DANIEL BOSQUE
Dante Panzeri, un famoso periodista deportivo del siglo XX, decía que "el futbol es la dinámica de lo impensado". Qué queda entonces para Chubut, cuyo estado tribal se ha transformado en un hormiguero pateado después del sofocón y papelón de la agresión a Alberto en Lago Puelo.
En medio de las acusaciones cruzadas, en, desde, hacia y entre Nación y la provincia, buscando culpables y prometiendo justicias, el episodio rocambolesco le ha caído como peludo de regalo a la minería, que esperaba debatir su Ley de Zonificación para la Meseta Central.
En un lunes álgido, en el cual abundaron gritos, susurros y operaciones de prensa desde los despachos políticos, había una coincidencia en todos los ámbitos: lo último que hace falta hoy en Rawson es intentar bajar al recinto de la Legislatura el proyecto de ley sobre la cuestión minera.
No sólo porque el tejido peronista ha quedado seriamente crispado, sino también porque es hora de un nuevo sopeso de la furibunda de la anti minería. La cual, como se vio, es minoritaria pero transversal y audaz. Al punto que no tuvo remilgos en atacar la figura presidencial, obviamente después de verificar que la visita había sido organizada con la típica chapucería que suele lucir la Argentina de estos tiempos.
La minería, en tanto, debió salir al cruce de una campaña de desprestigio inédita e ingeniosa, que, como advirtió Mining Press este domingo, exculpaba al activismo mapuche de sus actos y proclamas, y pretendía imputarle la autoria de los criminales incendios en la Comarca Andina.
Una reacción sectorial que se deberá profundizar: esa versión fraudulenta de los hechos ya ha recorrido el mundo y cautivado almas desprevenidas, lo cual influye en lecturas y fidelidades de las dirigencias polítcas.
"Desensillar hasta que aclare" solía decir Juan Domingo Perón. Éste parece ser el único acuerdo relevante en la política de Chubut en estas horas difíciles. Duras, sobre todo para Mariano Arcioni que había enhebrado una convivencia con la Casa Rosada, que tenía la promesa de la minería como eje.
Al fin y al cabo, a las dos administraciones les interesa por igual habilitar la actividad minera metalífera y moderna en la Meseta de Chubut, por la posibilidad cierta y concreta de cuantiosas inversiones. Las buenas noticias suelen ser escasas y para Alberto el reciente anuncio de la mina de cobre Josemaría, sin ir más lejos, fue un soplo refrescante en los días difíciles en que estalló el Vacunagate.
Pero una cosa es San Juan, donde hay consenso general acerca de los beneficios económicos y sociales de la industria minera (la provincia los viene palpando desde hace casi dos décadas) y otra es Chubut donde desde las mismas fechas a hoy el palo atasca la rueda de la historia.
Con la puesta en freezer del proyecto de Ley de Desarrollo Productivo (128/20), que ya tenía dictamen en la Comisión de Recursos Naturales de la casa de las leyes chubutenses, y estaba en tiempos de filigranas en pos de los votos necesarios, se abre ahora una etapa de diálogos.
Un trance que excede largamente a la cuestión minera, porque de lo que se trata es de cómo seguir después de las pedradas y los agravios que devinieron de la desafortunada e insólita visita presidencial a los bosques incendiados.