Suspenden vuelos en todo el país por vacaciones a los pilotos

La Fuerza Aérea había ordenado dar esas licencias. Y Aerolíneas argumenta que ahora no puede cumplir con su cronograma habitual. Como ya ocurrió en otras ocasiones, los pasajeros son los afectados directos.
Por: Carlos Galván

Aerolíneas Argentinas resolvió disminuir la frecuencia de sus vuelos a prácticamente todos sus destinos en el país: de 354 vuelos semanales de cabotaje que tenía bajará su frecuencia a 248, es decir, un 30 por ciento menos. Anoche, en la empresa decían estar estudiando reducir la frecuencia de algunos destinos internacionales, como Nueva York, Barcelona, Roma y Sidney.

En las rutas internacionales los pasajeros tendrán alternativas para volar. En las de cabotaje, en cambio, no. Y en algunas de estas frecuencias la reducción será drástica. Por ejemplo: de los siete vuelos semanales a Catamarca y La Rioja que había hasta ahora pasará a haber uno solo, que partirá los martes desde el Aeroparque Jorge Newbery. Ninguna otra compañía aérea llega a estas dos provincias.

La empresa, obligada por la Fuerza Aérea a otorgar las vacaciones a los pilotos, argumenta que no puede cumplir con su cronograma de vuelos habitual.

La disminución de frecuencias también se sentirá con fuerza en Chapelco (pasa de 4 vuelos semanales a 1); Esquel, Viedma y Santa Rosa (de 3 a 1 por semana); Río Grande (de 7 a 3); Córdoba (65 a 57); Bahía Blanca (12 a 8).

Todo el sistema de vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral quedará resentido. No hay ningún destino nacional que conserve la misma cantidad de frecuencias que la semana pasada, dijo a Clarín Jorge Molina, gerente del Area Corporativa de la compañía.

De acuerdo a Molina, recién en un período que llevaría entre 60 y 90 días se normalizaría la frecuencia. Así es: existe riesgo de que para que las fiestas de fin de año y el principio de las vacaciones de este verano aún se mantenga esta política de reducción.

Jorge Molina aseguró ayer que a la compañía no le había quedado más remedio que recortar la cantidad de vuelos. "De los 670 pilotos que tiene la empresa, en este momento se encuentran 170 de vacaciones", afirmó el ejecutivo. Y agregó: "Tenemos los aviones pero no quien los maneje".

En la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) dieron una versión completamente diferente. "Hay pilotos suficientes para cumplir con todos los vuelos que se venían haciendo. De vacaciones, como mucho, debe haber unos 30 pilotos. Es una vergüenza que un grupo que administra una línea aérea de bandera cambie arbitrariamente la frecuencia y reduzca los vuelos a capitales y ciudades de la Argentina", dijo el vicepresidente Pablo Biro.

El gremialista sostuvo, además, "que la empresa lo que está haciendo es presionar al Gobierno Nacional para obtener mayores beneficios, como subsidios y liberación de tarifas".

Algo sí parece claro: la disminución de frecuencias se anunció justo unos días después de que APLA denunciara que Aerolíneas Argentinas no estaba cumpliendo con la reglamentación que establece los días de descanso obligatorio de los pilotos. Tras recibir inspecciones de la Fuerza Aérea, la compañía comenzó a darle a su personal los días de licencia que tenían pendientes.

Ayer en Aerolíneas Argentinas plantearon que el régimen de vacaciones y descanso del que gozan los pilotos argentinos es muy bondadoso. "En todo el mundo los pilotos tienen 30 días de vacaciones al año, pero en la Argentina les corresponden 40. Además en empresas de primera línea como Lufthansa, American Airlines y British Airways los pilotos trabajan entre 70 y 80 horas mensuales, mientras que acá trabajan entre 35 y 40 horas por mes".

Pablo Biro, de APLA, planteó: "Lo que quieren los empresarios es flexibilizar las condiciones laborales y aumentar su rentabilidad. Los pilotos no permitimos ni vamos a permitir que se transgredan las normas de seguridad. La fatiga de los pilotos es motivo de seguridad aérea".

Volar de Buenos Aires a La Rioja lleva 1.25 hora. Con la reducción de 7 a 1 vuelo semanal, a la gente no le quedará más remedio que armarse de mucha paciencia: hacer ese viaje en micro lleva 15 horas.

No aumentó por el momento la venta de pasajes de ómnibus
En la terminal de ómnibus de Retiro no se notaba ayer que hubiese llegado el caos trasladado desde Aeroparque. Se suponía que la gente imposibilitada de viajar en avión al Interior buscaría la alternativa terrestre, pero al menos ayer todo quedó en la mera suposición.

Desde las empresas de micros reconocieron que, salvo casos excepcionales, no se incrementaron las ventas a los destinos habituales ni tuvieron que agregar salidas extra y, mucho menos, aumentaron los precios. "La venta de pasajes a La Rioja y Catamarca fue normal, como siempre, con un 70% de ocupación", informaron empleados de Urquiza. En Chevalier, en tanto, sí se sorprendieron por el incremento de venta de pasajes a Córdoba. "Parece que van todos para allá y eso que no es fin de semana largo", dijeron.

Radares prestados
La ministra de Defensa, Nilda Garré, agradeció ayer a representantes del Ejército del Aire de España toda la colaboración prestada con la provisión de radares para superar la emergencia sufrida este año en Argentina.

