Mientras el 80% de la población de Chile se agitaba como en una juguera con los fuertes movimientos del terremoto de la madrugada del 27 febrero de 2010 que destruía puertos, edificios y viviendas; en el edificio Parque Araucano ubicado en la comuna de Las Condes en Santiago, no tuvo ningún rasguño.
La tecnología antisísmica superior al estándar, inédita en Sudamérica hasta entonces, y que instaló la constructora Proyecta Gestión logró este cero daño en la estructura y en el contenido tras el sismo.
Se trata de dos bloques colgantes de hormigón armado, de 150 toneladas cada uno ubicados en el piso 22, el penúltimo piso. Allí hay bolas de molienda que aprovechan un fenómeno natural que es que al tener el péndulo el mismo periodo de vibración que el edificio, se mueven en sentido contrario a él y así el péndulo tira al edificio a su posición de reposo. "Ayudan a equilibrar la energía durante un sismo", explica Marcelo Cox, socio y gerente general de Proyecta Gestión.
En este caso el costo de los amortiguadores representó un escaso 0,6% del total de la inversión del edificio, dicen los socios de VMB, Rodrigo Mujica y Leopoldo Breschi, empresa a cargo de la ingeniería estructural del edificio.
Pero no se quedaron allí. "La siguiente innovación fue incluir dentro de una de las piscinas, un disipador de energía magnetoreológico desarrollado por la empresa Sirve". Es un sistema que puede ser calibrado y modificado por una persona durante un terremoto. Es decir, alguien puede administrar la fuerza de amortiguamiento de la estructura. El valor de uno de 6 metros de largo es US$100.000.
Fuente: América Economía