Ávila: quedan más de 2.500 trabajadores petroleros sin actividad, lo que probablemente se sostendrá hasta el año que viene,
RAÚL FIGUEROA
La prohibición del mate es sólo el costado más colorido de una serie de definiciones que apuntan a reducir y compartimentar los equipos de trabajo, para que si hay casos positivos se deba aislar sólo a un grupo y no a la mitad de una empresa, como ocurrió recientemente. Santa Cruz es más exigente que Chubut en el sistema de validación de protocolos, según advierten empresarios del sector de transporte, lo que posibilita que en este lado de la cuenca no todos cumplan con la misma responsabilidad.
Los 33 casos positivos en el ámbito petrolero de Comodoro Rivadavia representan todavía una baja incidencia, ya sea sobre el total de trabajadores como sobre el conjunto de casos confirmados en la provincia. Sin embargo, es un indicador de alerta por el modo en que puede crecer y las consecuencias que pueda traer.
“Hay algunas operadoras que si les dicen que se vuelve a paralizar la actividad lo hacen contentas”, refiere un empresario pyme que conoce la actividad y conoce los riesgos que se transitan diariamente, con un trabajo que está al 50 por ciento de lo habitual y donde las condiciones generales están todavía lejos de ser ideales.
“Si el puerto se cerró 14 días y no pudo patalear nadie, tranquilamente se puede cerrar un yacimiento completo si esto se descontrola: ese es el riesgo con el que convivimos, porque las razones sanitarias podrían justificarlo perfectamente”, advirtió otro referente, tras las evaluaciones realizadas con autoridades de salud en los últimos días.
Raúl Silva, titular de la UOCRA, reconoce la necesidad de acordar formas de trabajo para evitar la propagación del contagio, en este caso con trabajadores de la actividad en yacimientos. “Estamos hablando con las operadoras para aumentar los comedores y que se ingrese por grupos, a diferentes horas y por nombre y apellido en cada uno, para que no haya rotación. Entonces si hay un contagio, se aísla sólo a los 10 compañeros que participan de ese comedor todos los días, en lugar de todo el turno”, graficó, a modo de ejemplo.
Y si bien admite que en el ámbito petrolero hay mayor control y rigidez en los protocolos, por ejemplo en el caso del transporte, con toma de temperatura previo a subir al vehículo y la exigencia de dejar asiento de por medio entre operarios, luego lo que define es la conducta de los trabajadores:
“Uno de los contagios que tuvimos fue porque la trafic, cuando se puso en marcha, dos compañeros se sentaron juntos para tomar mates”, contó el dirigente gremial. Ahora, las sanciones serán más claras: habrá suspensiones por tomar mate en ámbitos de trabajo, lo que incluye al transporte. “Al suspenderse, el compañero pierde el presentismo y sufre descuentos”, explicó, lo que deja entrever que de aquí en más las sanciones económicas podrían ser más convincentes que las recomendaciones sanitarias.
En ese punto coinciden en el ámbito empresario. “Si nos tienen que cerrar la base porque alguien se contagia tomando mates, la sanción va a ser dura, porque es poner en riesgo el poco trabajo que tenemos hoy. ¿Quién va a pagar los sueldos de esas dos semanas?”, preguntó otro ejecutivo.
Ezequiel Cufré, presidente de la Cámara de Empresas Regionales, reconoce que los cambios de hábito deben extremarse para preservar el poco trabajo que hay. “Nosotros, en nuestra empresa, hemos optado por cerrar el comedor, si bien damos 15 minutos de refrigerio, pero al mismo tiempo se acorta el horario de trabajo en una hora, para evitar riesgos”, reflejó, a modo de ejemplo en otra de las medidas adoptadas para mantener el distanciamiento.
El mismo empresario grafica otra situación: “si todas las empresas tuvieran que ampliar el número de comedores, no hay trailers suficientes y tampoco se podría sostener el costo. Pero se pueden organizar grupos y horarios diferentes. Entre todos tenemos que poner cabeza para evitar que el problema se agrave, pero es necesario entender que si la actividad vuelve para atrás, es imposible sobrevivir a esta situación”.
A comienzos de la semana, Jorge Avila también advirtió que todavía quedan más de 2.500 trabajadores petroleros sin actividad, lo que probablemente se sostendrá hasta el año que viene, al tiempo que advertía que si no se extreman las precauciones para evitar los contagios, se pondrá en riesgo todos los compromisos asumidos para al menos subir 4 equipos de perforación hasta que termine el 2020.
Las miradas quedaron enfocadas en los últimos días en el sistema de transporte de personal hacia los yacimientos, cuyas normas de seguridad resultan fundamentales para prevenir mayores contagios.
Orlando Alfieri, gerente de Operaciones de Etap, que posee más de 30 unidades y traslada diariamente a algo más de 2.600 operarios hacia los yacimientos de las tres cuencas principales del país (como lo son San Jorge, Neuquina y Austral), expone las normas de seguridad adoptadas por esta empresa:
“Nosotros tenemos certificadas de calidad (Certificación en Calidad y Medio Ambiente emitida por TUV Rheinland Argentina desde el Año 2007 hasta la fecha) y en ese marco hemos dispuesto un protocolo propio, que va desde el aislamiento del chofer, con una burbuja de PVC, hasta la disposición de alcohol en gel y control de temperatura a cada operario al subir, además de la sanitización de las unidades en cada jornada, ya que entre las 18 y las 23 hs se lavan y desinfectan todos los vehículos diariamente, tanto en el interior como el exterior”, explica a modo de reseña, en cuanto a las decisiones adoptadas para cumplir con el trabajo en el marco de la emergencia sanitaria.
Sin embargo, advierte el referente, no todos aplican las mismas normas, en el marco de una diferencia que se da a un lado y otro de la cuenca San Jorge: mientras en Santa Cruz los organismos de control provinciales exigen la presentación de los protocolos aplicados por las empresas, a fin de ser validados o corregidos por la autoridad de aplicación, en Chubut no rige la misma exigencia.
“Este protocolo –explicó Alfieri- cumple con el ‘Plan de Emergencia-COVID19, para el transporte automotor dispuesto por Comisión Nacional de Transporte’. A requerimiento de la Provincia de Santa Cruz, este Protocolo fue presentado a la Secretaría de Producción de esa provincia para su revisión y lo aprobaron a través de la resolución 1139 de este año”.
Más allá de las normas aplicadas, está claro que las rutinas de trabajo en el petróleo deben modificarse para preservar la salud de los operarios y mantener la rueda de la economía regional en movimiento.
Los cambios culturales pasan no sólo por la prohibición del mate (aún cuando haya equipos individuales, el momento promueve la reunión y cercanía entre personas, que contradice el aislamiento social), sino por la necesidad de suspender juegos de naipes en los momentos de refrigerio, que es otra de las formas de socialización en el trabajo.
“Es difícil prohibir todo esto, porque en definitiva son trabajadores que pasan 12 horas en el campo en condiciones muy duras –reconoce finalmente otro empresario-, pero es necesario entender que si no podemos conseguir que los equipos vuelvan a trabajar con cierto grado de normalidad, las consecuencias van a ser peores para todos”.