Los espacios de la oposición encontraron un punto de coincidencia para impulsar una iniciativa en el Congreso, luego de la dispersión que había generado el fallido “grupo A” y el fracaso electoral de octubre. Aun sin los números para convertirlo en ley, presionarán para tratar los proyectos para subir el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, y empujarán con un aliado impensado hasta hace unos meses: la CGT encabezada por Hugo Moyano, al menos hasta julio, con tres diputados de origen sindical en el Frente para la Victoria.
“Es una vergüenza que el Gobierno les saque el salario a los trabajadores”, bramó Moyano en la reunión con la cúpula de la UCR, en la que contrapuso el “diálogo” que tenía con Néstor Kirchner con la actitud de “aislamiento” de Cristina. Omar Plaini, diputado y hombre del camionero, propuso “trabajar en forma estratégica”. Los radicales les entregaron los proyectos que ya presentaron y quedaron en consensuar un texto. Incluso discutieron mostrarse juntos para dar a conocer el acuerdo.
“Vamos a estudiar los proyectos y luego resolverá el Consejo Directivo, también está la posibilidad de presentar uno propio. Veremos...”, dijo a este diario Omar Plaini, uno de los tres diputados de Moyano –los otros son su hijo Facundo y Héctor Recalde– y agregó que el reclamo excederá la suba del mínimo que anunciará el Gobierno en las próximas semanas: “Es una discusión de fondo, porque es un impuesto al salario”.
En el Congreso, la pulseada para forzar el tratamiento comenzará en la Comisión de Presupuesto. Su titular, el kirchnerista Roberto Feletti, propuso una metodología para agrupar los 189 proyectos con cabecera en ese ámbito y armar un cronograma. Remarcó que 118 implicarían una baja de ingresos , y quedarían relegados. Entre ellos se cuentan los de Ganancias. El radical Miguel Giubergia, Alfonso Prat Gay (Coalición Cívica) y el macrista Jorge Triaca presentaron un pedido con las tres firmas requeridas por el reglamento para exigir el tratamiento. En la reunión de mañana retomarán la discusión.
Durante el debate, los opositores intentarán unificar un texto, del mismo modo que los radicales y la CGT. Hay varios proyectos y se siguen sumando. Prat Gay presentó uno el jueves, en el que propone eximir el pago a los sueldos menores a $ 9.200 y a las jubilaciones ordinarias, a cambio de gravar la renta financiera . “Se estima que hay 1.700.000 empleados formales alcanzados por el impuesto, y el número aumenta cada año”, cuestionó. Actualmente pagan ganancias los solteros que ganan más de $ 5.782 y los casados con dos hijos que superen los $ 7.998.
Claudio Lozano, del FAP, volverá a presentar hoy un proyecto para llevar el mínimo al 1,78 del valor de la canasta básica familiar, actualmente en $ 6.500, por lo que pasaría a $ 8.365 para los solteros y $ 11.570 para los casados, además de deducir conceptos como el alquiler (hasta $ 3.000) y los adicionales del sueldo, como antigüedad, desarraigo y salubridad, entre otros. También impulsará que tribute la renta financiera y un aumento en Ganancias para los mayores ingresos.
“La recaudación sería mayor” , aseguró. El oficialismo pateará el tratamiento alegando que es el Ejecutivo el que quedó habilitado para hacer ajustes. La cuestión generó un reciente cortocircuito entre el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que desmintió a su vice Noemí Rial, sobre una inminente suba del piso.
Diputados de la oposición presentaron en el Congreso un proyecto de ley para gravar la renta financiera desde un tope y desgravar los salarios y las jubilaciones que sean inferiores a cuatro veces el Salario Mínimo, Vital y Móvil.
El proyecto que pertenece a Alfonso Prat Gay, presidente del bloque de diputados de la Coalición Cívica ARI, fue acompañador por el radical Ricardo Gil Lavedra, Gustavo Ferrari (Unión Celeste y Blanco), Alfredo Atanasof (Peronismo Federal) y Gumersindo Alonso (Frente Cívico Córdoba).
Gil Lavedra dijo que el proyecto busca gravar la renta financiera y elevar el mínimo no imponible, al tiempo que se exime del Impuesto a las Ganancias a las jubilaciones, para terminar con la trampa oficial, por la que el Estado se beneficia de los efectos de la inflación sobre los salarios.
