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Argentina
Reflexiones sobre nuestro panorama energético
06/06/2007

LA NAFTA DE ENARSA Y CHÁVEZ, POCA Y CARA

La Nación, Buenos Aires
La súper cuesta en la Capital Federal un centavo más que en las otras petroleras; el gasoil iguala el polémico precio de Shell

Si a Néstor Kirchner volviera a ocurrírsele hoy, a casi dos años del recordado boicot a Shell, una idea similar a aquella con que intentó disciplinar a la firma angloholandesa, debería cambiar drásticamente de destinatario y concentrarse en la estatal Enarsa, una creación propia. Porque, pese a la inquietud oficial por la inflación y al celoso husmeo del secretario Guillermo Moreno por todos los precios de la economía, Enarsa exhibe una particularidad: vende la nafta y el gasoil más caros de la Capital Federal, si se consideran los valores sugeridos de las petroleras.

Enarsa empezó a vender combustibles en asociación con Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Hace dos años, el presidente Hugo Chávez, de visita en la Argentina, prometió la apertura de 600 estaciones de servicio similares durante 2005 en el país. Hasta ahora, con todo, sólo existen dos, casi siempre desiertas.

Una de ellas, ubicada en la Avenida del Libertador frente a la ex Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), ofrece el litro de nafta súper, la más utilizada en el país, a 1,899 pesos, al menos un centavo más cara que el resto de las petroleras en la Capital Federal (entre 1,864 y 1,889). A dos o tres cuadras, sobre la misma avenida, Shell y Esso lo venden a 1,889. El litro de Enarsa se acopla a los valores de las competidoras en su otra estación, sobre la esquina de la autopista Panamericana y la ruta 202: 1,889 pesos.

La diferencia más llamativa está en el gasoil. La petrolera estatal lo vende en sus dos bocas a 1,499 pesos, un 4,16% más caro que Repsol YPF, Petrobras y Esso, que lo hacen a 1,439. Así, el precio elegido por Enarsa es idéntico al de Shell, aquel que desencadenó la furia y el llamado al boicot de Kirchner.

Todo esto dijo el Presidente aquel 9 de marzo de 2005, pocas horas después de haberse conocido el alza: "Ustedes vean el aumento de las naftas que sólo una empresa ha sacado, que es Shell, en un proceso de falta de colaboración con la sociedad argentina. Esa estrategia está destinada a aumentar los costos y perjudicar el proceso productivo y de inclusión social en la Argentina".

Kirchner convocó entonces a no comprarle a la firma "ni una lata de aceite", y piqueteros vinculados con el Gobierno bloquearon, en todo el país, más de 30 estaciones de la marca. Tras el incidente, un mes después, Shell revocó el aumento en la nafta, pero no el del gasoil, que perdura hasta hoy y fue igualado por Enarsa.

Precios libres

Vale aquí una aclaración importante: al menos en los papeles, los precios de los surtidores son libres en la Argentina. Lo que hacen las petroleras es sugerir valores que luego concretan los propietarios de las estaciones. Es así como, muchas veces, pueden advertirse diferencias entre una boca y otra. En otros casos, las petroleras o los estacioneros elevan el precio hasta el límite que les permite su competidor más cercano. Por ejemplo: la YPF de Panamericana y 202, frente a la estación de Enarsa, no tiene el litro de gasoil a 1,439 pesos, como en la mayoría de sus surtidores, sino a 1,499, como el de la petrolera estatal.

Enarsa muestra sin embargo una oferta: la nafta premium, que todas las compañías venden a 1,999 pesos, se consigue en sus surtidores a 1,969.

Enarsa-PDV le compra combustible a la firma Rhasa la mayoría de las veces y, ocasionalmente, a otras petroleras. Todavía, dado el desarrollo del negocio, no se justifica traer buques desde Venezuela con la marca PDV. Así, el nombre comercial con que busca atraer a los clientes argentinos a su octanaje es Tango : Eco Tango, Tango 95, Tango 97, Tango Común y Tango Diesel.

El vínculo que une a Enarsa con Pdvsa tiene dos años. El 1° de febrero de 2005, día en que se inauguró la primera de esas estaciones, frente a la ex ESMA, con una numerosa concurrencia de empresarios argentinos, asistió Chávez y contagió de entusiasmo a todo el Gobierno con la referida promesa. "Hoy nace Enarsa -dijo aquella vez ante LA NACION el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido-. Cada litro de combustible que se expenda va a ser patrimonio de todos los argentinos."

Escasas ventas

Sin embargo, ninguna de las dos estaciones recibe aún lo que podría definirse como un aluvión de automóviles. Evidentemente, les llevará un buen tiempo a los consumidores argentinos acostumbrarse a la marca: ambas venden, según datos del mercado, menos de 100.000 litros por mes cada una. Valga, como referencia, consignar que la Shell ubicada a dos cuadras, del doble de tamaño, también sobre la Avenida del Libertador, despacha unos 350.000 litros mensuales. Las más grandes de cualquier petrolera, como algunas de la avenida General Paz, pueden expender de 800.000 a un millón de litros mensuales.

Entre las 15.45 y las 16.45 del jueves pasado, LA NACION aguardó, gaseosa en mano, dentro del minimercado de la estación Enarsa-PDV de la Capital Federal. Resultado: dos camionetas 4x4, dos motos y nueve automóviles cargaron combustible con la nueva marca durante esa hora. La playa, atendida por un solo empleado y abstraída en una tranquilidad más propia de un pueblo del interior que de la urgencia de la Avenida del Libertador, estaba llamativamente limpia.

¿Por qué la playa está desierta?, le preguntó LA NACION al empleado. "No solamente la playa -contestó-. Mire: Buenos Aires está desierto." Ayer por la tarde, la inactividad era total: sólo funcionaba uno de sus dos surtidores y el minimercado estaba cerrado, con las sillas sobre las mesas.

Por Francisco Olivera


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