EL Cronista
Optimismo, pero no tanto. Con esta frase se podría resumir perfectamente el estado de ánimo de los empresarios a tan solo dos meses de cerrar uno de los peores ciclos de negocios de los últimos años, contaminado por la crisis financiera global y por los problemas domésticos que pusieron un freno al crecimiento a tasas chinas que mostró la Argentina hasta 2007. Optimismo, porque los hombres de negocios aseguran que lo peor de la crisis ya pasó, que los efectos de la debacle no fueron los esperados, y porque predicen un fin de año con mejor clima, aunque no de fiesta, y esperan un 2010 de crecimiento, de recuperación de las ventas, de retorno del consumo interno y de un escenario internacional favorable para la Argentina.
Pero no tanto, porque, a pesar de las señales positivas que despejan la incertidumbre en el corto plazo, el fantasma político sigue antes de inversión que aun se guardan en carpetas a la espera de un exorcismo capaz de despejar el miedo que despierta el kirchnerismo y sus maneras de construir poder.
Esta combinación entre positivismo e incertidumbre surge de los resultados de una encuesta difundida en el marco del 45º Coloquio de IDEA que comenzó ayer en el Sheraton Hotel de Mar del Plata con gran concurrencia de empresarios, figuras de la oposición y poca presencia del Gobierno, solamente representado por el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y su par de Salta, Juan Manuel Urtubey. Unas horas antes de la cena de apertura del Coloquio y en la cual expusieron el titular de IDEA, Gustavo Ripoll, el presidente del 45º Coloquio, Alberto Schuster, el propio Scioli y el ex presidente de Colombia, César Gaviría, se distribuyeron los resultados del trabajo elaborado por la consultora D’Alessio Irol en base a las respuestas de 228 ejecutivos de grandes empresas.
Según los datos, mejora la evaluación del semestre y se espera que esta tendencia se extienda al año próximo. El paper explica cómo la mejora de los mercados internacionales y el mejor ánimo interno permiten pensar en un 2010 favorable en especial, gracias a factores externos como la suba de los precios de los commodities, la demanda creciente de Brasil y un mejor acceso al crédito internacional.
En el plano doméstico, el optimismo se ancla en decisiones del Gobierno como la reapertura del canje de la deuda con los holdouts y el acercamiento al FMI que despejan el riesgo de default y le quitan presión a la situación fiscal al punto que ya se logró frenar la sangría de capitales.
De hecho, el 51% de los empresarios confía en un incremento de sus ventas para el 2010, el 43% en una suba de las exportaciones, aunque solamente un 27% afirma tener planes de aumentar significativamente las inversiones, contra un 40% que no las modificará y otro 33% que las disminuirá entre leve y significativamente.
En cuanto a los desafíos que planteará el 2010, la recuperación de la demanda es el principal tema de preocupación con el 28% de los votos. También se destacan la necesidad de reducir costos y la variación de los precios, así como la necesidad de mantener los niveles de empleo. Estos temas refieren al desafío para llevar adelante una ecuación que permita recomponer la rentabilidad y de ese modo hacer frente a la mayor demanda que se espera.