DANIEL BOSQUE*
Para los amantes de efemérides, este fin de julio marcó el fin del cielo abierto del Bajo de la Alumbrera, el yacimiento de oro y cobre que fue rey durante una larga década y media de la minería argentina. Le sucederá la fase subterránea menos generosa en recursos, gracias al revivido precio del cobre y a la abolición de Macri a las retenciones por exportaciones. Oxígeno para Catamarca y para las cuentas nacionales de la industria minera.
El hueco que deja su open pit es la mejor metáfora del vacío de cobre qué se va haciendo evidente. Previsiblemente no prosperó el empalme con Agua Rica, porque Yamana Gold no tiene el dinero para construir la mina y porque el cobre, aunque va creciendo en su portafolio, aún no es el core business y aún no dio con el socio o comprador del depósito.
Los mineros que han leído en Mining Press los pormemonizados informes del recordado Nivaldo Rojas o de Eddy Lavandaio saben de sobra como esa abundancia de metal rojo de la Argentina duerme el sueño de los justos a la espera de confianza de los mercados y de que se despejen las incertidumbres que genera la ley 26.639 de protección de glaciares. Sobre todo en San Juan, donde con la actual legislación es poco lo que se puede hacer en las cordilleras de Calingasta.
La minería en este extensísimo país al Oriente de la Cordillera de los Andes vive entre climas de evidencias y desconciertos. Comenzando por lo político, con el cambio de autoridades mineras en la Nación y el aterrizaje de personas que no son del riñón de la actividad y bajo el ejido del pragmático Dante Sica. El fundador de Abeceb, rodeado por el team que trajo de su consultora ya avisó que para la cartera de Producción la minería no forma parte de las urgencias. Porque hay que salir del pozo lo más pronto posible antes de las elecciones 2019 y la inversión minera, por hache o por be, tarda en madurar. Por estos días, los mineros se postean los dichos de Sica a Clarín, donde describió los nueve sectores del ministerio para salir de la crisis argentina. Por primera vez, la potencial inversión minera no figura en el ranking top.
En tanto, los funcionarios de las provincias mineras han recibido desde Carolina Sánchez y Mariano Lamothe, los nuevos habitantes de Diagonal Roca otro mensaje inquietante: el Nuevo Acuerdo Federal Minero que tantos borradores, viajes y cafés devoró en la época de Daniel Meilán no forma parte de las prioridades del gobierno nacional, que prefiere enfocarse en otras batallas en el pulso parlamentario. Un rumbo que no terminan de digerir el Consejo Federal minero (COFEMIN), cuyos cofrades peronistas prefieren más protagonismo de la política en la toma de decisiones.
Carolina del NOA estuvo muy activa en sus primeras semanas y como buena salteña armó su selfie con First Quantum, la minera que promete desarrollar el polimetálico salteño. La cita fue posteada generosamente por otra rubia funcionaria, Patricia Bibini, la ministra de producción de esa provincia. Cuando se construya la mina, Salta mostrará un mayor poderío metálico, que ahora recién esboza con el desarrollo de Lindero, de Fortuna Silver, pero en ningún caso esa construcción y mucho menos el corte de cintas será oropeles que vistan a esta etapa del macrismo en el poder.
Mucho más al Sur, a una distancia y velocidad imprecisas en tiempo y espacio por la pusilánime de la política local, se dibuja la posibilidad del proyecto Navidad, el depósito de plata de Pan American Silver, sobre cuyas facetas sociales, económicas y ambientales ya todo se ha dicho. Crueldades de la política en esta parte del planeta: la Meseta de Chubut, paupérrima, clama por que le dejen hacer minería, pero en la Legislatura de Rawson, ante la papa caliente del proyecto de zonificación minera sigue siendo mayoría ‘’no sabe/no contesta’’. El gobierno nacional, antes bajo la órbita de Juan José Aranguren y ahora bajo Sica, sigue dando todos los avales a esta posibilidad. El director de Promoción Minera, Daniel Jerez ha sumado millas y exposiciones, pero no sólo él, todos los actores de la actividad han pasado por Chubut para decir que no hay nada que temer, que lo mejor está por venir.
Mientras los mineros argentinos observan con inocultable envidia como maduran proyectos en Perú y cómo se reanima Chileal compás del cobre y del litio, justamente este oro blanco es el que les alienta esperanzas y cautelas. No tienen las mejores palabras para el pesimista brief de Morgan Stanley de febrero pasado que puso en duda el futuro del futuro de precios y acciones del mineral clave para las tecnologías de punta y la automoción eléctrica. Los mercados están sensibles y las malas noticias acerca de Tesla, que aunque sólo consume el 2% del litio global, hizo trastabillar las lithium shares. Aunque se han ido recuperando, unas más rápido que otras, está claro que la faena de traducir los buenos press realeases en interés de los inversores hoy no es tarea fácil. Y que aún en el litio que tantos ríos de tinta hace correr en la prensa, los capitales están más sensibles que generosos.
El censo minero argentino, recientemente difundido, ha demostrado el progreso de una industria que podría haber volado mucho más sino hubiera sido por la mala onda de los mercados internacionales y las dificultades de la Argentina para transformar posibilidades en acción.
La consigna de consultores, exploradores y funcionarios es seguir viajando y promoviendo la minería argentina. Ahora con más austeridad, con menos gente y en clase turista. Oro low cost, litio seguro, plata ni ni, cobre pero no ahora. La Argentina es una hoja en blanco, ha dicho hace poco Jim Fitterling, CEO de la química Dow, una buena sentencia para repetir como un mantra en esta noche es la Pachamama, al calor de las fogatinas y los tragos de caña con ruda. Hay que ahuyentar los malos espíritus, para que después del frío invierno suceda la primavera.
* Director de Mining Press.
