Alvin Toffler, en The Third Wave, el clásico libro futurista de los ’70, auguró que el dominio del agua dispararía las grandes guerras del Siglo XXI. Algunos de esos fantasmas ya se están desperezando.
La sequía global, el drástico cambio climático y el retroceso de los Glaciares dejaron de ser hipótesis y hoy pueblan este hemisferio de la Tierra, desde Alaska a Tierra del Fuego, y ya no son noticia los miles de testimonios sobre la crisis hídrica sin precedentes que golpea duro a California, México, Perú, Chile o Argentina. Y casos extremos como Brasil, donde su megaurbe San Pablo sufrió por primera vez una sed de ribetes catastróficos.
Una expresión doméstica, en versión de litigio sectorial, se está viendo en la creciente water war de estos días en San Juan, la provincia de mayor identidad minera de la Argentina, donde agricultores aquejados por riego escaso y quebrantos económicos han puesto en el banquillo a las operaciones mineras de Veladero, Gualcamayo y Casposo, y a valiosos proyectos metalíferos de la provincia cuyana.
Todo es consecuencia de los fenómenos de La Niña y El Niño, lo que ha producido, en los últimos siete años, horrorosos resultados para el agro norte, centro y sudamericano. Del otro lado de los Andes, Coquimbo sufre una sed que ha diezmado 20.000 has de valiosos cultivos, en medio de una crisis seca de todo Chile que ha obligado al gobierno Bachelet a un urgente Plan Nacional del Agua.
Este verano, el Río San Juan, la fuente de vida del Valle de Tulum en el que viven más de 600.000 personas y deberían regarse unas 120.000 has empadronadas en la Dirección de Hidráulica (sólo unas 80.000 hoy), bajó hasta paupérrimos 20 m3/seg, cuando en veranos de deshielos otrora normales aportaba cinco veces más, muy por debajo de los (62m3/seg promedio que describe el riguroso informe de Gerardo Salvioli sobre las cuencas hídricas de la provincia).
La torta del consumo de agua en San Juan es muy sencilla: un 60% lo captura el agro, predominantemente vitivinícola y olivícola, a través de una extensa red de más de 1.100 km de canales impermeabilizados y otros 800 canales de tierra. Un 30% lo demanda el consumo humano y el menos del 10% el rubro “otras actividades”, en el que sobresale la industria y la minería, en un guarismo que no supera hoy El 5% de todo el reparto.
Veladero: agua y minería en la alta cordillera
Los exponentes de la minería de San Juan aseguran que cumplen con rigurosos estándares de uso y tratamiento del agua, invocando informes insospechados, como el elaborado por técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que da cuenta del exiguo impacto de la operación actual de Veladero y del gran proyecto hoy suspendido Pascua Lama en la cuenca hídrica del Río Jáchal, en el Norte sanjuanino, que riega los departamentos de Iglesia y Jáchal y almacena sus aguas en un también empobrecido dique Cuesta del Viento. El curso de agua pasó de llevar 15 m3/seg a menos de la tercera parte, lo que en febrero desencadenó un inédito conflicto por los turnos de riego entre los dos distritos mencionados.
Paradojas del destino en versión weather cannel: la gran aspiración de San Juan era contar algún día con varios diques para asegurar su sustento y desarrollo. A Ullum y Cuesta del Viento, el actual gobierno le agregó, sobre el Río San Juan, las represas de Caracoles y Punta Negra, está comenzando a construir El Tambolar e imagina posible concretar El Horcajo. En su diseño, esta batería de diques se imaginó para garantizar el agua y para turbinar hidroelectricidad y consolidar a la provincia, históricamente pobre, en superavitaria y exportadora al SIN de MW excedentes.
El gran problema es cómo colmar el embalse de las costosas obras, ya que ha dejado de nevar y existe consenso en que en adelante habrá en San Juan, como en la mayor parte del planeta, un déficit creciente de agua, y en particular de la buena y potable. En ese contexto, es previsible que el sector de opinión que se opone al desarrollo de la minería, la emprenda contra los nuevos proyectos sanjuaninos, en particular los de cobre de Pachón, Los Azules y Altar, en las nacientes del Río San Juan. El primero de ellos acaba de ser reformulado por Glencore y en lo que por ahora es una idea sería una mina más pequeña sin ducto de mineral a Chile, lo cual ahorrará un debate espinoso por los m3/seg de agua que el diseño descartado preveía enviar a territorio chileno como barro cuprífero.
“El Agua vale más que el Oro” repite la antiminería argentina, que en marzo pasado hizo difusión de sus ideas en San Juan a propósito de la desafortunada concesión de cateos de uranio en una reserva natural, hace su marketing: activistas anti San Jorge (proyecto de cobre que la rusa Solway quiere hacer bi-provincial, con procesamiento en la sanjuanina Calingasta) reparten en Uspallata botellas de agua etiquetadas con una foto del dique de Ullum semivacío.
El conocido empresario minero y agrícola Ricardo Martínez, cuya propuesta de revolucionar el agro sanjuanino con nuevas técnicas de riego se publica en esta edición de Mining Press, redobla la apuesta. “Perfecto, no hagamos minería y ahorremos esa agua que nosotros decimos que es muy poca con respecto al consumo provincial y los críticos dicen que es muchísima. Pero ahí se verá que no se acaba el problema, porque agua habrá cada vez menos y la solución es mejorar su uso”, señala. Marisa Arienza, coordinadora en Argentina de la ONG ambientalista internacional Green Cross da cifras inquietantes: Argentina, con 600 litros/día por habitante es el país que más derrocha el agua en el planeta, le sigue EE.UU., con 400 litros/día, la UE tiene un promedio de 250 litros/día. La experta agrega: “el uso industrial del agua es un indicador clave del desarrollo, en los más avanzados alcanza el 65% del consumo total y en países como la Argentina no llega al 20%. De lo que se trata es, decididamente, de un uso más eficiente.
La crisis de disponibilidad de agua no se irá de San Juan, como de otras latitudes, con un cambio de gobierno. Pero lo que puede hacer José Luis Gioja, quien en la última apertura legislativa sólo nombró al agua genéricamente sino como un problema grave, o quien lo suceda, es convocar a todos los actores de la cadena hídrica para un Pacto del Agua de implementaciones concretas. Y dar prioridad, en la inversión del Estado a calmar la sed de la provincia. El gobierno que termina en diciembre ha tenido un marcado perfil pro desarrollo en el cual dio un lugar estratégico a la inversión minera.
Pero la escasez del recurso más vital está marcando urgencias. El célebre Frédéric Chopin, quien casualmente murió un 17 de octubre dejó este mensaje: “Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo”.
*Director de Mining Press
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