A pesar de los efectos de la desaceleración de la economía mundial, el Perú concluye el año 2013 con un crecimiento de su Producto Bruto Interno (PBI) del orden del cinco por ciento, destacó hoy el exresponsable de las finanzas del país, Pedro Pablo Kuczynski.
A pesar de los efectos de la desaceleración de la economía mundial, el Perú concluye el año 2013 con un crecimiento de su Producto Bruto Interno (PBI) del orden del cinco por ciento, destacó hoy el exresponsable de las finanzas del país, Pedro Pablo Kuczynski.
Dicho índice "no está nada mal en un barrio tan poco alentador como el de América Latina, en el cual las dos principales economías, Brasil y México, ostentan crecimientos bajísimos de entre uno y dos por ciento", anotó.
En una columna de opinión publicada este domingo en la edición limeña del diario Correo, Kuczynski indicó que esta situación se da en un año caracterizado por la baja de las exportaciones y por una ligera devaluación de la moneda nacional.
Si bien "la holgada situación fiscal del pasado se ha apretado y nuestro balance comercial se ha tornado negativo", Kuczynski anota que "estas son tendencias inevitables en cualquier economía".
Esta situación tiene su origen en factores externos, como la caída del precio internacional del oro y de la plata, y a la desaceleración de la economía china, explicó el también excandidato presidencial.
En cuanto al siguiente año, el líder del Partido Perú Más afirma que este "se ve bien" para el país.
"En el Perú, los proyectos de la gran minería le darán un fuerte impulso al PBI en los próximos tres años", indica y agrega que entre ellos a Cerro Verde, Toromocho, Las Bambas, Constancia, Tía María y Haquira.
El economista de 75 años de edad afirma que la primera de las mencionadas "será para 2016 una de las dos o tres minas más grandes del mundo".
Al hacer un análisis conjunto del potencial de dichas minas, Kuczynski afirma que la producción de cobre del Perú se acercará cada día más a la de Chile y nos transformaremos en un gran jugador mundial en el metal rojo".
También consideró necesario atenuar "la agitación política constante alrededor de casos de aparente corrupción connotados".
"Es fundamental hacer una gran limpieza si queremos seguir progresando", anotó.
El año que termina no ha sido fácil para el Perú. Varios acontecimientos negativos han afectado nuestro crecimiento: la caída impresionante del precio del oro, causada por el hecho de que la expansión monetaria extraordinaria de la Reserva Federal parece no haber causado inflación. Más bien, varios países entre ellos Japón y los países de la Unión Europea están tratando de promover la inflación en vez de reducirla, como era el caso en el pasado. Todo esto ha afectado el precio del oro que cierra el año en menos de $1200 la onza, comparado con más de $1700 a principio del año. La plata también ha sufrido, por la misma razón. El segundo fenómeno negativo ha sido la expectativa en los mercados de reducción de la expansión de la Reserva Federal. Las tasas de interés en Estados Unidos y en Europa han subido algo y eso ha provocado una fuga de divisas de los países emergentes, tales como el Perú. Eso ha generado una devaluación de nuestro tipo de cambio, aunque dentro de rangos muy tolerables. Las altísimas reservas internacionales que teníamos en consecuencia han bajado un poco. Y tercero, la tan anunciada desaceleración económica en China ha afectado el precio de los metales básicos, sobre todo del cobre, aunque aquí también dentro de límites tolerables.
El resultado de todo esto es que las exportaciones han bajado y que hay sectores bastantes golpeados, entre ellos la pequeña minería y la agroexportación. Por otro lado, la ligera devaluación ha mejorado nuestras perspectivas exportadoras para el futuro. La recaudación fiscal, que depende mucho del impuesto a la renta que pagan las empresas mineras, también ha encontrado resistencia, con lo cual la holgada situación fiscal del pasado se ha apretado y nuestro balance comercial se ha tornado negativo.
Estas son tendencias inevitables en cualquier economía. Pero aun así, terminamos el año con un crecimiento anual del PBI alrededor de 5%, lo que no está nada mal en un barrio tan poco alentador como el de América Latina, en el cual las dos principales economías, Brasil y México, ostentan crecimientos bajísimos de entre 1% y 2%.
Lo que sí se puede decir es que hubiéramos podido hacer bastante más para inyectar más fondos y más optimismo en la economía: la llamada crisis anunciada por el Presidente de la República en junio dañó la confianza, aunque en realidad no había ninguna crisis, los grandes proyectos de inversión están frenados en parte por falta de permisos y por excesiva burocracia, y algunas alzas de impuestos, como por ejemplo a los licores y la cerveza, también tuvieron un efecto desalentador en la economía.
Pasemos al Año Nuevo. El año 2014 se ve bien, por varias razones. La economía norteamericana está empezando a recuperarse, y Europa lentamente saca unos brotecitos verdes. Y China no se ha desacelerado tanto como pensaban los analistas. En el Perú, los proyectos de la gran minería le darán un fuerte impulso al PBI en los próximos tres años. Entre ellos, cabe mencionar Cerro Verde, que será para 2016 una de las dos o tres minas más grandes del mundo, Toromocho (en Morococha, al lado de Ticlio) está en plena construcción, Las Bambas en Apurímac también, Constancia en el Cusco también. Y hay buenas noticias de que Tía María en la zona sur de Arequipa ha recibido su aprobación ambiental, y Haquira en Apurímac también está avanzando. Juntando todas estas minas, la producción de cobre del Perú se acercará cada día más a la de Chile y nos transformaremos en un gran jugador mundial en el metal rojo.
Pero para enfrentar los problemas perennes del Perú, que son educación deficiente, servicios públicos pobres -sobre todo en agua potable- e inseguridad ciudadana, necesitamos no solo los recursos de las exportaciones sino una mejor organización interna gubernamental. Y también la necesitamos para atacar con éxito la pobreza rural, que es la que mantiene todavía a 8 millones de peruanos con un nivel de vida que no es aceptable. Sin duda, se están haciendo grandes esfuerzos, pero también hay iniciativas como, por ejemplo, la construcción de una nueva refinería en Talara con recursos del Estado, o la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima con costos altísimos, que generan dudas sobre la verdadera dedicación para realmente mejorar las perspectivas del Perú. Sin duda alguna, el año 2014 será mejor que el 2013, pero tenemos mucho que hacer.
Un elemento disonante en nuestra vida cotidiana es la agitación política constante, alrededor de casos de aparente corrupción connotados. Es fundamental hacer una gran limpieza si queremos seguir progresando.
¡Feliz Año Nuevo!