Uno de los principales interrogantes que afronta el Gobierno pasa por cómo incentivará la recuperación económica que ayude a dejar atrás el desplome de la actividad que trajeron aparejados los ya más de cuatro meses de confinamiento por la pandemia del coronavirus que dejaron inactivos a muchos sectores de la economía y destruyeron miles de puestos de trabajo.
La consultora Analytica planteó cinco posibles direcciones que podría tomar el Gobierno una vez normalizada la actividad económica para intentar recuperar el terreno perdido durante la pandemia, aunque aclaró que no se trata de caminos excluyentes ni incompatibles.
Analytica considera que una de las opciones posibles, pero muy poco probable dado el contexto externo desfavorable, es el una salida con altas tasas de crecimiento de la economía, tal como ocurrió entre 2003 y 2007.
Pero hay dos principales impedimentos: una dinámica de precios desalentadora para las materias primas y la estrategia elegida para la renegociación de la deuda que no permitirá aprovechar el exceso de liquidez global que se observará en la economía pospandemia.
Un tipo de cambio mucho más alto que potencie las exportaciones, para la consultora, sería una vía difícil de implementar con los altos niveles de inflación y pobreza, al señalar que la corrección necesaria se daría a través de una devaluación de shock que profundizaría la recesión y la crisis social.
Además, plantean que sus beneficios serían escasos debido a la baja demanda internacional de turismo y al "pobre" desempeño económico de Brasil, el principal socio comercial de Argentina.
Analytica indica que un tercer camino podría ser el de estimular a determinados sectores dinámicos que catalicen la recuperación pospandemia, aunque consideró que los resultados se revelarían muy tarde debido al financiamiento no disponible.
Además, aunque "es un camino interesante", afirma que la escala y el derrame de los sectores elegidos podría ser insuficiente para generar las tasas de crecimiento "chinas" a nivel macro.
Otro de los rumbos posibles es el de abrir la economía y tratar de incentivar la llegada de inversión extranjera directa, pero Analytica lo considera "incompatible" desde un punto de vista político.
Por un lado, apunta que la moderada recuperación global esperada para 2021 hará que muchos países compitan por la liquidez de la economía pospandemia, incluso desarrollados. Por otro, enfatiza que una mayor apertura trae aparejados riesgos en la transición para la actividad y el empleo que la política no estaría dispuesta a tomar.
El quinto escenario planteado por Analytica es el de una estabilización de precios progresiva hacia un régimen de inflación moderada sin la recesión como ancla, que "luce viable debido a las condiciones extraordinarias de la pospandemia".
La depreciación de salarios ante la ausencia de paritarias, las subas discrecionales de las partidas previsionales y la suspensión de los ajustes en las tarifas de servicios públicos moderan la "inercia" y la "puja distributiva", convirtiéndose en anclas en materia inflacionaria.
Según la consultora, este fenómeno implica que la inflación futura puede desengancharse de la pasada y requiere que los precios relativos se mantengan en un nivel sostenible hasta que la economía mundial se termine de recomponer.
"Salarios, tasas de interés y tipo de cambio real se ubican en niveles de 2012, cuando la inflación oscilaba entre 20% y 25% y la brecha cambiaria promediaba 40%. Esto implica que no es necesaria una corrección violenta de estos precios, que se trasladaría a niveles futuros de inflación", sostuvo Analytica.
Pero hay dos cuentas pendientes, resaltó la consultora en el informe: agregados monetarios 5 puntos porcentuales por encima de los niveles de 2012 y un déficit fiscal primario que cerrará en torno a 6% del PBI (tal vez 3 puntos adicionales si se prorroga el IFE) en niveles "preocupantes".
Para Analytica, un Presupuesto y un programa monetario consistentes pueden ordenar los desequilibrios. "Según nuestras estimaciones, un programa de estabilización con objetivos de M2 (circulante más depósitos a la vista privados) no generaría déficit cuasifiscal. Debería reestructurarse el IFE y un cuadro de tarifas que preserve el autoabastecimiento (en 2015 las tarifas cubrían un 15% del costo, hoy lo hacen en 60%).
En cuanto al mercado trabajo, la consultora destacó que las centrales empresarias apuntan a "preservar el empleo" mientras la Confederación General del Trabajo (CGT) permita el ajuste de los salarios a la baja y el Gobierno ponga sobre la mesa un plan de estabilización.
"El camino de la estabilización con crecimiento moderado, eventualmente con algo de 'selección de sectores ganadores' para el arranque, es el indicado para la economía pospandemia. Es una trayectoria sin devaluaciones bruscas. con tasas de interés por debajo de la inflación, y una brecha cambiaria entre 30 y 50%", aseveró el informe.
Y concluyó: "En este contexto, los salarios reales subirían algo por encima de la inflación y la actividad rebotaría, pero no mucho más. Recién
después de 12 ó 18 meses, estabilizados los niveles de inflación en torno a 1,5% y 2% promedio mensual y con el mundo recuperándose, sería la hora de volver a crecer con fuerza. La búsqueda de un crecimiento a 'tasas chinas' es inviable por el descontrol de la nominalidad que desataría."