Barrio Constitución: Aquella usina que abastecía de electricidad a los sanrafaelinos
Los Andes, Medoza
Junto a Pueblo Diamante, es uno de los más antiguos de San Rafael. Pese a que algunos de sus sectores son considerados socialmente problemáticos fue el origen de la pujanza de este departamento en la década del ’40. Los primeros pobladores.
Carlos Simon
Barrio Constitución, Pueblo Usina, La Rana, son algunos de los nombres de esta populosa barriada de la ciudad de San Rafael ubicada al noreste del centro. El nombre que al final es el más usado es el de Constitución y es una referencia a la Constitución de 1943.
El nombre de Pueblo Usina lo adquirió cuando allí fue instalada la usina que proveía de electricidad a la ciudad de San Rafael.
Está al cruzar las vías y junto a la vieja estación de trenes hoy convertida en museo y centro de arte y, según se espera, donde funcionará la futura terminal de ómnibus de este departamento.
También en sus calles sus límites naturales son las calles General Paz, Zapata, Tirasso y Juan Domingo Perón, aunque la reciente expansión demográfica le va fijando nuevos diseños por el nacimiento de más barrios como el Policial y otros.
Los primeros pobladores que se animaron a ganarle espacio a las viñas para aprovechar el movimiento de la estación fueron, entre otros, Pilati con la sidrera, Fernández de calle Italia (hoy funciona ahí transporte Rodríguez).
También había una maderera en calle Edison y el frigorífico del Carmen en calle Zapata. También funcionó allí una pequeña fábrica de hielo de la familia Vargas.
Todos estos recuerdos los pinta con detalles la doctora Nélida Martínez (64), hija de otro de los pioneros, don Marcial.
"Yo vivo aquí desde que nací y no me iría por nada del mundo de este barrio pese a todo lo que digan de él. Es mi vida y aquí tengo mis afectos. Mi padre fue uno de los primeros que se animó a venirse a esta zona de la ciudad", sostiene entusiasmada, como siempre, de acuerdo a sus amigas Carmela Riesco y Roxana Magallanes.
"Mi papá vino a este barrio aquí en la calle Bernardo de Irigoyen a instalar un almacén. Fue uno de los primeros en comprar un lote de los fraccionamientos que habían hecho las familias Balbi y Pilati. Esto era allá por los ’40.
"Los domingos se hacían remates públicos. Eran todos campos y así se fue fraccionando en lotes todos. Mi padre compró varios”. Y agregó: "Él, con un almacén mayorista, abastecía hasta los parajes La Nora, el 43, Capitán Montoya... era un almacén muy grande y por eso era muy conocido", recordó Martínez.
De la memoria impecable de Nélida surge, entre muchas anécdotas, que en Irigoyen estaba también la familia Pegnoni, que tenía venta de artículos del hogar en el centro. Recuerda que después llegaron los Villegas y Bartolomé Alcover quien abrió una panadería gigante y la atendía con sus 9 hijas.
En la esquina, enfrente, por la calle Tropero Sosa, vivía don Francisco García, de García Gomas.
Sin embargo, la calle más habitada y donde día a día se edificaban nuevas casas seguía siendo Irigoyen que dejó de ser la principal cuando se construyó la plaza Constitución, transformándose Alem en la arteria más codiciada.
Era allí y en Tropero Sosa donde estaba también la pista de baile Linares. Era un lugar inmenso para bailar. Había terrazas y muchos atractivos que a nosotros, como éramos chicos, no nos dejaban disfrutar", recuerda con humor Nélida. "Sólo nos escapábamos para ver y luego nos retirábamos antes de ser descubiertos por nuestros padres", cuenta.
De acuerdo con lo dicho por la entrevistada este es un "barrio con muchos votos" pero muy difícil para hacer política.
"Aquí hay gente de todos los niveles sociales. Muy alto, clase media y muy pobres por lo que es muy difícil compatibilizar los intereses de todos", afirma la profesional, antigua militante política y vecinal.
Al hablar del progreso del barrio hace alusión a la presencia del ferrocarril como principal motor. "Era la época en que no había intermediarios. La mercadería llegaba desde las fábricas directamente al consumidor que era el que lo retiraba de la estación. Cuando llegaban los trenes se producía un movimiento muy grande de gente y vehículos. Era un espectáculo, porque en esa época por los barrios, sólo estaba Pueblo Diamante más o menos parecido, no había muchos autos, así que los chicos nos arrimábamos a la estación a ver ese extraordinario movimiento. Ahora que parece que harán la terminal quizá se pueda recuperar algo de eso", dice con esperanza la vecina.
