Para Brasil el acceso a los mercados del Pacífico configura un objetivo central de su política regional. Por esa razón el presidente Luiz Inácio Lula da Silva confirmó en fecha reciente en Asunción a la jefa de Estado chileno, Michel Bachellet, que su país proyecta apoyar en forma concluyente el proyecto del denominado túnel a baja altura.
Brasil proyecta apoyar el proyecto denominado túnel a baja altura que Corporación América impulsa por intermedio de la apertura de un paso ferroviario cordillerano de 40 kilómetros que haga posible complementar en forma mucho más eficiente los servicios que brinda el Paso del Cristo Redentor.
Frente a un Asia que genera las mayores expectativas de crecimiento económico para el futuro, donde sobresalen dos gigantes como China e India pero también Japón e Indonesia, la progresiva extensión de la hidrovía hasta el puerto de Asunción aparece, sin embargo, como un eje longitudinal de intercambio que podría arrojar resultados más inmediatos en el corto plazo.
Con un calado actual de 34 pies hasta Puerto San Martín (Rosario) y de 25 pies hasta Santa Fe la hidrovía está en camino, en poco más de dos años, de tener diez pies hasta Corrientes y en muy poco tiempo más de llegar con similar profundidad hasta el puerto de Asunción.
Frente a los diferentes proyectos de corredores bioceánicos alentados en la región, para el Brasil el eje transversal con punto de partida en el gigantesco puerto de Santos, sea éste ferroviario o carretero, haría necesario salvar una distancia superior a 5.000 kilómetros de la geografía del cono Sur para llegar hasta aguas del Pacífico.
Para Chile el túnel ferroviario a baja altura entre Mendoza y Santiago aparece como el proyecto de comunicaciones más prometedor, pero esa vía, que obligaría a encarar una inversión justipreciada en u$s3.700 millones, tendría un carácter excéntrico respecto de San Pablo y Santos, aunque estaría directamente dentro de la esfera de influencia económica y de servicios del Río de La Plata.
Por algo el Grupo Román junto con los filipinos de ICTSI lanzaron en el Puerto La Plata una inversión de u$s250 millones para mejorar la potencialidad de servicio de esas instalaciones portuarias frente al tráfico ultramarino.
Tras los notorios problemas en que cayeron los vínculos físicos de integración energética regional, especialmente por la falta de incorporación de nuevas reservas gasíferas, sólo una más fuerte conexión eléctrica entre la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay aparece como la mayor promesa de realizaciones, particularmente frente a los proyectos hidroeléctricos de Garabí y Corpus que amagan irrumpir.
Las comunicaciones y la energía son los sectores en donde sobresale la promesa de próximas grandes obras en la región.
En el camino quedaron las inconsistentes inquietudes de tender un Gasoducto Sudamericano entre Venezuela y la Argentina y más el caso de un ferrocarril transcontinental que uniera los puertos de La Guayra (Caracas) con Buenos Aires.
Otro de los rubros más atractivos en la región concierne al acuerdo de complementación minera que hará factible la explotación del yacimiento argentino-chileno de Pascua-Lama, sobre ambos lados de los Andes. En materia de un corredor bioceánico, el pasaje a través de la Argentina configura la ruta más corta entre el Atlántico y el Pacífico y por ende más económica.
De ahí que el túnel ferroviario de baja altura impulsado junto con la Hidrovía Paraná-Paraguay, como gigantesco eje longitudinal de comunicaciones norte-sur, acaparen desde siempre las mayores expectativas de crecimiento. Hay que ver si en la cumbre de Unasur las aspiraciones políticas serán concurrentes.