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Consejo de las Américas
La minería ¿sustentable?
20/10/2005

Cristina habló ante empresarios en EE.UU. y les pidió inversiones

Clarín, Buenos Aires

La candidata oficialista encabezó un almuerzo con sectores de negocios estadounidenses. Y abrió las puertas a las inversiones extranjeras. Defendió la gestión de Kirchner y afirmó que "ganar dinero no es pecado".
Walter Curia
Habrá sido un descuido, pero a la hora de hablar de empresas, la señora de Kirchner no mencionó ni una sola de origen norteamericano y sí al menos tres de origen europeo, cuando tuvo que dar algunos buenos ejemplos de la recuperación económica argentina. Nadie se sintió molesto, sin embargo, en ese ámbito familiar para los hombres y mujeres del poder en América latina, el Consejo de las Américas, donde la candidata expuso ayer algunas líneas de lo que, con probabilidad, será su gestión como presidenta.

Puede afirmarse que ayer, en el Palm Room del Walsdorf Astoria, empezó la agenda de Cristina. La senadora volvió a demorar el almuerzo de centenares de hombres de negocios -había pasado ya en la UIA en Buenos Aires- con un mensaje sin papeles en el que, sobre todo, habló de la principal obsesión de generaciones de argentinos: por qué no hemos podido encaminarnos hacia el desarrollo. Prometió consolidar los logros del gobierno del presidente Néstor Kirchner en materia macroeconómica y abrió las puertas a las inversiones extranjeras. "Creemos que ganar dinero no es pecado", dijo, una versión suavemente adaptada de la frase con que Deng Xiaopin cambió China en 1978: "Ser rico es glorioso".

"Hoy nos ofrecemos a todos los que vienen a invertir a la Argentina", dijo Cristina. "Para nosotros, la rentabilidad no es un pecado, pero también creemos que esa rentabilidad tiene que llegar al conjunto de la sociedad", agregó.

Se sabe que hay cierto encantamiento por Cristina en Susan Seagal, presidenta y CEO del Council of the Americas. Pero ésta es una sociedad de negocios y para los negocios, fundada a mediados de los 60 por David Rockefeller, todavía presidente honorario, en la que se ha recibido con igual entusiasmo a Domingo Cavallo. Corrección: con más entusiasmo.

En la mesa principal la escuchaban Tom Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, o el hombre de Bush para la región, y William Rodhes, chairman, presidente del Citicorp.

No trascendió el contenido de la -breve- charla que compartieron con Cristina luego, tras el almuerzo. Pero vale recordar una frase de Kirchner frente a esos dos mismos personajes en la misma situación, un año atrás: "Fue todo elogio. Es natural: estaba yo".

Para volver al mensaje de Cristina, la senadora presentó a la Argentina de hoy como un país de dos incógnitas: la de su fracaso en alcanzar el desarrollo, a lo largo de su historia, y la de su capacidad de recuperación después de la peor de las crisis.

La candidata buscó en el mismo lado para encontrar algunas respuestas: "La larga historia en mi país de antagonismos entre modelos económicos".

Cristina se tomó de los números macro para demoler mitos. Y casi se mete en un lío. Comparó la solidez fiscal del gobierno de su marido con la del ex presidente Bill Clinton. "Es un cliché que los demócratas y los progresistas no somos responsables con los números... A Clinton lo siguió un gobierno... Shannon me mira, así que no me quiero inmiscuir". Hablaba del doble déficit de la administración republicana de George Bush.

Fue una mirada sobre los resultados del gobierno de Kirchner y apenas pasó de eso. Cristina lo advirtió, cuando en más de una ocasión se preguntó: "Ustedes quieren saber qué sigue..."

Prometió "certeza, previsión y estabilidad". No pareció cumplir con esa expectativa, sin embargo.

Recogió su propuesta de un acuerdo social como eje para el crecimiento, al que sumó a los hombres de finanzas a trabajadores y empresarios. Se quejó: "Están prestando para el consumo, pero no para la producción".

