Por Gustavo Sylvestre.
Máximo Kirchner no deja de caminar las calles de la ciudad que lo vio nacer, Río Gallegos, que tal vez pronto lo vean convertirse en candidato a intendente, iniciando el recorrido político que hiciera su padre. Si bien sobre esto nada ha dicho nada, sus compañeros de La Cámpora, agrupación que lidera, lo ven en esa dirección, alentados por algunas encuestas recientes que mandaron a realizar y que le dan una proyección cercana al 20%, cuando se consulta "a quien votaría como intendente de Río Gallegos", muy cerca del radical mejor posicionado en la ciudad.
Los que hablan son sus compañeros de La Cámpora de Río Gallegos o sus amigos de la infancia que hoy militan a su lado, y que últimamente le vienen aconsejando sobre distintas acciones que debería tomar, ante lo que ven como un intento de "demonizarlo, de presentarlo como un monstruo" relacionándolo a manejos turbios, o con conexiones de cuentas en el exterior. Por esto, estuvo a punto de querellar a quienes divulgaron cierta información, que desde su entorno dicen es más que falsa, pero evitó hacerlo "para que no digan que buscó censurarlos".
"Están obsesionados con él algunos medios capitalinos y algunos dirigentes, lo buscan esmerilar antes de ser candidato. Antes lo presentaban como el gordito de la play station, el pibe de los mandados, y después del discurso de Argentinos Juniors se les cayó ese discursito y ahora lo quieren transformar en algo malo, negativo o corrupto. Van en esa dirección", sostiene uno de los dirigentes que más horas pasa con él. Quien agrega: "La secuencia es clara, han tratado de ensuciar por todos los medios la figura de Néstor, ahora que murió y no pudieron; fueron por Cristina, por la Yegua inmunda como decían los caceroleros y tampoco pudieron; y ahora se la agarran con Máximo, y no te sorprendas si es llevado por algunos caceroleros como consigna" agrega el dirigente.
"Máximo camina por las calles de Río Gallegos, tiene buena relación con la gente, con los dirigentes, no necesita de los medios porteños para figurar", sostiene el dirigente.
La mayor parte de su tiempo la pasa en su ciudad. Viaja poco a Buenos Aires, y cuando lo hace aprovecha para entablar relación directa con los intendentes de la provincia de Buenos Aires, a quienes recibe de a uno y les dedica tiempo. También con dirigentes sociales, a quienes les aporta "sus ideas" sobre el futuro. Todos se sorprenden por su parecido, en los gestos, en el habla y en lo físico, con su padre.
Pero el reciente ataque a uno de los locales comerciales del empresario y diputado nacional Eduardo Costa, radical que aspira a gobernar la provincia y el exabrupto lanzado por su esposa, la dirigente del ARI, Mariana Zuvic, acusando a Máximo Kirchner del incendio del local Hipertehuelche algo que el mismo Costa después desestimó puso en alerta a la agrupación política que lidera Máximo Kirchner.
"Es algo muy grave, cómo esta dirigente dice tremenda barbaridad, es una locura total y forma parte de la campaña en contra que le están armando con ayuda de algunos medios y periodistas a Máximo, de presentarlo ahora a él como el malo de la película. Mejor que su marido responda por las acusaciones en su contra", sostienen cerca de Máximo Kirchner.
Las acusaciones a las que se refiere el dirigente vienen de la mano de una denuncia que en pleno recinto de la Cámara de Diputados de la Nación, en momentos de tratarse la Ley de Hidrocarburos, lanzó el diputado santacruceño Mauricio Gomez Bull quien le recordó al diputado Costa que él y su familia tendrían participación accionaria en Petrobras, dato que Costa no refutó, siendo que es Vicepresidente de la Comisión de Energía de la Cámara Baja. El mismo diputado en posteriores declaraciones dijo sobre Costa: "Entra en contradicción permanente, sostiene que vivimos en un país derruido pero con la venta de materiales y automóviles, de la mano del consumo de la gente, multiplicó su fortuna desde el 2003 a la fecha".
Otro dato que lo tiene en la mira de la AFIP, y según dirigentes del PJ santacruceño tienen nervioso a Costa y su esposa, es la reciente denuncia del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien sostuvo que el Grupo Costa emitió facturas truchas, siendo esto admitido por el propio grupo.
