En la semana, la Legislatura comenzará el análisis en comisiones de dos proyectos mineros de significativa importancia para Mendoza y para el debate sobre el desarrollo económico provincial.
Hierro Indio, un yacimiento de hierro y Cerro Amarillo, de cobre, ambos ubicados en Malargüe concentrarán la agenda política, pero en especial, permitirá dilucidar el rumbo que las bancadas tomarán en verdad cuando comience a discutirse a fondo el futuro de la provincia, uno cree que a partir del próximo año, cuando arranque la campaña electoral de cara a las elecciones del 2015. Lo de esta semana será una aproximación.
La oportunidad es inmejorable, porque los mendocinos ya no resisten más medias tintas, porque las medias tintas dilatan, las medias tintas prorrogan el futuro y las decisiones de fondo, cualquiera sea, o a favor o en contra de la minería. Porque si Mendoza decide de una vez por todas no darse una oportunidad en el campo del potencial minero que supuestamente existe en las entrañas de la cordillera, su dirigencia política y académica, por supuesto, debería enseñar qué caminos alternativos propone seguir porque la actual matriz no da respuestas a todos.
Y si en cambio decide que hay que avanzar en beneficio de la explotación minera, pues el Estado tiene la obligación de explicarle a la cantidad de mendocinos que sean, el por qué ha tomado ese camino y además dar garantías de que el control sobre la sustentabilidad será infranqueable y que aquellos emprendimientos que no se adapten a la ley, no serán impulsados, tan simple como eso.
El proyecto Hierro Indio se ubica a 55 km al suroeste de la ciudad de Malargüe. Se trata de un yacimiento de hierro que se encuentra en etapa de prospección, y desde la firma que lo lleva adelante se señala que la inversión inicial será de 1.000.000 dólares y que generará empleo de manera directa para unas 30 personas.
Hierro Indio tiene tres fases: prospección, exploración y explotación. Las etapas que se han definido en la Declaración de Impacto Ambiental son las de prospección y exploración. Según el presidente de Hierro Indio, Guillermo Re Kühl, “solo después de estas etapas se podrá definir cómo será la etapa de explotación de la mina”.
Aseguran que en la etapa de prospección no se usará agua más que las botellas para consumo del personal, mientras que para la fase de exploración, deberán extraer agua de pozos de poca profundidad aunque aún no saben cuántos. Desde la empresa afirman que tampoco conocen la cantidad de agua que eventualmente deberán utilizar si se llega a la fase de explotación, pero sí aseguran que de ninguna manera usarán químicos porque la característica del yacimiento les permite usar métodos convencionales como separadores magnéticos e seco y húmedo para su extracción y concentración.
El yacimiento de cobre Cerro Amarillo se encuentra a 60 km en dirección oeste de la ciudad de Malargüe. En la etapa de exploración se invertirán U$S 10 millones de dólares y empleará alrededor de 100 personas de manera directa.
Cerro Amarillo está ubicado a 80 km al sur de la Laguna del Atuel, fuera de la Reserva Natural Laguna del Atuel, aclaran desde el sector minero. Con lo que no viola la Ley Provincial 6045 porque no pone en riesgo el ambiente protegido del sur provincial.
En la etapa de exploración del terreno, perforarán cinco zonas y se requerirá unos 3000 litros de agua por día, lo que equivale al consumo de unas tres familias en su vida cotidiana, ha dicho el comercial manager de la firma Meryllion, Eugenio Ponte, agregando que “el agua se va a bombear de pequeños arroyos de la zona que son tributarios de primer y segundo orden de otros arroyos, como el arroyo La Pampa”.
Desde la firma advierten que no saben si están frente a una mina, o no. “El camino es largo, estamos hablando de varios años y lo último que se estudia es la factibilidad, es decir cómo se va a realizar la explotación y si el proyecto es económico o no”, afirman desde la empresa. Y agregan: “Cerro Amarillo está dentro de la extensión sur de la faja mineralizada de El Teniente, y se utiliza este proyecto para compararlo o tomarlo como modelo, pero estamos lejos de saber si va a ser igual, más chico o más grande, de hecho según estadísticas económicas mineras hoy Cerro Amarillo tiene un riesgo o probabilidad de 1 en 80 de convertirse en una mina. Con respecto al cráter, es muy probable que Cerro Amarillo sea una mina subterránea”.
El camino de la Legislatura parece ser largo y sensible, pero no por ello la política debería rehuir a la discusión, al debate. Porque por sobre todas las cosas es tiempo que a la sociedad la política le responda con claridad para no perder más tiempo, un tiempo que vale oro y que las futuras generaciones le achacarán a la nuestra si siguen las indefiniciones permanentes.