Luego del freno actual por la repercusión de problemas mundiales, el sector prevé una inversión récord en el país.
Los últimos meses de 2013 transcurren con serios interrogantes sobre el futuro de la minería en nuestro país, como consecuencia de la paralización de proyectos trascendentes, por inéditos caso del binacional Pascua Lama, como por la gigantesca inversión en juego. El pesimismo reflejado en la paralización o postergación de planes, ha impactado en la economía con alto costo social por los despidos directos y en la variedad de servicios conexos.
Sin embargo, este sombrío panorama puede cambiar radicalmente si se cumplen las expectativas del Comité Ejecutivo de la Organización Federal de Estados Mineros (Ofemi), consideradas en la última reunión celebrada en Jujuy. Según los pronósticos del organismo, el resurgimiento de la actividad minera será notable a partir del año que viene porque los actuales inconvenientes radican en situaciones existentes en el plano internacional y su repercusión en la Argentina. Superados esos escollos, como se estarían solucionando, el renacer minero será un hecho palpable dentro de nuestra macroeconomía y siempre que las empresas muestren eficiencia y competitividad de manera de cerrar el círculo de inversión y crecimiento con el efecto multiplicador que tienen en servicios e insumos.
Según estimaciones preliminares la minería nacional tiene un piso el desarrollo de inversiones de más de 3.000 millones de dólares a partir de 2014, que se traducirán en miles de nuevos empleos y de prestadores de servicios vinculados a la industria. Ocho de las diez provincias representadas en el encuentro de Ofemi observaron un escenario mejor en sus respectivas jurisdicciones a pesar de las preocupaciones por la situación laboral, a la que se le ha encontrado paliativos a través de la obra pública como es el caso de San Juan.
De todas maneras la minería local no es ajena a las preocupaciones de todos los inversores externos volcadas en diez temas con las inquietudes del sector, que ya llegó al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. El tipo de cambio, los efectos de la inflación en los costos internos y el mecanismo para el ingreso de divisas desde el exterior, son parte de una agenda pendiente. Pero también están las propias internas empresarias, con descabezamientos gerenciales y otros problemas que también deberán superarse para que el marco de optimismo sea coherente con los objetivos trazados.