La iniciativa de Prat Gay grava la renta financiera y exime de Ganancias a los salarios menores a cuatro veces el salario mínimo y a las jubilaciones ordinarias. Beneficiaría a 1 millón de asalariados y a casi 200.000 jubilados.
Según el economista de la Coalición Cívica, es inadmisible que los aumentos salariales conseguidos en paritarias sean totalmente licuados por la inflación y por una mayor carga del Impuesto a las Ganancias.
Además, el legislador consideró en los fundamentos del proyecto que es una clara e incomprensible discriminación que se tome el salario como ganancia gravada, mientras que los intereses de los bonos públicos o de los depósitos a plazo fijo o la ganancia financiera por comprar y vender una acción, no se encuentran sujetos al impuesto.
La renta financiera que perdería la exención en el Impuesto a las Ganancias según el proyecto serían aquella derivada de transacciones con instrumentos financieros, y el piso que fija el proyecto implica que esté alcanzada con el gravamen toda ganancia que exceda el 20% anualizada.
En cuanto el mínimo no imponible para los salarios, al ser equivalente a cuatro veces el haber mínimo, que actualmente es de $ 2.300, los trabajadores que cobren menos de $ 9.200 no estarían alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, y esto incluso resultaría mayor en pocos meses, cuando se vuelvan a reunirse los gremios con los empresarios ante el Ministerio de Trabajador para actualizar ese parámetro.
Prat Gay dijo en los fundamentos de su proyecto que es llamativo que el Impuesto a las Ganancias tenga como una de sus principales fuente de ingresos al salario, y añadió que hay 1.700.000 millones de empleados formales alcanzados y el número aumenta cada año. Fustigó a Gobierno porque aseguró se queda con una parte cada vez más grande de la renta de la clase media baja.
El Cronista
Decidido a profundizar su ruptura con la administración kirchnerista y en medio de la dura batalla que libra por su reelección en la CGT, Hugo Moyano pondrá en marcha esta semana el plan de lucha anunciado por el gremio de Camioneros en reclamo de un aumento salarial del 30% a la par que prepara para antes de fin de mes una movilización al Congreso para presentar un proyecto propio destinado a eliminar la carga del impuesto a las Ganancias sobre los sueldos de los trabajadores. La estrategia del titular de la central obrera de avanzar con su propuesta para modificar el actual esquema de Ganancias ante la falta de respuestas del Gobierno a los pedidos por el aumento del mínimo no imponible fue definida en un encuentro que el camionero mantuvo la semana pasada con sus aliados de la CGT, en el que también se resolvió que la presentación de la iniciativa sea acompañada por una masiva marcha al Congreso.
Según confiaron voceros del moyanismo, el borrador del proyecto –en el que trabajan los diputados Omar Plaini y Facundo Moyano con el asesoramiento de Hugo Moyano hijo– plantea directamente la derogación de la aplicación del tributo sobre la cuarta categoría, es decir los trabajadores en relación de dependencia. Sin embargo, cerca del camionero admiten que se trata de una apuesta de máxima y que, en el afán de sumar la adhesión de legisladores de otras fuerzas políticas, apuntarían a una reforma que por lo menos elimine la carga impositiva sobre diversos adicionales como vianda, viáticos, zona desfavorable, entre otros, como ya ocurre con el caso de los petroleros de la Patagonia.
Pero la renovada presión de Moyano contra la administración kirchnerista no se reduce a su reclamo por la baja de Ganancias. Esta misma semana el jefe sindical tiene previsto poner en marcha el plan de lucha definido por el gremio de Camioneros para presionar por un aumento salarial del 30%.
Su hijo mayor y número dos en la jerarquía del sindicato, Pablo Moyano, fue el encargado de oficializar ayer el inicio de las protestas y paros sorpresivos dispuestos en las diversas ramas del transporte de cargas. “Si lunes (por hoy) o martes no hay noticias de los empresarios o una convocatoria al Ministerio de Trabajo, seguramente, miércoles o jueves va a haber novedades”, afirmó el dirigente en referencia a las medidas de fuerza. Y agregó: “Vamos a empezar con paros en cada una de las actividades, como caudales, combustibles y diarios, además de recolección de residuos, son 15 ramas”, advirtió.
Moyano hijo reclamó a los empresarios del transporte de cargas que “recapaciten” porque, según dijo, “ganaron mucho en los últimos años”, y si bien admitió que en los últimos meses “mermó el trabajo” en el sector, insistió en que las empresas “están en condiciones de dar aumentos”.