Mencionó el tema energético como un problema mundial, y les recriminó a los que no invirtieron en esa área "porque no creían". Faltaron temas: la impresión fue que las cuatro preguntas que respondió habían sido escogidas (ver página 4).

Habló de Kirchner, finalmente, el gran ausente: "Ya hemos hecho la parte más difícil. Tenemos crédito".

Inversiones o inflación
Marcelo Canton
Las inversiones son un talón de Aquiles para la Argentina. Al ritmo de crecimiento que mantiene la economía, es necesario un permanente flujo de capitales para ampliar la capacidad productiva. Si no es así, se desatan presiones inflacionarias: cuando la demanda supera la oferta de las fábricas suben los precios. Por eso Cristina Kirchner convocó a hacer esas inversiones. Para concretarlas, sin embargo, los empresarios reclaman algunas respuestas más. Qué pasará con las tarifas, la inflación, el tipo de cambio; temas clave para los negocios que no obtuvieron respuesta. 


La Nación, Buenos Aires

www.lanacion.com.ar

Muchos inversores se fueron con fastidio y sin respuestas

Desecharon las preguntas sobre inflación, tarifas y deuda
El almuerzo del Consejo de las Américas incluyó un plato inesperado en el menú previsto para los analistas e inversores de Wall Street. Fue la filtración deliberada de las preguntas más incómodas de responder por la candidata Cristina Fernández de Kirchner, confirmó LA NACION de múltiples fuentes.

Lejos de los intereses de quienes pagaron hasta 5000 dólares o más por verla y escucharla, ni el discurso ni la sesión de preguntas y respuestas incluyeron siquiera la alusión al Indec, los controles de precios, la deuda que sigue en default o las tarifas, entre otros ejes sobre los que los analistas enviaron preguntas por escrito, pero que jamás nadie leyó.

Eso generó un malestar evidente entre los comensales. "Fue una falta de respeto. Su exposición dejó las mismas dudas en el aire que las que había antes del encuentro", se lamentó Daniel Kerner, el analista para el Cono Sur de Eurasia Group, la principal firma de análisis de riesgo político del mundo y fuente de consultas de Wall Street. "Era de esperar que no dijera mucho, pero podría haber dado buenas señales, por ejemplo, sobre inflación o la regularización de las tarifas", dijo.

Otros ocho analistas y ejecutivos de Wall Street consultados por LA NACION tras el almuerzo repitieron, bajo reserva de su nombre, las mismas quejas. "Quien pensaba que iba a anunciar algo fuerte vino con las expectativas incorrectas, y lo bueno es que se mostró pro negocios, pero no dijo nada sobre el Indec ni los holdouts, y eso no estuvo bien", planteó uno de ellos.

Cuestionario light
A diferencia de otros periodistas que debieron presenciar la charla desde un balcón que daba al salón del Waldorf Astoria, donde se celebró el almuerzo, este corresponsal participó del almuerzo, rodeado de analistas, ejecutivos y lobbistas que expresaban en voz baja su descontento por la blandura de las preguntas con susurros, sonrisas y fastidio evidente.

La selección fue responsabilidad de quien sirvió de anfitriona por el Consejo, Susan Segal, que eligió cuatro, centradas en cuáles son los factores de presión económica para el futuro -Cristina Kirchner replicó con "las dificultades y tensiones del crecimiento"-, sobre el rol de las mujeres empresarias en un gobierno de la candidata, el nexo entre educación e inversión y las microfinanzas. Nada más.

"¿Qué importa más a todos los que estamos acá? ¿Las microfinanzas o el ordenamiento del Indec? ¿Su promesa sobre igualdad de género o una definición sobre los holdouts ?", desafió un alto ejecutivo de un banco de inversión global. Por el contrario, Segal optó por resaltar que "Cristina es admirable porque habla sin apuntes".