"Que Costa responda por esto, pero que no busque manchar a Máximo relacionándolo a un hecho delictivo buscándolo convertir en un ser despreciable. No han presentado ni media prueba, no han hecho ni una denuncia, pero si las hacen en sus medios amigos te manchan, te enlodan y después esconden la mano" dicen los dirigentes de La Cámpora.
En el run run del pago chico, no se descarta que el incendio al local comercial de Costa esté relacionado a una discusión que viene manteniendo con dos gremialistas poderosos que se disputan a los empleados de su local comercial, para sus gremios.
Lo que está claro es que ni Máximo Kirchner ni sus compañeros de La Cámpora se quedarán de brazos cruzados, en el camino de construcción política que han comenzado a recorrer, que saben que no es fácil, pero que en una actitud diferente al pasado, ahora los muestra dando todos los debates políticos de cara al futuro, algo que incrementarán en el 2015, incluido Máximo Kirchner, básicamente en su provincia.
Por Pablo Mendelevich.
Ahora sí, falta poco menos de un año para las elecciones, que son el 25 de octubre de 2015. En realidad parece improbable que ese domingo se defina quién presidirá el país hasta 2019, pero de las tres elecciones nacionales que seguramente tendremos el año próximo (primarias, generales y ballotage, todo concentrado en un electrizante período de 107 días), la segunda será la principal, entre otras cosas porque sólo ese día se renueva el Congreso y en simultáneo se eligen gobernadores e intendentes en más de la mitad de las provincias.
Ya se sabe que el sistema electoral argentino es como esos grandes edificios siempre en obra que nunca se terminan. Desde la década del veinte ni una sola presidencial, parece increíble, se hizo con las mismas reglas y condiciones de la anterior. En 2015, claro, también se innova. Habrá importantes novedades. Primero, porque las PASO prometen probar de una vez la competencia intrapartidaria a nivel presidencial (las PASO inauguradas en 2011 se desvirtuaron cuando todos los candidatos presidenciales quedaron definidos previamente a dedo). Y segundo, si se estrena, como hoy todo indica, el ballotage. Que fue instituido para presidente hace ya 20 años pero por razones diversas jamás se usó.
De modo que con excepción del experimento de 2011, en un país habituado a elegir presidente en un solo acto nos aprestamos a elegirlo en tres, vaya si eso no añade incertidumbre. Los académicos que acostumbran a desmenuzar series históricas son los que más se quejan del pasado escarpado, porque no encuentran series regulares que faciliten comparaciones, ayuden a descubrir patrones y permitan prever comportamientos. Encima no son apropiadas como antecedentes de 2015 las presidenciales de 1995, 2007 y 2011, porque hubo en esos casos una continuidad más o menos previsible, algo que ahora es constitucionalmente imposible respecto de la figura presidencial e improbable para su facción política (si partimos del presupuesto de que Scioli no es un kirchnerista en sentido estricto).
A un año días más, días menos, como se sabe, tres precandidatos encabezan las preferencias del electorado: Scioli, Massa y Macri. Un segundo pelotón, que pertenece a fuerzas políticas de baja cohesión, como UNEN, se reparte las simpatías de los encuestados con suerte más módica. En todo caso, la pregunta que cabe es si este panorama será estable, si llegará así a los 107 días cruciales de 2015.
A ciencia cierta hoy nadie sabe quién será el próximo presidente. En eso la situación es similar a lo que sucedía un año antes de las elecciones de 1983, 1989, 1999 y 2003. Si bien la de 1983 también merecería ser dejada de lado por la singularidad de haber marcado no un cambio de gobierno sino de régimen, vale la pena recordar que pese al ascenso vertiginoso que había tenido Raúl Alfonsín tras la muerte de Balbín (1981) existía en 1982 cierto consenso respecto de que el ganador sería peronista. Tres datos correctos ayudaron a diseminar ese pronóstico equivocado: el peronismo estaba invicto desde su origen, el radicalismo llevaba muchas décadas sin ganar una elección presidencial libre y, si bien la epidemia de afiliaciones partidarias era general, el vigor del PJ superaba ampliamente al de la UCR. Alfonsín lanzó su candidatura 10 meses antes de la elección. Luder recién fue proclamado en el congreso partidario del 6 de septiembre de 1983 (donde también resultó encumbrada Isabel Perón como presidenta del PJ).