Además, el dirigente profundizó en sus críticas contra la presidenta Cristina Fernández, a la que acusó de “alejarse del movimiento obrero”, y volvió a diferenciar la actual gestión del gobierno del fallecido Néstor Kirchner al sostener que “con él si se dieron respuestas a varios reclamos de los trabajadores”.
Camioneros elevó a las cámaras empresarias agrupadas en la Fadeeac el pedido de una suba salarial del 30% y un adicional especial de entre $ 3.000 y $ 4.000 como compensación por los descuentos salariales generados por Ganancias.
El reclamo gremial fue rechazado por las empresas, que pidieron la intervención de la cartera laboral para iniciar las discusiones formales de las paritarias a la vez que advirtieron que no es su responsabilidad afrontar el pago de compensaciones por la aplicación de Ganancias.
Por la falta de actualización de las escalas y del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, los trabajadores que reciben sueldos medianos pueden perder este año el equivalente a más de un aguinaldo .
Por ejemplo, un empleado soltero (sin cargas de familia) que cobra un sueldo de bolsillo de $ 8.000 -después de los descuentos de jubilación y salud-, este año pagará por Ganancias $ 3.979. Esta cifra es equivalente al medio aguinaldo que debería cobrar a mitad de este año.
Para el caso de un salario de 10.000 pesos, el descuento de Ganancias sube a 9.910 pesos, que equivale a un aguinaldo entero. Y con ingresos de $ 12.000, el impuesto anual sube a $ 16.725. En este caso es más de un aguinaldo. Para sumas mayores, el descuento es aun mayor y puede representar entre dos y tres aguinaldos.
Las empresas ya les retuvieron a los trabajadores Ganancias por los sueldos cobrados desde enero a mayo. En junio, con el pago del medio aguinaldo, al tener un ingreso adicional, el descuento aumenta y se prorratea en los meses siguientes . Y vuelve a pegar un salto con el cobro del otro medio aguinaldo, en diciembre.
Así, los descuentos por el impuesto a las Ganancias en el segundo semestre del año son mayores a los registrados en la primera mitad. Y con el mismo nivel de sueldo, entre julio y diciembre el trabajador tendrá un ingreso de bolsillo inferior al que vino cobrando entre enero y junio .
Esta situación no sería tan perjudicial para los asalariados si el Gobierno hubiera actualizado el mínimo no imponible y las escalas sobre las que se aplican las alícuotas de Ganancias.
Esto lo admiten hasta en sectores laborales vinculados al oficialismo. Es el caso del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), que coordina el economista Eduardo Basualdo, vinculado a la CTA oficialista que dirige el gremialista kirchnerista Hugo Yasky.
CIFRA sostiene que si se hubiese ajustado por la evolución de los salarios, este año el mínimo no imponible de Ganancias debería ser de 9.500 pesos para los trabajadores solteros y de 13.000 pesos para los casados, con 2 hijos .
Si este caso se cumpliera, hasta esos valores de salarios los trabajadores no estarían alcanzados por Ganancias y podrían cobrar todo el sueldo y el aguinaldo.
Y trabajadores con salarios mayores que superaran esas cifras, pagarían menos impuesto. Esto también lo señala CIFRA, al destacar que “el tope de la escala inicial, que actualmente se ubica en $ 10.000, debería llegar alrededor de $ 45.000”. Por ejemplo, con ese tope un trabajador soltero que gane 12.000 pesos pagaría en el año menos de $ 4.000 de Ganancias, en lugar de $ 16.725 que debe pagar en la actualidad.
En todos los casos, hay que tener en cuenta que la presión tributaria no se detiene sólo en Ganancias: los asalariados además pagan el IVA sobre sus consumos, que están gravado con el 21%. Y este impuesto golpea proporcionalmente más a los asalariados y a los sectores de ingresos fijos medios, que consumen casi todo lo que les ingresa y no pueden ahorrar.
Actualmente con un sueldo de $ 8.000, el ahorro efectivo de un asalariado es marginal.
En otros países, la presión fiscal gravita sobre el impuesto a las Ganancias, pero en esos casos la alícuota del IVA es menor. En la Argentina la combinación es la más perjudicial para un asalariado: un IVA alto con un mínimo no imponible bajo hace que sea muy fácil quedar alcanzado por el impuesto a las Ganancias. Al mismo tiempo, la renta financiera está exenta.