Con fundadas razones, grandes sectores de las comunidades vinculadas a yacimientos mineros han mostrado históricamente su rechazo a las megaexplotaciones por la contaminación del ambiente y los consecuentes perjuicios a la salud de la población. Pero en los últimos años, las quejas fueron aminorando por diversos motivos. Por una parte, esas comunidades percibieron un impacto favorable en su desarrollo socioeconómico en razón de los mayores ingresos que tuvieron por la actividad minera y por otra, porque las mismas empresas se encargaron de informar no sólo a los gobernantes, sino a la población los procedimientos que aplican para reducir el impacto ambiental.
Obviamente, no es posible caer en la simplicidad de aceptar esos motivos como indiscutibles, porque subsisten cuestionamientos por la mínima proporción de ganancias que quedan para los dueños de los yacimientos -los habitantes de la provincia y particularmente de los departamentos donde están ubicados- en relación con la que obtienen los que los explotan y porque en la ponderada reducción del impacto ambiental, muchas dudas no quedaron plenamente disipadas. El escepticismo se debe, por un lado, a la forma como se administran los recursos provenientes de la explotación minera en las distintas jurisdicciones, porque los beneficios no siempre llegan a las comunidades; por otro, al interrogante acerca de quiénes se harán cargo del control del impacto ambiental cuando termine la vida útil de los yacimientos si las empresas se retiran, porque ya no hay más que extraer de las entrañas de la tierra.
La creación de la empresa Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado (Camyen), a partir de una ley que salió por unanimidad en ambas cámaras, fue un gran paso adelante en este tema. El Estado provincial se convirtió en un actor principalísimo de los negocios mineros, asumiendo un rol de mayor compromiso en esta actividad productiva y económica.
En el Día de la Minería, anhelamos que verdaderamente estemos transitando un tiempo distinto, para beneficio de nuestras comunidades, especialmente las más postergadas.