La batalla por la Ley de Medios, como la definió Horacio Verbitsky, no dejó un Gobierno más débil, como afirmó Joaquín Morales Solá. En sus antípodas, ambos comentaristas derrapan, pero sin duda el mitrista lo hace de manera más ostensible.
“La Corte no permitirá ninguna arbitrariedad ni tampoco ninguna agresión a la libertad de expresión , dijo uno de los miembros más conocidos e influyentes del máximo tribunal de justicia. El proceso será largo. Tal vez superará el período que le queda a la Presidenta de su último mandato posible”. Este párrafo le pertenece a Morales Solá y demuestra de nuevo que la estrategia de Clarín y sus bastoneros es la de la confusión. El columnista tucumano mezcla todo. A sabiendas, naturalmente.
Luego del luto en el que cayeron los gerentes del multimedios cuando se conoció el fallo cortesano, algunos de los párrafos que sugieren cómo debería actuarse con la adecuación le insuflaron nueva vida a los directivos que secundan a Héctor Magnetto. El propio luto demuestra que no esperaban esta sentencia. Creían que Ricardo Lorenzetti, el presidente de la Corte, inclinaría la balanza a favor de un fallo “ni”, en el que ganara la tesis de que no está en juego la libertad de prensa pero sí los derechos adquiridos. Esto es, que el cuerpo general de la norma era correcto pero los artículos que le ponían límites a la tenencia de licencias, no.
Si la Corte hubiera fallado mayoritariamente de esa manera, la Ley de Medios no podría llamarse antimonopólica. Morales Solá busca confundir cuando dice que algunas de sugerencias en los anexos al fallo anticipan que “la Corte no permitirá ninguna arbitrariedad ni tampoco ninguna agresión a la libertad de expresión”. La Corte ya no volverá a fallar nunca más, ni a intervenir, en relación a la Ley de Medios. No puede hacerlo. Sí, en cambio, y esto debe estar preocupando al Gobierno y debe explicar cierta esperanza de Magnetto, la Cámara en lo Civil y Comercial que ya falló a favor de Clarín en el pasado, en donde deberían terminar los contenciosos derivados de las presentaciones cruzadas que, sin duda, comenzarán a aflorar entre el Afsca y Clarín por la aplicación de la demorada norma.
Pese al hermetismo de la Afsca, sus funcionarios consideran que en los próximos 90 días quedará despejado el futuro de la mentada adecuación, una vez que el Gobierno tenga en claro si la división del conglomerado de medios audiovisuales que conduce Magnetto es viable o no. Esto es, si se adecua a la ley vigente. Y tratarán de apurarse para dar una respuesta en la medida en que tengan todos los documentos necesarios para hacerlo.
La nota de Verbitsky, nuestro primer citado, del pasado domingo sigue la línea del sentido común. Pero es muy cercana a la presentación de David Martínez, el financista mexicano que hasta marzo de este año insistía en sus oficinas de Nueva York en que sus socios de Clarín le aseguraban que la ley nunca se pondría en práctica. Curándose en salud, el bueno de Martínez había presentado una aclaración como si fuera un buen alumno que era víctima de un secuestro por parte del “chico malo” de la clase. Hoy quedan más en claro las razones. El propio Clarín explicó que en uno de los grupos en que se dividiría para adecuarse a la Ley, el 2, “se mantendrá el grueso de las operaciones de Cablevisión y Fibertel” y que en la misma “el fondo Fintech mantendrá el 40% del paquete accionario”. Esta unidad incorporará 24 licencias de cable e incluye la señal Metro, el canal local de Cablevisión en la ciudad de Buenos Aires.
Pero los números no dan. No es lo mismo tener el 40 por ciento de toda Cablevisión que del “grueso de las operaciones”, aunque esas 24 operaciones representen el 70 por ciento de los clientes de la empresa tal como la conocemos hoy. ¿Fue con acuerdo de Fintech que Clarín propuso esto? No se sabe. ¿Cuánto valdría el 40 por ciento de este grupo? Unos 1.500 millones de dólares, más o menos los billetes que David arriesgó hace unos siete años cuando compró deuda de Cablevisión y Multicanal con la “zanahoria” que le puso delante Magnetto de la fusión, que con una venia engañosa le otorgó Néstor Kirchner.
Lo único cierto es que el desguace de Cablevisión es la única salida para que Fintech/Martínez recupere el dinero. Esto acerca al empresario mexicano, tan vinculado a Carlos Slim, a un inminente acuerdo con el Ejecutivo para su ingreso como controlante de Telecom Argentina. En estos momentos discute con Telefónica de España si son mil o más los millones que debería desembolsar para concretar la operación. Si alguien acepta comprarle a Clarín la parte de Fintech, Martínez –mágicamente- tendría el dinero para comprar Telecom.
En las próximas semanas, no obstante, se sabrá si la propuesta de Clarín es seria o sólo una maniobra para ganar tiempo al borde del abismo.
Entretanto, Cristina volverá a gobernar. Lo hará en los tiempos que el médico Facundo Manes, que se ganó su confianza, le puso. De a poco. Pero al “ralentí” obligado, la Presidente le agregó otro por la maraña de conflictos y de intereses que derivan de estos. Deberá tomarse las cosas con más calma, lo que debería conducir a seleccionar las batallas y los enemigos. Puede que esto sea una buena noticia para muchos, de ninguna manera para Magnetto y sus adláteres.
* Director de gacetamercantil.com