Una complicación para los viajeros
30
por ciento es el nivel de reducción de vuelos semanal que implementó Aerolíneas Argentinas. Anteriormente, la empresa tenía 354 vuelos semanales. En la actualidad esa cifra se redujo a 248.

60
o inclusive 90 días demorará la normalización de la frecuencia, según la empresa. La reducción de vuelos podría afectar a los viajeros para las fiestas de fin de año y las vacaciones del próximo verano.

Cuestión de tiempo
Un viaje en avión desde Buenos Aires a La Rioja demora una hora veinticinco minutos. El mismo itinerario, en ómnibus, demanda 15 horas. Esta es una de las pautas que marcan la diferencia —y el contratiempo que representa para el pasajero—, entre un medio de transporte y el otro.

Un sistema colapsado
Todo el sistema de vuelos de las compañías Aerolíneas Argentinas y Austral quedará afectado. El recorte de frecuencias incluye a algunos puntos de interés turístico, como por ejemplo Chapelco, Esquel y Córdoba. En Catamarca y La Rioja, operadores turísticos, hoteleros y comerciantes ya comunicaron ayer su disgusto y anunciaron que seguramente soportarán fuertes pérdidas económicas.

Dura crítica de Aeropuertos a la crisis en los vuelos de cabotaje

"El sector pierde dinero; además, a veces es mejor viajar en auto", dijo su presidente
Ernesto Gutiérrez no hizo siquiera un gesto de incomodidad cuando se le preguntó cómo veía al mercado aeronáutico de cabotaje. "Mal", contestó, seco, el presidente de Aeropuertos Argentina 2000 (AA2000), y soltó las razones que siempre han dado las compañías aéreas desde la devaluación, aunque jamás con tanta vehemencia.

"Mal -dijo, sentado en un sillón del quinto piso del hotel Hilton-. El tráfico aéreo ya se podría multiplicar por dos. Pero yo, la semana pasada, tuve que ir al aeropuerto de Bahía Blanca en auto. El sector pierde dinero y nadie impulsa un sistema en que pierde dinero."

Gutiérrez es uno de los arietes de Eduardo Eurnekian, dueño de AA 2000. Y habló del sector aéreo con periodistas, tras exponer en la inauguración de la 17» Asamblea Mundial Anual del Consejo Internacional de Aeropuertos, con los mismos argumentos que suelen emplear los dueños de las líneas aéreas: la ecuación no cierra porque las tarifas están bajas, pese al subsidio por combustible.

A su derecha, asentía con la cabeza Horacio Orefice, presidente del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna). "Es verdad -interrumpió-. Hoy, la única forma de llegar a algunos aeropuertos es en auto. Con el de Río Cuarto pasa lo mismo."

Gutiérrez comparó la situación del mercado doméstico con la del sector aeroportuario: "El sistema de cabotaje es la mochila del sistema internacional, como pasa con las terminales aéreas. Es un subsidio cruzado. Se pierde dinero. Nadie impulsa un sector en el que pierde dinero".

Desde hace por lo menos un año, por diferentes motivos, muchos de los vuelos nacionales salen con demoras. "Pasamos un año que fue dramático para la Argentina, el 2001 -dijo Gutiérrez-. Y el sector aeronáutico quedó con su estructura de costos en dólares y sus ingresos en pesos. Necesitamos un sistema que permita que la ecuación de las empresas sea rentable." Y volvió al ejemplo del transporte terrestre como alternativa. "Si tenemos que ir en auto, si tenemos que subirnos a un colectivo, lo hacemos con gusto. Pero es un pecado mortal haber perdido un pasajero, un turista en un mundo en que hemos logrado atraer una gran afluencia, porque la Argentina es la segunda atracción de América latina. Es una lástima; es un subsidio cruzado. Se podría duplicar la cantidad de pasajeros. Si el extranjero que fue a El Calafate quiso volverse y no estaba el avión, no va a hablar bien de ese destino en su país."

AA2000 tiene la concesión de 32 terminales en todo el país. Gutiérrez dice que sólo dos son rentables: Ezeiza y Aeroparque. Que tres están en lo que se conoce como "punto de equilibrio". "El resto pierde dinero", afirma.

Los radares, ese problema
Dueño también de la cervecera Imperial, el empresario está además preocupado porque, dice, no siempre los actores del sistema aeronáutico hablan con responsabilidad cuando se refieren a la seguridad. "Tienen actitudes desmedidas", sostiene, y cuenta que la atención de los centros psicológicos de los aeropuertos ha subido, en los últimos tiempos, un 500% porque los pasajeros tienen miedo. ¿Hay por qué temer?, se le pregunta, y contesta que no. Que por ejemplo el sistema de radares, tan cuestionado, funciona bien. "Hay cobertura adecuada dentro de parámetros. Aunque nos gustaría tener radares tridimensionales."

De la cuestión también habló ayer la ministra de Defensa, Nilda Garré, que agradeció al Ejército del Aire de España por la provisión de radares tras las averías que, a principios de año, provocó la caída de un rayo en Ezeiza. Garré almorzó en el Edificio Libertador con el jefe del estado mayor del ese ejército, general Francisco José García de la Vega. "La Fuerza Aérea actuó con mucha racionalidad para enfrentar esta circunstancia crítica", dijo después.

Por Francisco Olivera