabilice la economía. Es un gran debate -poco de lógica económica y mucho de alharaca. Todo se reduce a qué sistema carga con la responsabilidad de la Gran Depresión de la década de 1930, que ocurrió cuando los ciudadanos estadounidenses no podían cambiar dólares por oro (sin suficiente confianza como para ayudar a la economía a recuperarse), pero sí los gobiernos extranjeros podían cambiar dólares por oro (aquel viejo Patrón Oro que sigue causando tantos problemas).

Lo que no arreglaría

Un retorno al Patrón Oro no nos haría más libres de lo que somos ahora. Usted seguiría completando formularios de devolución de impuestos y aun así seguir consiguiendo la terapia de masaje de los empleados de la TSA. El Congreso no reformaría su costumbre de grandes gastos, apenas remplazaría el tomar y perder el dinero fiduciario por tomar y perder el dinero respaldado por oro. Y la Corte Suprema de Justicia, garante de sus libertades, seguiría moviéndose a medida que las cosas pasan.

Un nuevo Patrón Oro no sería el elixir de la estabilidad económica. Una depresión severa en 1919-20 demostró la capacidad de la Reserva Federal para diseñar tendencias financieras al naufragio incluso cuando el dólar era canjeable por oro para cualquiera. Y antes de la llegada de la Reserva Federal, el Tesoro de los EE.UU. demostró la misma capacidad a través de operaciones de endeudamiento, igual que hizo el Congreso algunas veces con sólo crear incertidumbre sobre los posibles cambios en el sistema monetario.

Además, un retorno al patrón oro no permite garantizar a largo plazo la preservación del poder adquisitivo del dólar y de las obligaciones denominadas en dólares porque, como hemos visto, el Patrón Oro adoptado un día puede ser abandonado al día siguiente.

Lo que arreglaría

Ahora que hemos desalentado las expectativas, veamos lo que provocaría adoptar el Patrón Oro: amenazar a los individuos que dirigen las instituciones monetarias (por ejemplo, la Reserva Federal) con la vergüenza que daría su mal comportamiento. Se reduciría sus posibilidades de eludir la responsabilidad.

Cada emisor de dinero se compromete a proteger su valor. La promesa es la misma si se hace en nombre de una moneda fiduciaria, o de una moneda respaldada por oro, plata, cobre, monedas o caracoles de mar o pieles. Un patrón oro no impide que un emisor rompa la promesa. Simplemente, le hace difícil al emisor disimular que está cumpliendo con una promesa que incumple año a año.

Con un sistema de dinero fiduciario, no se necesita ningún talento especial para engañar al público con un discurso insincero sobre cómo evitar la inflación y proteger el poder adquisitivo del dinero. El lapso de años entre la emisión y el efecto sobre los precios hace que el engaño resulte más fácil.

Si se emite más dinero este año, bueno, es sólo una medida temporal y sólo debido a la recesión que se está tratando de evitar. El año próximo el ritmo de emisión será más lento o tal vez no se emita nada- habrá que esperar y ver cuáles son las condiciones del próximo año. Y no olviden aquellos singulares años en los que un rápido crecimiento monetario coincidió con casi nada de inflación. Y cuando la inflación vuelve, siempre hay alguien o algo a quien culpar: la OPEP o terribles condiciones de crecimiento de la cosecha de soja en Brasil, o una guerra. Ya se les ocurrirá algo.

A falta de una completa destrucción de una moneda fiduciaria, no hay nada que pueda demostrar sin dejar lugar a dudas la superficialidad de la promesa de proteger el poder adquisitivo que se hace a diario. No hay una línea clara que separe el rendimiento real del simple discurso.

Con un patrón oro, el engaño sería mucho más difícil. Emitir demasiado dinero llevaría a reembolsos que drenarían las reservas de oro. Todo el mundo podría ver la disminución de inventarios de oro. Si cayeran a cero, entonces los administradores del sistema habrían fracasado, y punto. No hay ninguna ambigüedad al respecto, y los responsables políticos de la época tendrían muy poco margen para negarlo.

La adopción formal de un Patrón Oro no tendría nada de mágico. Sería sólo otra promesa. Pero una promesa que conllevaría la posibilidad cierta de la vergüenza de un huevazo político en la cara si se rompiese. Y la única manera de que los responsables evitaran esa vergüenza sería abstenerse de la temeraria e imprudente expansión de la oferta de dinero en efectivo. Es por eso que un Patrón Oro protegería el valor de una moneda, y es por eso que los políticos no lo quieren.

Fuente: Mining.com - Por Terry Colson (Casey)