Hubo un tiempo en que la minería era la engreída del Gobierno, pero no de este, que ha tardado más de dos años en entender que este sector sostiene las grandes cifras macroeconómicas –PBI, exportaciones, tributación, etcétera– y que cuando surgen problemas, como ocurrieron este año con la caída de las cotizaciones de los metales, toda la economía se resiente. La disminución en las estimaciones de crecimiento de la producción, desde 6.3% hasta 5.1%, se explica principalmente por dicho efecto.
La tibia reacción del Gobierno ante la bien orquestada campaña en contra del proyecto Conga es el ejemplo más saltante del trato que la minería recibió a inicios del mandato de Ollanta Humala. Ello a pesar de que las empresas mineras no se habían opuesto a la creación del impuesto extraordinario. Asimismo, colocarla en el discurso oficial como antagonista y freno del desarrollo industrial que necesita el país, no debió caer bien a los inversionistas, que ya estaban suficientemente preocupados por el contexto externo.
Afortunadamente, esa hosquedad parece ser cosa del pasado. Juan Incháustegui, ex ministro de Energía y Minas, destaca que los trámites y permisos se han agilizado, ya que la inversión minera estaba sufriendo atascos por una burocracia “cada vez más ineficiente y asustada”. Si se logra facilitar la inversión reduciendo estas absurdas barreras, se habrá dado el primer paso para recuperar la confianza de los empresarios e inversionistas.
Ello debido a que la magnitud de los proyectos en cartera es inmensa. Antes de ser nombrado director del BCR, Drago Kisic sostuvo que la economía peruana tiene asegurado su crecimiento para los próximos tres o cuatro años, impulsada por megaproyectos como Toromocho y Las Bambas. En efecto, el BCR estima inversiones mineras por US$ 14,110 millones para el periodo 2014-15, monto que equivale nada menos que al 49.5% del total de inversiones esperadas.
Si el Gobierno quiere recuperar los puntos y los millones perdidos en el PBI y en la balanza comercial, tendrá que continuar apoyando a este sector, y prepararse para contratiempos como los que buscan generar los antimineros en Tía María. No podemos darnos el lujo de desperdiciar el potencial de todos estos proyectos.