Techint y una firma mexicana quieren hacer el gasoducto a Bolivia
La Nación, Buenos Aires
El Gobierno ayer develó otra incógnita del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA): la compañía argentina Siat, del grupo Techint, y la empresa mexicana Tubacero serán las dos aspirantes finales que competirán por la provisión de las cañerías para la construcción del tendido definitivo de 1465 kilómetros, que costará unos US$ 1800 millones y abastecerá a seis provincias argentinas.
Según adelantaron fuentes oficiales, la adjudicación (de la que participaron seis empresas) finalmente estará resuelta en la segunda quincena de febrero, aunque ambas compañías podrían trabajar en tramos distintos del gasoducto. Así comenzará la primera etapa de una obra que, a partir de enero de 2010, permitirá el transporte de 27,7 millones de metros cúbicos diarios de gas boliviano hacia la Argentina. El proyecto incluye además el llamado a licitación, que se haría la semana que viene, para la construcción de una planta separadora de líquidos en el sur de Bolivia, con una inversión de US$ 450 millones, que serán aportados por la Argentina.
La apertura de sobres del GNEA fue presentada ayer por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y su par boliviano, Evo Morales, en un acto en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. Allí, el ministro de Planificación, Julio De Vido, anunció que la obra, convocada por la estatal Enarsa, comenzará en julio próximo. En octubre de 2009 la entrega de caños deberá estar completa.
El inicio de la obra pone fin a una larga historia de polémicas y postergaciones, que comenzó en 2004. Ese año, el grupo Techint presentó el proyecto como una iniciativa privada. De inmediato, se generó una controversia pública y judicial porque el Estado no había llamado a licitación.
Las negociaciones siguieron atrasadas cuando Morales llegó al poder, nacionalizó el gas y renegoció contratos con las petroleras privadas. Sólo en octubre de 2005 se retomó el diálogo sobre la obra y se proyectó reelaborar una propuesta para el año siguiente. Las primeras licitaciones llevaron dos años más.
Ayer comenzó la etapa final. En la Casa Rosada, Cristina Kirchner y Morales se destinaron elogios mutuos, se mostraron como socios y calificaron la obra como un resultado de la "unidad latinoamericana". Ambos hablaron también de la "histórica inversión pública y privada" en hidrocarburos en Bolivia (para 2008, unos US$ 1300 millones, dos veces más que hace dos años).
Los dos tenían un objetivo: despejar incertidumbres sobre la posibilidad de que el país vecino no pueda cumplir con el prometido abastecimiento de gas a la Argentina. "Queremos acelerar las inversiones para cumplir los acuerdos. Vamos a resolver poco a poco el tema energético", dijo ayer Morales durante una conferencia de prensa. Su propósito es presionar a las empresas en su país para que aumenten la producción y garanticen el suministro. Además, Morales aseguró que respetará la propiedad pública y privada y que no quiere "patrones, sino socios". En el despacho de la Presidenta planteó otra necesidad: acordar una reunión tripartita con Brasil para acordar la provisión de gas este año. "Hay que manejarse con equilibrio", pidió.
Cristina Kirchner usó el acto para ratificar la alianza energética. Fue enfática al momento de decir que "la Argentina paga el mejor precio por su gas" a Bolivia.
Por Juan Pablo Morales
De la Redacción de LA NACION
