Más allá de los entrenamientos entre empresas, sindicatos, Gobierno y funcionarios provinciales, el paro petrolero que finalizó luego de 19 días en Santa Cruz la semana pasada dejó un saldo rojo en las cuentas de las compañías que producen crudo y gas en esa provincia.

De acuerdo con los números preliminares que elaboraron en despachos privados, la pérdida de “generación de valor”, como la llaman los empresarios, supera los u$s 160 millones. De ese total, casi u$s 20 millones corresponden a regalías que las empresas dejarán de pagar a la provincia, en momentos en que el gobernador, Daniel Peralta, está obligado a hacer malabares con las finanzas públicas para pagar sus cuentas.

El conflicto surgió por la negativa del gremio local, conducido por Héctor Segovia, a aceptar el aumento total de 20% que habían acordado las empresas productoras de petróleo para el resto del país. Tras la huelga, el gremio informó que obtuvo un 24,5% de aumento, y el pago de los días no trabajados.

De acuerdo con un análisis conservador que hacen en las empresas, la pérdida se debe a que durante 19 días se dejaron de producir 130.000 barriles diarios de petróleo, que a un precio promedio de u$s 43 cada uno llegan a u$s 5,5 millones. De manera que durante el tiempo que duró el paro se perdieron u$s 106,21 millones.

En gas, en tanto, el rojo llega hasta casi u$s 10 millones. “Y a eso hay que sumarle al menos otros u$s 45 millones de lucro cesante que llevará recuperar el ritmo habitual de producción de los yacimientos que estuvieron parados”, explicaron en una de las perjudicadas.

La situación fue similar a la de junio del año pasado, cuando un paro en la provincia que catapultó al poder al kirchnerismo –el más duro en los 100 años que lleva de la industria en el país– ocasionó pérdidas mayores a u$s 200 millones.

YPF, de la española Repsol y la familia Eskenazi, es la compañía con mayor producción en la provincia, con un 48 por ciento. Según los cálculos de la empresa, dejó de producir 1,17 millones de barriles, equivalentes a unos u$s 50 millones, sin contar la menor extracción de gas. Y dejará de tributar a la provincia más de u$s 3 millones por regalías. Otras compañías afectadas son las norteamericanas Oxy y Chevron, la filial local de la estatal chilena Enap, la brasileña Petrobras y Pan American Energy, de la inglesa BP y la familia Bulgheroni.

“Esto te fulmina”, lamentaron sin rodeos en una de esas firmas. “El balance de este año va a cerrar con pérdidas. En total, calculamos que por problemas gremiales vamos a terminar perdiendo al menos un mes de producción en el año”, completaron.

En tanto, entre las empresas que compran petróleo para producir naftas y gasoil, como Esso, Shell y Petrobras, aseguran que “las empresas contratistas de servicios petroleros no saben como harán para enfrentar el pago de los nuevos sueldos, lo cual traerá más presión sobre las empresas productoras y de éstas sobre las refinadoras para aumentar el precio de los combustibles”.