Distinta fue la dinámica en las reuniones que celebró el Consejo en los últimos dos días con los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; de Bolivia, Evo Morales, y de Chile, Michelle Bachelet. El tono de las preguntas fue más directo y hasta crudo.

A Correa le preguntaron si estaba en sus planes declarar el default de la deuda -respondió que no, pero que entre pagar sueldos o intereses, optará por los primeros-. A Morales, un colombiano le preguntó sobre las plantaciones de coca. Y a Bachelet, Segal le comentó: "Tengo aquí tres preguntas sobre energía. ¿Cómo va a garantizar el suministro en Chile?". La presidenta dijo en un inglés fluido que promoverá la diversidad del suministro para no depender de la Argentina.

Quién tomó la decisión
La comitiva que acompañó a la candidata no tuvo decisión directa en la filtración de las preguntas. Fue una decisión de Segal, según logró reconstruir LA NACION desde el Consejo, donde ratificaron que las preguntas que se leyeron "existieron".

El presidente del organismo y del Citibank, William Rhodes, se diferenció de Segal. Despidió a Bachelet destacando que "Chile es un ejemplo brillante, un país único en América latina", al que elevó al rango de "un gran milagro". Además, le dedicó un "tiene todo nuestro apoyo". Ante Cristina Kirchner mencionó su "pasión y franqueza" y le prometió: "Las puertas están siempre abiertas para usted".

Por Hugo Alconada Mon

La candidata dejó más dudas que certezas en Nueva York

El Cronista, Buenos Aires
En Wall Street esperaban definiciones clave de política económica y se fueron desilusionados. La candidata oficial volvió a negarse a responder preguntas
JUAN CERRUTI
Desilusión. Esa es la sensación que se percibía en la mayoría de los comentarios de los inversores que se acercaron ayer hasta el piso 18 del hotel Waldorf Astoria de Nueva York, tras la disertación de Cristina Fernández de Kirchner. Es que la expectativa creada en torno a sus palabras había sobrepasado incluso las estimaciones más optimistas de los organizadores del Council of Americas. Casi no había una silla vacía entre los 450 asistentes al convite.

Sin embargo, la primera dama dejó a Wall Street las manos vacías y más dudas que certezas. Había cuatro temas que los hombres de negocios esperaban oir brotar de sus labios y sobre ninguno lograron precisiones: inflación, ajuste de tarifas, Club de París y holdouts. Apenas rozó tangencialmente el problema energético. “El resto era pura guitarra, y eso fue todo lo que escuchamos”, afirmó ayer a El Cronista el director de un importante banco de inversión de EE.UU. al terminar la disertación.

“Fue todo muy vago. Para mi no es positivo venir a Nueva York a decir obviedades. Nadie está en contra de más presupuesto a la educación ni de acumular reservas, pero hoy esperábamos adelantos sobre qué va a hacer cuando asuma respecto a temas pendientes, como el Club de París o la situación del cuestionado Indec”, sentenció por su parte el manager de un fondo de inversión neoyorquino.

Tras el discurso de casi 50 minutos apenas se leyeron tres preguntas del público, elegidas por la cada vez más cuestionada presidenta del Council of Americas, Susan Seagal, que estuvieron lejos del interés principal de Wall Street. “No puedo creer que no hubo selección previa en las preguntas, si había como cien y solo llegaron tres que hablaban del rol de la mujer y de las microfinanzas”, señaló indignado otro inversor invitado al almuerzo mientras se retiraba del hotel caminando por Park Avenue.

Lado positivo
Con todo, los inversores rescataron un aspecto positivo de Cristina. Su capacidad de oratoria. “Está claro que ella tiene un discurso mucho más trabajado y preciso que Néstor, en eso le saca un campo importante”, afirmó un ejecutivo con intereses tanto en EE.UU. como en Argentina.

