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Chile
(Opinión): LA SEGURIDAD DEL SUMINISTRO ELÉCTRICO
17/03/2010

Seguridad del suministro eléctrico

La Tercera

María Isabel González, gerenta general de Energética S.A. y ex secretaria ejecutiva

El terremoto que afectó a nuestro país no sólo ha traído réplicas sísmicas, sino también eléctricas, poniendo en tela de juicio la seguridad de nuestro principal sistema eléctrico.


Así, luego del corte de suministro que afectó al 90% de la población el domingo pasado, hemos constatado que, además de la ya largamente nombrada Onemi, se comienza a hablar del Centro de Despacho Económico de Cargas (Cdec), correspondiente al Sistema Interconectado Central (SIC).

Este último es la denominación del sistema eléctrico que abastece a los clientes ubicados entre Taltal y Chiloé y que experimentó un apagón total el fin de semana.

La misión encomendada a través de la ley eléctrica al denominado Cdec-SIC es coordinar la operación de las centrales generadoras y de los sistemas de transmisión (líneas eléctricas y subestaciones).

Entre estas últimas se cuenta Charrúa, una de las más estratégicas del sistema, dado que allí se inyecta la generación de 12 centrales y en la que falló uno de sus transformadores. Esta coordinación tiene como objetivo lograr una operación a mínimo costo manteniendo la seguridad y calidad del suministro eléctrico.

Estos objetivos, algunas veces, se contraponen, particularmente en períodos de emergencia.

Entre otras, las labores del Cdec incluyen planificar la operación del sistema, estudiar previamente posibles fallas que puedan afectarlo y establecer las acciones que deberán tomarse para evitar su colapso.

Adicionalmente, y para casos de eventos adversos como el vivido el 27 de febrero pasado, en que el sistema se enfrentó literalmente a una fuerza mayor, se pusieron en marcha planes de recuperación del servicio, los que permitieron la rápida recuperación del suministro, luego de ocurrido el terremoto. Esta planificación, sumada a la capacidad de los profesionales que laboran en el Cdec y en las respectivas empresas eléctricas, es lo que permite reponer el sistema eléctrico y superar, en definitiva, contingencias adversas.

Tal como ha señalado la autoridad del sector, el sistema se encuentra en un estado de fragilidad, debido a los efectos del violento sismo, fundamentalmente por potenciales fallas en los sistemas de transmisión. Sin embargo, esta situación es manejable desde la perspectiva de una adecuada operación del sistema en su conjunto.


Esto requiere disminuir el énfasis, por un tiempo, en el objetivo de minimizar los costos de operación y centrarlo, dada la emergencia actual y el consiguiente efecto en la población, en aumentar la seguridad del sistema. El cambio de prioridades se traduce en utilizar más las centrales térmicas de mayor costo de operación que en condiciones normales podrían estar detenidas, pero que se encuentran más cerca de los centros de consumo, limitando así el uso de los sistemas de transmisión.


También se deben aumentar y distribuir las reservas operativas del sistema y, en general, tomar todas las medidas posibles para evitar un nuevo black out. La regulación actual dispone de mecanismos para que se pueda aplicar una medida de este tipo.
En síntesis, nos toca vivir tiempos difíciles, en que se debe privilegiar la seguridad del suministro por sobre lo que en tiempos normales no es menos importante, como la operación a mínimo costo.


Sin embargo, una vez superada la etapa crítica respecto de la seguridad y continuidad del suministro, que esperemos sea breve, los criterios utilizados en la planificación de la expansión de los sistemas de transmisión debiesen ser revisados y analizados en forma crítica.

, gerenta general de y ex secretaria ejecutiva El terremoto que afectó a nuestro país no sólo ha traído réplicas sísmicas, sino también eléctricas, poniendo en tela de juicio la seguridad de nuestro principal sistema eléctrico. Así, luego del corte de suministro que afectó al 90% de la población el domingo pasado, hemos constatado que, además de la ya largamente nombrada Onemi, se comienza a hablar del Centro de Despacho Económico de Cargas (Cdec), correspondiente al Sistema Interconectado Central (SIC). Este último es la denominación del sistema eléctrico que abastece a los clientes ubicados entre Taltal y Chiloé y que experimentó un apagón total el fin de semana. La misión encomendada a través de la ley eléctrica al denominado Cdec-SIC es coordinar la operación de las centrales generadoras y de los sistemas de transmisión (líneas eléctricas y subestaciones). Entre estas últimas se cuenta Charrúa, una de las más estratégicas del sistema, dado que allí se inyecta la generación de 12 centrales y en la que falló uno de sus transformadores. Esta coordinación tiene como objetivo lograr una operación a mínimo costo manteniendo la seguridad y calidad del suministro eléctrico. Estos objetivos, algunas veces, se contraponen, particularmente en períodos de emergencia. Entre otras, las labores del Cdec incluyen planificar la operación del sistema, estudiar previamente posibles fallas que puedan afectarlo y establecer las acciones que deberán tomarse para evitar su colapso. Adicionalmente, y para casos de eventos adversos como el vivido el 27 de febrero pasado, en que el sistema se enfrentó literalmente a una fuerza mayor, se pusieron en marcha planes de recuperación del servicio, los que permitieron la rápida recuperación del suministro, luego de ocurrido el terremoto. Esta planificación, sumada a la capacidad de los profesionales que laboran en el Cdec y en las respectivas empresas eléctricas, es lo que permite reponer el sistema eléctrico y superar, en definitiva, contingencias adversas. Tal como ha señalado la autoridad del sector, el sistema se encuentra en un estado de fragilidad, debido a los efectos del violento sismo, fundamentalmente por potenciales fallas en los sistemas de transmisión. Sin embargo, esta situación es manejable desde la perspectiva de una adecuada operación del sistema en su conjunto. Esto requiere disminuir el énfasis, por un tiempo, en el objetivo de minimizar los costos de operación y centrarlo, dada la emergencia actual y el consiguiente efecto en la población, en aumentar la seguridad del sistema. El cambio de prioridades se traduce en utilizar más las centrales térmicas de mayor costo de operación que en condiciones normales podrían estar detenidas, pero que se encuentran más cerca de los centros de consumo, limitando así el uso de los sistemas de transmisión. También se deben aumentar y distribuir las reservas operativas del sistema y, en general, tomar todas las medidas posibles para evitar un nuevo black out. La regulación actual dispone de mecanismos para que se pueda aplicar una medida de este tipo. En síntesis, nos toca vivir tiempos difíciles, en que se debe privilegiar la seguridad del suministro por sobre lo que en tiempos normales no es menos importante, como la operación a mínimo costo. Sin embargo, una vez superada la etapa crítica respecto de la seguridad y continuidad del suministro, que esperemos sea breve, los criterios utilizados en la planificación de la expansión de los sistemas de transmisión debiesen ser revisados y analizados en forma crítica.

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