RICARDO ALONSO*
Lars Can Philos Sundt (1839-1933), fue un geólogo noruego que se radicó en Chile en el siglo XIX y se convirtió en uno de los grandes científicos de ese país. Realizó estudios pioneros sobre la geología y minería de Chile, Bolivia y Argentina. Sus trabajos en la Puna Argentina son poco conocidos y es el motivo de abordar aquí facetas sobre su vida y obra.
Lorenzo Sundt, tal como castellanizó su nombre en Chile, nació en Farsund (Noruega) el 28 de febrero de 1839. Fueron sus padres Ole Johann Sundt y Anne Sophie Heyerdahl. Realizó sus estudios en la Real Universidad Federicana, fundada en 1811 por el rey Federico VI de Dinamarca, hoy Universidad de Oslo.
Se graduó de Ingeniero de Minas con orientación en Geología en 1869. Su primer trabajo profesional fue en las famosas y ricas minas de plata de Kongsberg (Noruega), las que estuvieron activas desde 1624 a 1958, las que fueron reconvertidas en un importante centro turístico que recibe unos 40.000 visitantes al año. Sundt trabajó por dos años en esas minas subterráneas que alcanzaron los 1.000 m de profundidad.
En 1871 recibió una petición del Cónsul General de Dinamarca en Valparaíso para que viniera a Chile y se hiciera cargo de administrar sus minas de plata y cobre en Chañaral. Durante tres años trabajó en Chañaral y luego lo hizo en otras minas y empresas chilenas, entre ellas "La Fortunata” y “Chañaral de Las Ánimas".
Se sabe que a comienzos de 1876 estaba a cargo de “La Fortunata” por una serie de cartas personales sobre temas geológico mineros que remitió al sabio polaco Ignacio Domeyko, con quien trabó una buena amistad.
Domeyko destaca el envío de valiosos fósiles del norte chileno así como grandes cristales de apatita recogidos por Sundt en sus investigaciones en el desierto. En 1877 fue contratado como subgerente de la mina Corocoro en Bolivia, entonces propiedad de una empresa chilena. Las minas de Corocoro fueron la principal reserva de cobre de Bolivia y se explotaron desde tiempos coloniales. Una de las curiosidades de esas minas es la abundante presencia de cobre nativo.
Al estallar la Guerra del Pacífico en 1879 asume la gerencia en reemplazo del chileno Justiniano Sotomayor. El 10 de junio de 1880 a la edad de 41 años contrajo matrimonio con la santiaguina Dolores Tapia Castellanos y tuvieron seis hijos: Ole Johan Roberto, Alfredo Frederico, Olga Sofia Alejandrina, Carlos Alberto y Raquel Martina Dolores.
Uno de ellos, Alfredo F. Sundt Tapia, llegaría a ocupar el cargo de su padre como director de la Sociedad Nacional de Minería de Chile. En 1883 Bolivia tomó el control de las minas de Corocoro y Sundt se vio obligado a regresar a Chile. Trajo con él a un minero de Kongsberg y su familia.
Con el tiempo devendría en un gran pionero de la migración de otros ingenieros noruegos. Desde 1877 a 1883, mientras trabajaba en la minería de Bolivia realizó exploraciones geológicas por el Altiplano boliviano. Es entonces cuando descubre el rico yacimiento de mamíferos fósiles pleistocenos de Ulloma, cerca del río Desaguadero, en la región del Lago Titicaca. Realiza una importante colección de esos huesos fósiles y los envía de regalo al Museo Nacional de Historia Natural de Chile donde los estudia el célebre naturalista alemán Rodulfo A. Phillipi (1808-1904) quien publica una monografía en 1892.
Phillipi determina la presencia de caballos fósiles, megaterios, mastodontes y con dudas milodontes o selidoterios. También descubre en Oruro un nuevo mineral, una sulfosal de antimonio, plomo y plata que es estudiada por W.C. Brögger en 1893 y bautizada en su honor como sundtita.
Luego se comprobó que correspondía a un mineral similar (andorita) y lamentablemente fue invalidado. Durante su estancia en Bolivia realizó además numerosas publicaciones sobre la historia de los lagos del Altiplano, el levantamiento de los Andes, las fluctuaciones del clima, entre otros, que le permiten ser distinguido como Miembro Honorario de la Sociedad Geográfica de La Paz.
