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Opinión
Escondida y "el juego del ultimátum"
04/09/2006

RECUERDOS PERDIDOS. NADIE RECLAMÓ TODAVÍA MUCHOS OBJATEOS HALLADO EN CROMAÑON

Clarín, Buenos Aires

Son riñoneras, pulseras, documentos y llaveros que quedaron en el boliche esa noche.

Puede un simple juego de llaves representar a alguien que ya no está? ¿Y un par de zapatillas? A un año de la tragedia de Cromañón, en una oficina de la Policía Federal todavía se amontonan decenas de objetos de jóvenes que estuvieron aquella noche en el show de Callejeros. Hay mochilas, llaveros, celulares, zapatillas, bolsos, dinero, billeteras, documentos. Todo está guardado en cajas y en bolsas de consorcio, acumulando olor a humedad dentro de un placard de color blanco.

Ahí está, por ejemplo, la riñonera de corderoy negro que un año atrás llevaba puesta Ezequiel Agüero. Su contenido parece completo: están su DNI, su tarjeta Banelco, la cédula verde de su Volkswagen Gol, un juego de llaves y $ 2,75en monedas. Ezequiel, un sonriente morochazo hincha fanático de Deportivo Morón, es una de las 194 víctimas del desastre. El auto apareció un par de días después del incendio en un estacionamiento ubicado a dos cuadras de Cromañón. Su padre lo rescató y lo llevó al hogar de la familia, en Rafael Castillo. Ahora el coche luce un impecable color azul marino. "Lo hice pintar porque quiero que se vea lindo. Lo vamos a conservar como un recuerdo", dice a Clarín su padre, Adolfo Agüero.

El martes pasado Clarín llamó a la familia Agüero para comunicarle que la riñonera de su hijo estaba en un predio de la Policía Federal, en Madariaga 6976, esquina General Paz. El padre se largó a llorar: "Había ido a la Morgue Judicial, al Juzgado, a todos lados buscándola. Para mí es muy importante tenerla porque es otro recuerdo de mi pibe. Justo mañana cumpliría 26 años".

Otras familias, en cambio, se niegan a reencontrarse con algo que perteneció a sus hijos. ¿El motivo? Entienden que sólo los haría revivir el dolor. "A mucha gente que fuimos a buscar para entregarles objetos de sus hijos nos dijeron que preferían no tenerlos", aseguran en la Policía.

"Es entendible y esperable que algunas familias no quieran tomar contacto con esos objetos ya que pueden representar un lazo con la persona que ya no está", sostiene el psicoanalista Walter Cortazzo, miembro de la Asociación Psicoanalítica Lazos. Y añade: "Para mucha de esa gente quizá el duelo está en sus inicios y todavía no logran aceptar la pérdida. Y le puede resultar aún más traumático encontrarse con algo que encima está ligado a la escena donde se produjo la muerte".

Para el psiquiatra Jorge Francos, jefe de Consultorios Externos de Salud Mental del Hospital de Clínicas también podría existir otra razón: "Estos objetos pueden recordar situaciones muy dolorosas, como 'por qué lo dejé ir al recital' o 'por qué dejé que lo incitaran a ir'"".

Pero también hay cosas de sobrevivientes. En una caja de cartón con inscripciones de la marca de desinfectante Procenex están la tarjeta de débito Rio Cash y el carné de socio del Club Huracán de Arturo G. En esa misma caja está la tarjeta Banelco del banco HSBC de Sergio Gabriel C. Estos nombres no aparecen en el listado oficial de muertos. Y hay más objetos, pero no figura el nombre de sus propietarios. Es imposible, entonces, ubicar a los dueños de la bandera gigante con la inscripción "Callejeros. Parque Patricios". Lo mismo pasa con una billetera de cuerina marrón que tiene la foto de una chica y con los documentos secuestrados en Cromañón. En varios de los DNI se palpa la tragedia de esa noche. Es que algunos lucen con sus páginas chamuscados. Y en otros no se pueden leer las identidades: el agua de los bomberos les borró los nombres escritos con birome.

Carlos Galván.


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