Por otra parte, el empresario argentino Eduardo Eurnekian, dueño de Aeropuertos Argentina 2000, no le escapó a la reflexión. “Cristina hizo un análisis del pasado. El próximo discurso debería ser hablando del futuro”, afirmó.

Lo cierto es que los bonistas que no ingresaron al canje de deuda –y que suman tenencias por u$s 20.000 millones en títulos en default– se ocuparon también de manifestar su repudio a la comitiva argentina. Dos de ellos se disfrazaron de maestros escolares y se instalaron en la puerta del Waldorf Astoria con carteles que decían “si Argentina quiere recuperar el respeto, que pague sus deudas”. El atuendo es en alusión a los fondos de inversión en que gran cantidad de docentes estadounidense habían confiado sus ahorros y finalmente sufrieron el default argentino.

Preguntas que Cristina no escuchó

Ámbito Financiero, Buenos Aires
 Los inversores que concurrieron ayer a escuchar definiciones de Cristina Kirchner sobre temas «calientes» de la Argentina no disimularon su desilusión. Pero, nadie dramatizó. «A treinta días de las elecciones, era lógico que no quisiera hablar de los temas más complicados», explicó un analista económico de uno de los principales bancos de Wall Street. El sentimiento fue generalizado.

Sin que le leyeran preguntas inconvenientes, la candidata sólo pasó un sofocón cuando charló por algunos minutos con los asistentes al almuerzo de manera informal.

«Usted habló de previsibilidad, pero con lo que está pasando en el INDEC conseguirla será muy difícil». El «valiente» que optó por encarar a Cristina fue un ejecutivo de Goldman Sachs. Cristina eligió escuchar y, finalmente, pedirle una tarjeta. Por supuesto, hubo apenas tres testigos de la escena, en medio de los saludos que siguieron al postre.

Probablemente conociendo la ansiedad del auditorio por determinados temas, la candidata prefirió obviarlos. No habló del problema de la inflación, ni de la manipulación del INDEC. Y cuando le preguntaronpor los problemas que puede enfrentar la economía, prefirió referirse a la situación energética. Tampoco hubo una sola línea que alentara esperanzas para los bonistas que quedaron fuera del canje ni se refirió a la negociación que el gobierno busca encarar con el Club de París.

• «Pacto social»
En cambio, dio algunas pistas (no demasiado generosas por cierto) de lo que podría ser el «pacto social»: «Además del acuerdo de precios y salarios, el Estado también debe hacer su parte comprometiendo cifras macroverificables». Se estima que ese compromiso pasará, entre otras cuestiones, por mantener un determinado nivel de superávit fiscal y de un acotado crecimiento de gasto público. Y apeló al corazón de los dirigentes: «No creo que sindicalistas y empresarios se vuelvan locos el 28 de octubre. Vienen mostrando mucha racionalidad hasta ahora».

Eligió una explicación casera, algunos dirían hastainocente, para justificar por que la Argentina se compromete al superávit en las cuentas públicas: «Cada uno en su casa no puede gastar más de lo que ahorra. Y si lo hace, el banco le pedirá una tasa de interés cada vez mayor hasta que se vuelva imposible cumplir». Prefirió no detenerse en el deterioro que sufrieron los números fiscales durante el 2007, sólo disimulados por el ingreso extraordinario proveniente de la reforma previsional.

En varias ocasiones, pidió a los empresarios que inviertan en la Argentina y repitió lo que ya había dicho hace algunas semanas en Buenos Aires: « Ganar dinero no es pecado ni pecaminoso, pero las ganancias deben llegar a toda la sociedad». Y prometió para su gestión «certeza y previsibilidad, porque es lo que necesitamos». Enumeró, además, lo que entiende como logros del gobierno, incluyendo los discutidos datos sobre reducción de pobreza e indigencia.

Causó mala impresión generalizada el método de preguntas y respuestas. Susan Segal, CEO del Consejo de las Américas y organizadora del encuentro, anunció que se aceptaban consultas pero «por escrito»

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