En 1988 el PJ realizó la única interna por la candidatura presidencial de toda su historia. Y el radicalismo hizo la suya. Pero a diferencia de lo que ocurrirá en 2015, ambas internas fueron sólo para afiliados. El 8 de julio de 1988, 10 meses antes de los comicios generales, la fórmula Menem-Duhalde causó enorme impacto al derrotar a Cafiero-De la Sota (54 a 46%). Seis días antes se había impuesto Eduardo Angeloz sobre un anecdótico Luis León. Pero los 180 días previos a las elecciones incluyeron un ataque armado de la ultraizquierda (La Tablada), un levantamiento militar (Villa Martelli), cortes de luz, una corrida cambiaria, y en la desembocadura, hiperinflación y saqueos. En mayo de 1988, un año antes de las presidenciales, el panorama había sido más bien calmo. Los triunfos de Menem en 1989 y de De la Rua diez años después, eso sí, tuvieron algo en común: sus fuerzas políticas habían ganado las legislativas previas interrumpiendo la buena estrella de los oficialismos. Es lo que sucedió en 2013 con Massa, si bien De Narváez ya había derrotado al kirchnerismo en 2009.
Por último, un apunte sobre 2003. Los kirchneristas que hoy sortean la incomodidad que les produce su problema sucesorio con el argumento de que es temprano para hablar de candidaturas quizás no recuerden qué hizo el gobernador Néstor Kirchner el 15 de diciembre de 2000, cuando De la Rua apenas terminaba su primer año: lanzaba su candidatura para sucederlo. Fue en un salón del hotel Panamericano ante 400 personas, entre ellas Hugo Moyano y, desde luego, Cristina Kirchner, entonces diputada.
Por Joaquín Morales Solá.
Una reciente designación del presidente Barack Obama podría profundizar aún más la grieta que ya existe en la relación entre Washington y Buenos Aires. Nombró procuradora general a la fiscal Loretta Lynch, una mujer con amplia trayectoria en la persecución de delitos como el crimen organizado o la violencia racial. También trabajó en el esclarecimiento del intento de atentado al aeropuerto John F. Kennedy. Cuatro personas fueron condenadas por ese hecho y la conclusión de la justicia fue que la célula terrorista tenía vínculos con Al-Qaeda y con el gobierno de Irán. El intento de atentado, que buscó la explosión de las reservas de gasolina de la estación aérea, fue en 2007 y la última condena se dictó en 2010.
Un aspecto menos público de Loretta Lynch se desconoce. Fue clave para la investigación que llevó adelante el fiscal argentino Alberto Nisman sobre el atentado a la AMIA. Lynch nunca dudó, como tampoco Nisman, de la decisiva participación de Irán en el criminal atentado a la mutual de la comunidad judía argentina. El trabajo conjunto terminó por crear una relación personal entre los dos fiscales. Lynch no sólo tiene una buena relación con Nisman, sino también con los ayudantes de éste. Uno de esos ayudantes le dijo una vez a Lynch que la fiscalía argentina podría demostrar que Irán es un Estado terrorista. La respuesta fue tajante: "No necesitan demostrarme nada. Yo sé que es un Estado terrorista".
La ayuda de Lynch consistió sobre todo en permitir que las conclusiones de Nisman fueran perfectamente probadas y que no se respaldaran sólo en versiones que podrían tener como origen los servicios de inteligencia. "La participación de ella fue crucial para elaborar el informe final sobre el atentado contra la AMIA", aseguró Nisman, consultado sobre la designación de Lynch. El cargo que ocupará ahora Lynch en Washington, si su designación fuera aprobada por el Senado, es el de virtual ministro de Justicia. Será, en efecto, la jefa del Departamento de Justicia, aunque es el único miembro del gabinete del presidente norteamericano que no tiene el título de "secretario". El título oficial es el de procurador general de los Estados Unidos.
