En el debate “Minería 2003-2013, Balance y Perspectivas”, el secretario del CADIM analizó la evolución de la legislación minera en la Argentina desde la recuperación de la democracia hasta la actualidad.
Mario Capello es secretario del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM). Es ingeniero de Minas egresado de la Universidad Nacional de San Juan. Fue convencional Constituyente de la Reforma de la Constitución de San Juan y Vocal del primer Directorio del Instituto Provincial de Explotación y Exploración Minera IPEEM. Diputado Provincial en San Juan, Diputado de La Nación.
Fue secretario General del Bloque de Diputados Nacionales de la U.C.R. Vice-presidente Comisión de Minería de diputados Co-redactor de la ley 6029 y 6077 de Creación del IPEEM y autor de importantes normas legislativas mineras. Consultor de empresas en la actividad minera, públicas y privadas. Es asesor Ad Honorem en la Comisión de Minería del Senado de la Nación.
En el debate “Minería 2003-2013, Balance y Perspectivas”, el secretario del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM) analizó la evolución de la legislación minera en la Argentina desde la recuperación de la democracia hasta la actualidad, al tiempo que reclamó un marco estable y seguro para reflotar el flujo de inversiones que demanda el desarrollo del sector.
Yo no quería analizar la minería en Argentina de los últimos 10 años, porque me parecía que iba a ser interpretado como parte de un relato que viene del Gobierno y no compartimos. Porque si hay algo que imputarle al gobierno no son los éxitos, no son lo proyectos que se factibilizaron y que no entraron en producción o los récords de metros perforados, sino que la minería de la mano de las actuales autoridades dejó de ser Política de Estado.
Hace muchísimo tiempo, 2.500 años atrás, se definía que a diferencia de los dioses y de los animales, nosotros éramos un animal político, de ciudad. Vivíamos en sociedad, no podíamos hacerlo aislados. Veinticinco siglos después, en Argentina nos encontramos con la democracia recuperada desde 1983. Y es realmente lamentable como con nuestras actitudes, con no decir la verdad y no decir lo que pensamos, estemos donde estamos.
Raúl Alfonsín, en la reunión constitutiva de la OLAMI en Buenos Aires el 9 de septiembre de 1985, decía: "En el caso particular de nuestros países la minería se presenta en diversas zonas como la única alternativa válida para el desarrollo regional de áreas históricamente sumidas en el atraso y la pobreza. Soy perfectamente consciente que nuestro país aún no ha alcanzado un nivel de desarrollo en ese sector que sea compatible con los vastos recursos minerales con los que contamos. Precisamente y para revertir esa situación de atraso estamos encarando un plan de expansión minera que reserva un capítulo muy especial a la inversión extranjera directa". Y agregaba el ex presidente: "Es decisión de este gobierno garantizar la radicación de esos capitales, el capital externo encontrará seguridad jurídica y garantía de razonable rentabilidad para realizar proyectos mineros de todo tipo. La rentabilidad, la seriedad, la seguridad y el beneficio mutuo serán los parámetros rectores a la hora de tomar decisiones".
Argentina no tenía entonces una legislación confiable frente al mundo. Y fue la legislación en los gobiernos de Carlos Menem como la Ley 24.196 que estableció la invariabilidad tributaria, lo que hizo que los mineros empezáramos a soñar que íbamos a poner en marcha la otra Pampa Húmeda, la de los minerales metalíferos de la Cordillera, nuestra zona mineralizada en abundancia.
Quienes alentamos el desarrollo de la minería, veíamos lo que se había logrado con la legislación de los años '90. En 1997 comenzó la minería en serio con Alumbrera, Cerro Vanguardia y Salar del Hombre Muerto. Ahí empezó el ciclo de la gran minería en el país.
Con la explosión del precio de los commodities, nos ilusionábamos con el equivalente a otra Pampa Húmeda, con el potasio en Mendoza, la plata de Chubut, el cobre en Catamarca y San Juan, el oro en Santa Cruz y Salta, el litio en Salta y Jujuy.
Pero todo se ralentizó. ¿Quién explica hoy por qué Veladero produjo 1.000.000 de onzas de oro, este año va a producir 650.000?. ¿Quién abandona un proyecto en el que invirtió más de US$ 2.000 millones en el mundo? ¿Por qué incluso los que están funcionando con dificultades desde el Estado les generan aún más trabas?. Creo que nos tenemos que preguntar, cómo país, qué estamos haciendo.
El futuro de la Argentina depende de lo que hagamos hoy. Tendremos que empezar a tener un poquito más de coraje para exigir que las cosas se hagan bien porque de lo contrario le estamos dando de comer a los relatos falaces que se construyen.
En este contexto será muy difícil traer un dólar a la Argentina. ¿Quién va a decidir construir una mina en Argentina cuando en cualquier lugar del mundo les cuesta 100 y acá 200? Tenemos que competir, en un duro contexto con otros países que están lanzados a atrapar inversiones. Y para eso es tan importante lo que hagan las provincias como el marco de seguridades y de estabilidad que provea la política y la economía nacional.
Fuente: Mining Press