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Debate
(Opinión) LAZARTE (ABECEB): LATINOAMÉRICA TIENE EL MAYOR POTENCIAL MINERO DEL MUNDO PERO CADA PAÍS LO APROVECHA DIFERENTE
05/04/2013
Gustavo Bazzan
Clarín

Los funcionarios del Gobierno argentino que encabezan la avanzada sobre YPF consideran que tienen un argumento irrefutable para justificar la pretendida toma del control de la empresa. Los balances presentados dicen que desde que Repsol se adueñó de YPF en 1999, sobre el final del gobierno del ex presi- dente Menem, los accionistas de la firma recibieron más plata que las ganancias generadas.

Los números son inapelables: desde que YPF se abrió en 1992 al capital privado, y hasta 1999, la compañía ­bajo la conducción de José Estenssoro y tras su muerte en 1995, de Nells Leon y Roberto Monti­ mantuvo una política de repartir entre los accionistas un promedio equivalente al 44% de las utilidades obtenidas. El resto de las ganancias se utilizaban en capitalizar la compañía.

Eso cambió en 1999, cuando Repsol pagó US$ 15.169 millones de dólares para obtener la mayoría accionaria. Desde 2000 y hasta 2007 la tasa de reparto de dividendos saltó al 105%. Es decir que por cada peso declarado como ganancia, se pagaron dividendos por 105 pesos. La principal beneficiaria de esa política fue, claro, Repsol.

Expertos del mercado energéti- co aceptan que esos fondos fueron de suma utilidad para financiar la expansión de la petrolera española fuera de la Argentina, como le dijo a este diario el ex secretario de Energía, Emilio Apud.

A fines de 2007 se produjo la en- trada al capital de YPF del grupo Eskenazi. Eso no solo acentuó la política de dividendos de Repsol, sino que la formalizó. El contrato de compra de acciones prevé que los Eskenazi pagan su parte con lo que reciben como dividendos. Todo esto promovido y aceptado por el ex presidente Kirchner.

Los números hablan por sí so- los. Entre 2008 y 2010 la compañía ganó $ 12.916 millones y repartió $ 14.906 millones. La tasa de reparto saltó así a un promedio del 115% para el trienio, pero con picos de 135% en 2008 y 2010.

El reparto de ganancias corres- pondiente a 2011 está en veremos. El directorio de YPF propuso, y los representantes del Gobierno rechazaron, pagar dividendos en acciones. Es decir, cada accionista recibiría más papeles de YPF. La propuesta era pagar las utilidades de 2011 y parte de 2010 ($ 5.789 millones) con papeles de la empresa. Pese al rechazo oficial el plan sigue incluido en la orden del día para la asamblea general de accionistas a realizarse el 25 de abril.

Conocedores del mercado bur- sátil y energético coinciden en un punto. Si bien no justifican la altísima tasa de reparto de dividendos de YPF entienden que fue una salida lógica en respuesta a la política energética de los gobiernos kirchneristas, que mantuvieron el congelamiento de precios del sector que dispuso el ex presidente Eduardo Duhalde en 2002, en los primeros días que siguieron al estallido de la convertibilidad.

"Ante ese escenario la empresa decidió llevarse toda la plata que podía y ampliar sus inversiones fuera de la Argentina, porque el panorama para invertir no era el mejor, si no se acompañaba a nivel local los precios internacionales", señaló Apud.

Más allá de lo que ocurrió hasta ahora, la principal preocupación ­si se pudiera dejar entre paréntesis la pelea diplomática entre España y la Argentina­ ya no pasa tanto por quién tiene el control de la compañía, sino por cómo, en este convulsionado escenario, se podrá revertir la caída en la producción de gas y petróleo.

En el sector dicen que para recuperar el grado de autoabas- tecimiento se necesitan invertir 40.000 millones de dólares en el próximo lustro. De dónde saldrá esa plata es un misterio.

 

El pasivo de YPF creció 204 por ciento entre los años 2008 y 2011

BAE
En el mundo bursátil hay un índice muy consultado que refleja cuán rápido paga dividendos una acción a los inversores y cuánto se descapitaliza la empresa si el repago es demasiado acelerado: el “dividend yield” o rendimiento en dividendos. La YPF privatizada, controlada por Repsol, exhibe un “dividend yield” que triplica el de la petrolera española que comanda Antonio Brufau. Y no sólo eso: también supera por varios cuerpos al de petroleras privadas como Exxon, Chevron, Shell o Apache.

El dato refleja como pocos el bajísimo nivel de reinversión de utilidades de la petrolera argentina bajo control español. Se complementa con otro que también es clave: desde que Repsol se hizo con la mayoría accionaria, las utilidades pagadas a los accionistas superaron las ganancias registradas, algo que ocurre con poquísimas firmas, en su mayoría en liquidación. En el período 2000-2007, YPF ganó $28.700 millones y giró 30.300 millones. Y desde que entraron los Eskenazi, entre 2008 y 2010, las ganancias alcanzaron los $12.900 millones y el reparto de utilidades, los $14.900 millones.

El “dividend yield” de YPF se incrementó fuertemente en los últimos meses por la caída del valor de la acción, que achica el cociente del índice. Así llegó a 15,30%, sólo superado en el mundo por un par de pequeñas petroleras sin proyección global. El de Repsol, en cambio, ronda 6,6%, un nivel mucho más acorde con el nivel promedio de la industria del petróleo y el gas.

La comparación suele hacerse por sector económico, aunque en el caso de las petroleras hay que hacerla sólo con las privadas, porque las 10 principales del mundo son estatales o mixtas y no siempre reparten utilidades. La angloholandesa Shell, por ejemplo, exhibe un “dividend yield” de 4,9%. La estadounidense Chevron, de 3,2%. Sus coterráneas Exxon y Apache, que también tienen actividad en Argentina, tienen índices de 3,2% y 0,7% respectivamente.

Las petroleras suelen reinvertir entre un 30 y un 40% de sus utilidades como mínimo para garantizar la reposición de sus reservas probadas en los yacimientos que administran. Desde que se privatizó YPF hasta el año 2000, cuando Repsol se hizo con la mayoría accionaria, la empresa distribuyó apenas un 44% de las ganancias que embolsó. El resto fue para capitalizarla.

Gracias a los últimos acuerdos que avaló el Gobierno para el ingreso de los Eskenazi a la gestión de YPF, además, Repsol endeudó como nunca a la mayor petrolera argentina. Hoy la empresa vale unos u$s 8.300 millones (21 dólares por acción) y su deuda es prácticamente lo mismo.

¿Cómo ocurrió eso? Con los contratos de 2008 que incluyeron el aval oficial y de Repsol a que YPF reparta un 90% de sus dividendos por una década, para garantizar el repago de las acciones que adquirieron los Eskenazi sin poner dinero en efectivo. Así, tomando los balances presentados por YPF a la Bolsa de Nueva York, los activos de YPF crecieron entre 2008 y 2011 un 45%, mientras que su pasivo trepó un 204%.

 

 

 


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