Las minas han sido un mundo que estuvo por mucho tiempo vedado para las mujeres. Pero en las faenas donde hemos logrado entrar, rompemos prejuicios y nos apasionamos por nuestro trabajo. En mi caso, ser minera me tiene fascinada.
Por Verónica Lay - Técnica en Prevención de Minas San Gregorio
Las minas han sido un mundo que estuvo por mucho tiempo vedado para las mujeres. Pero en las faenas donde hemos logrado entrar, rompemos prejuicios y nos apasionamos por nuestro trabajo. En mi caso, ser minera me tiene fascinada.
Me formé en Prevención de Accidentes e Higiene en el ámbito laboral y nunca pensé que iba a estar dentro de una mina. Menos aún, en la construcción, en San Gregorio, del primer túnel subterráneo para la explotación minera en Uruguay. Un proyecto novedoso en el país para el cual fuimos capacitados técnicos uruguayos. De 76 personas contratadas para esta tarea, 30 somos orientales.
Uruguay necesita brindar garantías a la minería. Es tiempo de que el país redacte un Código Minero y establezca condiciones para realizar esta actividad. Es Estado debe tener herramientas de control y decidir si va a realizar explotación minera y aprovechar la riqueza. Así ganaremos todos: los trabajadores, la comunidad, el Estado y la empresa que invierta.
En San Gregorio, el túnel y sus galerías son construidos en forma mecanizada y no artesanal, como se había hecho en anteriores experiencias, como en Minas de Corrales. Esta es una nueva etapa de una larga historia que me conecta con mi biografía, ya que mi abuelo llegó a Uruguay como ingeniero con los ingleses y su primer trabajo fue en Minas de Corrales. Esta ha sido una experiencia intransferible, porque disfruto el paisaje y la naturaleza, los amaneceres y atardeceres desde el lugar donde trabajo. Se trabaja de sol a sol en dos turnos de 12 horas y se convive con lagartos, ñandúes y charabones, zorros, zorrinos, venados, liebres y perdices
Además, el vínculo con los trabajadores, casi todos varones, es intenso, pues con ellos que instalan diálogos cotidianos, antes, durante y después del trabajo en el túnel.
Sólo cuatro mujeres de este equipo entramos a la mina. Esto es raro, es desementir una tradición que decía que la mujer que entra al túnel, trae mala suerte. La leyenda contaba que “si entra una mujer, la mina se enoja y actúa” y en países mineros hace muy poco se permitió por ley la presencia femenina en los yacimientos. En Chile fue aceptado en 1996, y en Bolivia aún no se permite. Pero en otros lugares, son los varones quienes niegan su ingreso por temor a las "represalias" de la mina.
Sin embargo, hoy es más viable la presencia femenina en esta actividad: Lo interesante de la nueva minería es que abarca la sustentabilidad, el medio ambiente y la seguridad. Y esa minería es la que queremos implantar en Uruguay. La mecanización colabora mucho en la introducción de la mujer en las minas, pues ya no se hacen esfuerzos sobrehumanos. Además, existe una reconocida capacidad de las mujeres para establecer vínculos con personas y comunidades. La técnica asegura que si las minas dan trabajo a mujeres, al ser bien pagado, disminuyen las brechas salariales y las desigualdades entre ellas y los varones.
En Argentina, he conocido mujeres con hijos que trabajan períodos largos en las minas. Una me dijo: "cuando subimos a la faena, y nos quedamos en un hotel, me dan de comer, me tienden la cama, siento que estoy en un spa". Cuando baja y llega a su casa, tiene que atender a sus cuatro hijos, cocinar, lavar la ropa. Es su otra rutina, la del hogar.
Como técnica en Prevención he recibido técnicas de Seguridad muy protocolizadas que me brindan certeza sobre lo que sucederá en la jornada. Al comenzar y concluir la jornada hay una charla sobre seguridad y periódicamente realizamos simulacros sobre situaciones hipotéticas que pudieran presentarse. Aprendí minería y a gestionar la seguridad.
Hay obvias diferencias entre las mujeres y los hombres en las minas. No somos lo mismo, pero hemos demostrado que podemos ocupar los mismos puestos de trabajo.
Fuente: AmecoPress/SEMlac