Una de sus publicaciones sobre la geología glacial de Bolivia lo llevó a entablar una agria disputa con el arqueólogo austríaco-boliviano, Dr. Arturo Posnansky (1873-1946). Un duelo de titanes, una polémica clásica, como aquellas que sostenía calurosamente Florentino Ameghino. En 1883, terminada la Guerra del Pacífico, el gobierno de Chile organiza una “Comisión Exploradora del Desierto de Atacama” para estudiar los territorios anexados a Perú y Bolivia, entre ellos la actual Puna Argentina.
Sundt regresa de Bolivia y se incorpora como geólogo de la comisión que estaba presidida por el Ing. Francisco J. San Román (1838-1902). Sundt recorre el norte de Chile y el sur de la actual Puna Argentina y en 1909 publica su trabajo “Estudios jeolójicos y topográficos del Desierto y Puna de Atacama” (Sociedad Nacional de Minería, Vol. I, 212 p. + 12 perfiles desplegables). La muerte de San Román lo llevó a publicar un segundo tomo de 406 páginas, con la transcripción de las libretas de campaña de su jefe.
En ambos trabajos se encuentran valiosas observaciones geográficas, topográficas, toponímicas, geológicas y demás aspectos de la flora, fauna, clima, aguas, vegas y poblados de la región. Muchas de ellas son las primeras observaciones realizadas por viajeros con formación científica. Sundt realiza toda la expedición a lomo de animales, y a pie, en campañas de varios meses de duración.
Ingresa por el paso de Los Patos y baja a Tres Quebradas. Luego continúa hacia San Francisco y describe en el recorrido los volcanes y formaciones geológicas que cruza. Visita la mina La Hoyada y sigue rumbo a El Peñón. Le llama la atención que se cultive trigo, choclos, papas, habas y alfalfa.
Desde allí se dirige por Carachipampa a Antofagasta de la Sierra donde instala campamento. Describe las rocas metamórficas basales, las capas rojas que se superponen y luego las lavas que tapan todo.
Hace excursiones al este, norte y oeste. Describe aguas termales, la laguna Diamante y el volcán de la Alumbrera. Hace excursiones hasta los cráteres de los volcanes y menciona la explotación de alumbre. También la explotación de sal que hacen “los arjentinos” en la salina de Incahuasi.
Se cruza con un caravanero de Molinos (Salta) que lleva para la venta frutas (tunas, duraznos, uvas), azúcar y coca. Fracasa al intentar visitar unas minas de galena, probablemente las del salar del Plomo.
Se queja de la mala información y el desconocimiento de su baqueano el que compró aguardiente a escondidas al hombre de Molinos y quedó completamente borracho e inservible al día siguiente. Luego comienza el retorno por la sierra de Calalaste, vega de Juncal y cruza el salar de Antofalla en dirección a Botijuelas. Botijuelas es un antiguo campo de géiseres y manantiales termales, la mayoría apagados.
Al respecto informa que el cono principal está seco y vacío, alcanza unos 10 m de altura, está formado por capas superpuestas de cal. Dice que: “La parte superior es tan parada que cuesta llegar arriba. En la cumbre baja un canal cilíndrico, casi vertical…tiene 2 a 3 m de diámetro y está vacío; no alcancé a divisar el fondo. La boca ocupa toda la cumbre y deja apenas lugar para estar parado”.
Luego comenta que a unos 100 m de allí hay otro pozo con agua termal de 25 a 30°C, y señala que: “El vaqueano me contó que algunas leguas más al sur salta un chorro de agua salada hasta la altura de un par de metros”. Luego hace una mención a las minas de plata del volcán Antofalla, que no pudo visitar. Dice sí que en la vega de Antofallita hubo un establecimiento para beneficiar los metales de plata con trapiches movidos por ruedas hidráulicas.
Menciona al volcán El Peinado al que describe como uno de los más bellos e imponentes de la Puna y que efectivamente parece estar peinado por los finos surcos en sus faldas. Luego de tres meses de exploración en el sur de la Puna cruzó finalmente a Chile con un bagaje de muestras, apuntes y observaciones altimétricas y meteorológicas.
En 1885 vuelve a Bolivia para hacerse otra vez cargo de la gerencia de las minas de Corocoro y permanece hasta 1891 en que regresa definitivamente a Chile.
Ocupó entonces la presidencia de la Sociedad Nacional de Minería. Publicó decenas de trabajos y dejó muchos inéditos, entre ellos estudios sobre los nitratos de Tarapacá y el petróleo de Mendoza. Falleció en Santiago de Chile el 18 de enero de 1933, próximo a cumplir los 94 años de edad.
*Doctor en Ciencias Geológicas