PEKIN.- Para enfrentar al envejecimiento de su población, China estudia actualmente cómo poner fin a la ley de "un solo hijo por pareja", aunque cualquier cambio sería gradual y no significará la eliminación de la política de planificación familiar.

Ayer, la viceministra de la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar, Zhao Baige, reconoció la necesidad de cambiar las políticas de control poblacional, vigentes en el país desde la década del 70. "No les puedo informar cuándo ni cómo [las cambiaremos], pero eso se convirtió en un tema de debate entre los gobernantes", comentó. Según encuestas nacionales divulgadas por Zhao, a la mayoría de las parejas les gustaría tener dos hijos.

Con más de 1300 millones de habitantes para recursos cada vez más escasos (tierra, agua y energía, por ejemplo), China tiene una de las más estrictas leyes de planificación familiar.

La mayoría de las parejas urbanas puede tener un hijo y no más, a no ser que pague caras multas. A los campesinos chinos en general les permiten tener un segundo hijo, si el primero es una niña. La excepción es para las minorías, que pueden tener dos o más hijos, y para las parejas en las cuales los dos integrantes son, a su vez, hijos únicos.

Por culpa de las prohibiciones y de la tradicional preferencia por los varones, el promedio de hijas mujeres cayó de 5,8 en la década del 70 para 1,8 en la China de hoy.

Los expertos advierten que la restricción al número de hijos es una bomba de tiempo social. La población está envejeciendo -principalmente en las zonas urbanas- y la disparidad entre el número de hombres y mujeres es cada vez mayor. Algunos centros de manufacturas del país ya están enfrentando una disminución en la fuerza de trabajo.

Prosperidad

Sin embargo, las autoridades defienden la política de planificación familiar y señalan que ha evitado unos 400.000 nacimientos y fomentado la prosperidad en China.

Muchos temen que la liberación de la procreación pueda generar un nuevo boom poblacional, en un país que debe alcanzar la cifra de 1500 millones de personas en 2033, según la prensa estatal.

Por más de tres décadas, la restricción a la procreación ha sido el centro de la política social china. Las autoridades reciben estimaciones sobre cómo la población de sus respectivas zonas adhiere a la ley. En la década del 80, era común que obligasen a las mujeres a abortar para que no superaran el límite de hijos, y tanto hombres como mujeres frecuentemente eran forzados a someterse a tratamientos de esterilización. Ultimamente se suavizó la aplicación de la ley, y las penas se restringieron a las multas, pero aún se tiene noticia de gran cantidad de abortos forzados.

Con las propuestas para ablandar la rígida legislación en planificación familiar, China busca mejorar su imagen, cuestionada en materia de derechos humanos, ya que Pekín se prepara para hospedar los Juegos Olímpicos. Además, las propuestas fueron anunciadas menos de una semana antes del Congreso Nacional de los legisladores del Partido Comunista.