Cada individuo que transita nuestro planeta y cada bien que produce, implica un determinado consumo de agua que se denomina "huella hídrica", un dato que debemos conocer para incrementar la eficiencia en la producción y la sustentabilidad ambiental.
Todos los habitantes de este planeta utilizamos una gran cantidad de agua para beber, cocinar, lavar o higienizarnos. Pero utilizamos todavía más en la producción de bienes tales como alimentos, papel, prendas de vestir, maquinaria, minerales, entre otros. Para medir la utilización que se hace del agua en el ciclo productivo, desde hace varios años, se ha comenzado a medir tanto lo que se denomina "huella hídrica", como la circulación de "agua virtual". Veamos de qué se trata.
La huella hídrica e s un indicador del uso de agua que tiene en cuenta tanto el uso directo como indirecto, por parte de un consumidor o productor, es decir, tanto para un individuo, como una comunidad o comercio, se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o comunidad así como los producidos por los comercios.
Agua virtual, por su parte, se denomina al agua que utilizaron los bienes para ser producidos, tanto la que contienen en su disposición final como la que requirieron a lo largo del proceso de producción.
El agua que se consume para la producción de un determinado bien, a su vez, se clasifica con los colores azul, verde y gris. "Agua azul" es el volumen de agua dulce consumida de los recursos hídricos de l planeta (aguas superficiales y subterráneas); "agua verde" es el volumen de agua evaporada de los recursos hídricos del planeta (agua de lluvia almacenada en el suelo como humedad, por ejemplo) y la que se reutiliza en el proceso; y " agua gris" es el volumen de agua contaminada que se asocia con la producción de los bienes y servicios, y puede ser medida como la cantidad que se requiere para diluir los contaminantes hasta el punto de que la calidad del agua se mantiene en o por encima de las normas de calidad.
Algunas cifras
La huella hídrica se mide en litros por kilogramo de producción, cuando se trata de bienes, o de metros cúbicos por año cuando hablamos de un individuo (Un metro cúbico equivale a mil litros). En e l cálculo interviene no solamente el agua de riego, por ejemplo, sino cada gota de agua que fue necesaria y que estuviera presente e n todos los pasos del proceso productivo.
Así, por ejemplo y de acuerdo a lo informado en la página oficial de la Naciones Unidas, para producir un kilogramo de carne vacuna se necesitan 13.000 litros de agua, 3.920 par a un kilo de pollo, 140 par a una taza de café o 1.000 par a un litro de l eche.
Yendo a escala de países, un individuo de Estados Unidos utiliza 2.500 metros cúbicos de agua al año, un español 2.350, un japonés 1.150, un ciudadano chino 700 y un argentino, 1.450.
Conocer la huella hídrica es importante tanto para cuantificar la eficiencia en el uso del recurso natural, como para tratar de tornar más eficiente la producción, lo que vale tanto para cada empresa, por muy pequeña que sea, como para los países y los continentes. Así, otro dato a tener en cuenta, en la faz productiva, es cuánta riqueza genera el bien producido.
Por ejemplo, un litro de vino cuesta 25 pesos en promedio, y para producirlo se usaron 650 litros, en tanto que un litro de cerveza se comercializa a unos 10 pesos y utilizó 300 litros, y una onza de oro se cotiza a 8.500 pesos aproximadamente y usa e n promedio en Argentina, 557 litros de agua.
A nivel global, se ahorra agua al exportar productos agrícolas de regiones con alta productividad de agua hacia regiones con baja productividad de agua.
En la actualidad, si los países importadores produjeran domésticamente todos los productos agrícolas, necesitarían 1.600 kilómetros cúbicos de agua al año, sin embargo, los países exportadores están produciendo estos productos con sólo 1.200 kilómetros cúbicos anuales, ahorrando a nivel global alrededor de 400 kilómetros cúbicos. De esta forma, si bien China utiliza 700 metros cúbicos de agua por año y por habitante, sólo el 7 % de e se volumen es producido fuera del país, en tanto que Japón importa el 65% de los 1.150 metros cúbicos anuales que usa cada uno de sus ciudadanos.
Eficiencia para la vida
Si un país exporta parte o la totalidad de lo que produce -oro y plata, en nuestro caso- también está exportando agua virtual, es decir, tuvo que contar con una determinada disponibilidad del recurso para hacer frente a las necesidades de la producción. De allí que sea importante llevar adelante una buena administración de los recursos naturales, optimizando su utilización.
En el caso de Cerro Vanguardia, para calcular los 376,3 litros de agua necesarios para producir una onza de oro, se suman a la utilizada en el proceso metalúrgico en sí, desde la que utilizamos dentro de la planta para nuestro ase o personal y consumo, hasta la que usa el taller para lavar los vehículos que intervinieron en la extracción y transporte de l mineral.
A simple vista, lo óptimo sería reducir la huella hídrica de nuestra producción, pero ello muchas veces es difícil, cuando no imposible, al menos con la tecnología actual. Lo que sí podemos -y lo venimos haciendo año a año- e s ser más eficientes en e l uso, disminuyendo al máximo la captación de agua fresca (agua azul) y la de posición de agua y a utilizada para posterior tratamiento (agua gris).
Al aplicarse en Cerro Vanguardia desde 2010 un sistema de reutilización del agua destinada al lavado de equipos pesados, no disminuye la huella hídrica de nuestra producción en general, pero sí la necesidad de captar menor cantidad de agua fresca.
Si los trabajadores de la compañía hacemos un uso más racional del recurso -cerrando la canilla mientras nos cepillamos los dientes, por ejemplo-, sí es taremos disminuyendo la huella hídrica, optimizando así la producción.
Tangencialmente, en ambos casos habremos reducido también los costos de producción, ya que -cabe recordarlo- la compañía paga a la Provincia un canon por uso de agua, que se aplica sobre cada metro cúbico de agua fresca captado en los pozos que rodean el yacimiento.
Fuente: Revista Oro del Sur (Cerro Vanguardia)
Cerro Vanguardia es una empresa minera dedicada a la exploración, extracción y ratamiento de oro y plata.
La empresa está conformada por dos accionistas, AngloGold Ashanti, que posee una participación accionaria del 92.5%, y Fomicruz S.E., Sociedad del Estado de la Provincia de Santa Cruz, con una participación del 7.5%, y que a su vez, gestiona diferentes proyectos mineros y petroleros en la provincia.
Desde su inicio de operaciones en la Argentina en 1998, Cerro Vanguardia ha realizado una inversión superior a los U$S 400 millones y emplea en la actualidad a más de 1200 personas en forma directa y 450 de manera indirecta, a través de contratistas
Su concesión minera alcanza los 514 km2 y se encuentra ubicada a 150 km de la localidad más cercana, Puerto San Julián y a 510 km de Río Gallegos, capital de la Provincia de Santa Cruz.