Así las cosas, le será difícil a Cristina Kirchner explicar en Washington por qué firmó un acuerdo con el gobierno iraní para "establecer la verdad" sobre el atentado contra la AMIA , que dejó 85 muertos y 300 heridos. Sucedió hace 20 años, en julio de 1994, y ningún responsable (ni los autores intelectuales, ni los autores materiales, ni los cómplices locales) fue condenado nunca. En rigor, la justicia argentina ya había establecido una verdad: fue el gobierno de Irán el que ordenó y financió el atentado contra la mutual argentina. Esa verdad fue compartida por el gobierno de los Kirchner durante muchos años, hasta que en enero de 2013 la Presidenta dio un giro dramático a sus posiciones y firmó un acuerdo con Irán.
Casi dos años después, puede decirse que Irán congeló ese acuerdo y que la presidenta argentina se niega a denunciarlo sólo para no admitir que cometió un error. El acuerdo con Irán significó en los hechos un distanciamiento con Washington y con los principales países europeos, preocupados todos por conseguir que Teherán no avance en la construcción de armas nucleares. Cristina Kirchner se ha exhibido como pionera del diálogo con Irán luego de que Washington inició negociaciones con el gobierno de Teherán. Es una verdad a medias. En primer lugar, Washington está defendiendo sus propios intereses, no los de la Argentina. En segundo lugar, los Estados Unidos no tienen que hacer justicia con decenas de muertos y mutilados en su propio territorio soberano, como sí es el caso argentino.
La designación de Loretta Lynch se enmarca en un contexto en el que es muy probable que no haya embajador de Obama en Buenos Aires durante el resto del mandato de Cristina Kirchner. Obama ya tenía serios obstáculos para conseguir el acuerdo del Senado para su candidato a embajador, el empresario Noah Mamet, porque hasta los partidarios del presidente norteamericano lo consideraban demasiado conciliador con el gobierno argentino. Eso sucedía cuando Obama controlaba la mayoría del Senado; ahora acaba de perder esa mayoría.
La nueva relación de fuerzas en Washington se grava, además, por las decisiones del gobierno argentino. Cristina Kirchner dijo en su momento que "si le pasaba algo", sus seguidores debían "mirar al Norte". Se entendió como una clara alusión a los Estados Unidos; nadie desmintió nunca que hubiera querido decir otra cosa. Luego, le envió una carta directa a Obama retándolo de mala manera porque había nombrado a Nancy Soderberg como presidenta de un consejo asesor del Congreso. Ese consejo asesora al Parlamento norteamericano sobre el acceso público a la información del gobierno en cuestiones de seguridad nacional.
Soderberg, que trabaja parcialmente en ese consejo, integra la nómina de directivos de fondos de inversión, entre ellos la de los buitres que acosan al gobierno de Cristina Kirchner. Una posterior declaración de la administración de Obama precisó que designó a Soderberg en ese cargo asesor en enero de 2012. Alguien le había presentado a la Presidenta como hecho nuevo una decisión vieja.
DIPLOMACIA DEVALUADA
Fuentes diplomáticas argentinas señalaron que el Gobierno estudia el retiro de la embajadora en Washington, Cecilia Nahón, para dejar la relación en el nivel de encargados de negocios. En efecto, el encargado de negocios de la embajada norteamericana, Kevin Sullivan, es quien se encuentra a cargo de la representación diplomática desde que se fue la anterior embajadora de Washington, Vilma Martínez. La diferencia consiste en que Obama no puede nombrar a su candidato, mientras que la decisión de Cristina Kirchner sería fundamentalmente política.
Esa espectacular decisión podría tomarse en las vísperas de una negociación con los fondos buitre para llegar a un acuerdo sobre el pago de la deuda según la sentencia del juez Thomas Griesa. Un diplomático largamente vinculado al kirchnerismo señaló que esta corriente política no podrá llevarse nunca bien con Washington si no lo pudo hacer durante la gestión de Obama. "A Obama se le reprocha no haber hecho nada en América latina, mientras a sus antecesores les recriminaban su intervencionismo en la región", señaló. Se trataría de un caso extraño si un gobierno decidiera romper con la política para acordar con los muy duros fondos financieros especulativos. La necesidad de una bandera para su militancia es lo único que explica lo inexplicable..