El cartel pegado al portero eléctrico es elocuente: "Easy Taxi no está más acá". La empresa que permite reservar taxis mediante una aplicación que se descarga en smartphones operó por más de dos años en Buenos Aires y mereció la aprobación entre los usuarios, que destacaron la practicidad y la calidad del servicio.
El problema para las empresas que conectan al pasajero con los choferes sin intermediarios es que en la Capital existen normas que intentan brindarle mayor seguridad al usuario. Entre ellas, la obligación de que el servicio cuente con un centro de radiollamadas desde donde se pueda monitorear a conductores y vehículos.
Mientras espera regresar formalmente a Buenos Aires, Easy Taxi opera en Rosario y Córdoba. Desde allí, advierte a los choferes porteños que utilizan el servicio que por el momento lo hacen a riesgo propio.
Easy Taxi había logrado sumar unos 6000 vehículos a su red, de los cerca de 40.000 taxis que circulan por la ciudad, antes de que fuera suspendida.
"Ellos pensaban que el camino judicial iba a allanarles todo para poder operar, pero finalmente la Justicia no les dio la razón", sostuvo el secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez. "Ahora vinieron a vernos representantes de la empresa y estamos armando una mesa de trabajo con protagonistas del sector", explicó a LA NACION.
Sucede que la tecnología y la legislación no siempre van de la mano. "Hay una legislación con la cual hay que cumplir. Ellos decidieron ir a la Justicia para declarar inconstitucional la ley 3633, el Código de Tránsito y Transporte de la ciudad. Cuando eso no sucedió, vinieron a vernos para ver qué cosas de la norma se podrían adecuar. Pero antes quisieron probar si podían declarar la norma inconstitucional y actuar libremente. Estamos haciendo lo que deberíamos haber hecho hace un año y medio", dijo Méndez.
El Código de Tránsito y Transporte indica actualmente que detener un taxi en la calle y llamar a una firma de radiotaxis son las únicas dos formas de contratar estos servicios.
Con las apps, hace falta primero descargar el software desde la página de la empresa. Al acceder, la aplicación sugiere una ubicación según el GPS. Luego de confirmar la dirección de partida y la de destino, se pueden añadir especificaciones: por ejemplo, "está enfrente de un parque" o "en un restaurante".
Cuando se confirma el servicio, la aplicación muestra los autos más cercanos. Una vez que el taxista queda confirmado, el sistema envía los datos del taxista y el tiempo de demora. Finalmente, la aplicación avisa cuando llega el auto mediante un mensaje.
"La norma explica las características que hay que cumplir para brindar ese servicio, estamos en esa instancia, dialogando en buenos términos", puntualizó Méndez.
El secretario de Transporte citó a Premium Taxi, como un ejemplo de una empresa de radiotaxis que cumple con la legislación vigente, pero que desarrolló su propia herramienta para smartphones para prevenir la posible pérdida de clientes por las otras aplicaciones.
Luego de que los intentos de los abogados de Easy Taxi de abrirse camino por la vía judicial no prosperaran, la empresa lanzó una campaña de comunicación utilizando un argumento convincente: la alta conformidad de los usuarios con el servicio. LA NACION también pudo comprobar un alto nivel de aprobación entre los clientes.
"Yo usé el servicio varias veces y me resultó superpráctico; nunca tuve problemas", comentó María Victoria Rivera, una profesional de relaciones laborales que recurría a la aplicación de Easy Taxi con frecuencia. Otro usuario destacó sus ventajas: "A mí me gustó que llegan enseguida y que no te cobran un plus por la llamada, a diferencia de los radiotaxis", dijo Catalina Müller, joven politóloga. Entre los usuarios hay muchas mujeres, que destacan que se sienten seguras al ver la foto del chofer y los datos del vehículo con anticipación.
"Nosotros presentamos un proyecto de ley a la semana de la inhabilitación -admitió Ulloa-. Lo que pedimos es que se incorpore la modalidad de la aplicación como una manera legal de pedir un taxi. Habría que adecuar la ley, y es por eso que estamos en una instancia de diálogo con el gobierno de la ciudad y representantes de las empresas de radiotaxis", agregó.
Un día después de que trascendiera la inhabilitación, el secretario de Transporte aclaró que no se trataba de una prohibición, sino de un fallo que instaba a la firma a adecuarse a la ley. "Hace un año y medio recibimos a dos empresas que querían traer este servicio a la Argentina y les explicamos cuál es el marco legal en la ciudad. Una se adecuó, pero Easy Taxi inició una acción judicial", dijo Méndez en declaraciones a Télam. La otra firma a la que hace mención, Safer Taxi, accedió a asociarse con una empresa de radiollamada para evitar ser sancionada como su competidora.
"Desarrollar un servicio de transporte de pasajeros seguro y de calidad que respete la normativa dispuesta por la Legislatura porteña es una de nuestras prioridades", reiteró Méndez en declaraciones posteriores a los medios. "Estamos a favor del uso de la tecnología. Buscamos promover productos y servicios de innovación que mejoren la movilidad de las personas en Buenos Aires, siempre y cuando se priorice la seguridad de los usuarios", agregó el secretario.
Los taxistas consultados por LA NACION mostraron su inquietud ante el uso de una modalidad que no está reglamentada. "Si hay un accidente, no está clara la personería de estas empresas", comentó Carlos Bertón. "Aunque no es que esté en contra de la tecnología. Además, las empresas de radiotaxis cobran mucha plata. Conozco algunos colegas que empezaron a utilizar la aplicación de forma gratuita y después les empezaron a cobrar hasta un 20 por ciento", agregó.
El prosecretario de la Sociedad de Propietarios de Automóviles con Taxímetros (SPAT), Julio Cabrera, recordó: "La legislación exige que el servicio debe ser mediante una base de radiotaxi. Easy Taxi estaba operando en infracción desde hace ya bastante tiempo, y las leyes están para proteger a los pasajeros".