BRASIL PRESIONA POR EL IMPUESTO A LA RIQUEZA
Clarín, Buenos Aires
Las empresas brasileñas radicadas en el país están presionando para que la Argentina las exima de pagar el denominado Impuesto a los
Bienes Personales, un tributo que en Brasil no existe y que, por lo tanto, las casas matrices no pueden deducir de sus impuestos.
El reclamo fue hecho personalmente por el ministro de Hacienda de Lula, Guido Mantega, a su colega Felisa Miceli: le planteó que Brasil quiere pasar a formar parte del selecto club que hoy integran España, Suiza y Chile, países con los que la Argentina tiene tratados bilaterales que eximen a las empresas de ese origen el pago de Bienes Personales, también conocido como Impuesto a la Riqueza.
En las filiales locales de compañías brasileñas consultadas por Clarín (Petrobras, Quilmes, Loma Negra y Acindar) aseguraron desconocer la gestión que el propio Mantega llevó a cabo hace diez días, cuando visitó Buenos Aires. El reclamo había llegado directamente desde las casas matrices al secretario de Asuntos Internacionales de Mantega, Luis Eduardo Melín. "Lo único que estamos solicitando es que las empresas brasileñas puedan jugar con las mismas reglas que, por ejemplo, las de origen español", dijo el funcionario a Clarín.
El Impuesto a los Bienes Personales fue creado por iniciativa del ex ministro Domingo Cavallo en 1991 y grava con una alícuota de 0,5% al excedente del patrimonio personal superior a $ 102.300 e inferior a los $ 200.000 (sube a 0,75% cuando el patrimonio es superior a $ 200.000).
En el caso de las empresas, la alícuota es de 0,5%, lo cual puede representar mucho dinero. Por ejemplo, Petrobras Energía tiene un patrimonio de 7.836 millones de pesos, de modo que la alícuota representaría más de 39 millones de pesos al año, que su casa matriz no podría descontar al consolidar en Brasil los impuestos de su filial.
Según la explicación de dos tributaristas consultados por este diario, la modalidad de cobrarles Bienes Personales a las empresas comenzó tras la devaluación: de esa manera, se las transformó en "responsable sustituto" de sus accionistas físicos, para evitar la evasión del tributo. Algunas compañías ya aplicaron su propio mecanismo de defensa: en vez de salir a cobrar el impuesto accionista por accionista (que en algunos casos son miles), descuentan el pago del impuesto a la hora de repartir los dividendos.