Los cambios en el Gobierno no terminarían con la renuncia de Ricardo Jaime. Por el contrario, la salida del ex secretario de Transporte seria hoy el desencadenante de una puja entre dos grupos de funcionarios: quienes insisten en mantener la actual línea de la gestión y quienes pretenden una mayor apertura, aseguran tanto en fuentes oficiales como privadas. Néstor Kirchner sería el que, de todas maneras, defina las movidas en juego en el Gabinete.
El debate de fondo es si el Gobierno hará o no un giro después de la derrota en las elecciones del pasado domingo. Ese giro, señalan algunas fuentes, pasaría sobre todo por despegar la imagen de la gestión de Cristina Kirchner de la influencia de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner. Una posición es hacer un leve maquillaje y la otra es mostrar una mayor apertura a otros sectores.
En esa línea, una de las versiones que más consensos genera por estas horas es el recambio entre los secretarios del Ministerio de Planificación. El lunes, cuando la presidenta Cristina Kirchner ratificó en su cargo a Julio De Vido, habría dado un guiño a un reclamo del ministro: alejar a todos los secretarios que no le responden en forma directa. Jaime era uno de ellos, con línea directa con Kirchner. Pero no el único. En esa lista se encuentran también el secretario de Obras Públicas, José López, y el de Energía, Daniel Cámeron. Anoche, empresarios con fluido diálogo con el Gobierno y funcionarios de la Casa Rosada coincidían en esa posibilidad.
"No hay más cambios previstos a nivel de secretarías", decían ayer, claro, voceros de Planificación.
Fuentes bien informadas señalaron que el embajador en Madrid, Carlos Bettini, quien estuvo los últimos días en Buenos Aires, está siendo parte del equipo que junto a Néstor y Cristina Kirchner está diagramando los posibles cambios en el Gabinete. La mayor parte de las versiones se concentran en la posibilidad de cambios entre Economía y Producción.
Como en todas las modificaciones que se discuten, en Economía hay dos líneas posibles: más de lo mismo y post-Néstor, por simplificar. En la primera, la jugada que se menciona es el enroque entre Carlos Fernández, el actual ministro, con el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, un pingüino puro. Eso implica ratificar las líneas de acción actuales del Gobierno. En esa dirección, podría seguir en su cargo el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien hoy es un escollo a la hora de buscar nuevos ocupantes para el Ministerio de Economía.
Un empresario que habla frecuentemente con el máximo nivel del Ejecutivo marcó ayer, sin embargo, cuál es el otro escenario posible. "Hace falta un ministro de Economía que demuestre que Néstor Kirchner no es más quien controla la economía, como hasta ahora. Alguien con peso propio que reconstruya la confianza de los operadores, acerque posiciones con los bonistas, el FMI, el Club de París..." El nombre que surge, en ese perfil, dice la misma fuente, es el de Martín Redrado, actual titular del Banco Central.
"Hay vida entre ambas posibilidades", dijeron sin embargo anoche altos funcionarios oficiales. Ahí empiezan a tallar otros nombres. Amado Boudou, titular de ANSeS, sería una posibilidad, aunque muy ligado a lo que es hoy la gestión económica. Otro que suena es el ex secretario de Finanzas de Lavagna, Guillermo Nielsen, hoy embajador en Alemania, renegociador de la deuda y con buena relación con los centros financieros.
En el Gobierno, en cambio, descartan otras versiones que circularon ayer por la tarde. Por caso, que la ministra de Producción, Débora Giorgi, sea la cabeza de un ministerio ampliado que vuelva a unificar Economía con las áreas productivas. "Eso no tiene ningún asidero", dijo un alto funcionario oficial.